Después que Washington y la OTAN fueran derrotados en Afganistán, detenidos y al borde de la derrota en Ucrania. Washington aprovechó estratégicamente la epopeya de Hamás y el temor del mundo árabe, para revivir, junto a los sionistas, los viejos y derrotados delirios coloniales de ocupación y despojo de los pueblos.
En la guerra contra Palestina, Washington e Israel llevan mezclados, su disfrute criminal de exterminio de seres humanos diferentes a ellos (racismo), con la realización de objetivos políticos y económicos colonizadores.
Aun viendo a miles de palestinos aniquilados, decenas de miles heridos, miles de niños y mujeres asesinados; Biden y Netanyahu deciden no parar el bombardeo y la ocupación militar. Para Biden la destrucción de las urbes es inevitable en una guerra. Netanyahu sostiene que el fuego no se detiene hasta el control total de Gaza y derrota de Hamás.
Estas violaciones, que compiten avanzadamente con las barbaridades del fascismo, se reaniman estimulados por un mundo que se encuentra política e ideológicamente castrado y desviado a priorizar mediocridades sociales, y ante organismo mundiales inútiles como la ONU, el Consejo de Seguridad, el Tribunal Internacional de Justicia, la OMS, etc. Que están inhabilitados para sancionar y detener los crímenes de guerra de Washington e Israel, que se están cometiendo diariamente contra palestina.
Por su parte, la urgencia de Washington por derrotar a Hamás, tiene que ver con problemas de aceptación electoral de Biden. Pues, la ciudadanía y la mayoría de congresista republicanos y algunos de su propio equipo de trabajo, consideran erróneo, el manejo que el inquilino de la Casa Blanca, como se dice en los medios, está haciendo de la política internacional; tanto en el terreno militar y financiero como en las relaciones diplomáticas con sus aliados y fundamentalmente con China.
De esta manera, provocar la derrota a Hamás y neutralizar al mundo árabe, le devolvería con creces, a Biden, la aceptación ciudadana.
Y algo más, Washington e Israel están llevando a cabo el objetivo político económico de robar el gas, el petróleo y el terreno de toda Palestina, sobre la base de aniquilar a los antiguos moradores. Para convertirse ellos, en los únicos propietarios del gas, el petróleo y el terreno palestinos y acabar siendo en la región, los señeros administradores de la puerta y la ruta al Mediterráneo.
Tienen el proyecto desde hace 50 años, de abrir un canal que conecte al mar rojo con el Mediterráneo, a fuerza de bombas atómicas, y pasa precisamente por el Norte de Gaza. Israel se ha apropiado de los pozos petroleros palestinos que están en el mar de la franja de Gaza e imponiendo sanciones a Hamás, ha estado robando la venta y el dinero de las exportaciones del crudo.
Y para confirmar la negación de los derechos palestinos a explotar sus propios recursos naturales, recientemente, Israel ha firmado contratos con compañías inglesas y francesa para explotación de gas y petróleo en la Franja de Gaza,
Como podemos ver, aun con la reanimación estimulada por la imposibilidad mundial y particularmente del mundo árabe, de detener la agresión y el genocidio a Palestina. Washington e Israel, hacen negocios en medio de la guerra, permitiendo que las políticas de dominación colonial no se salgan del círculo vicioso tradicional: mentiras, bombas, genocidio, ocupación, garrote, y saqueo de recursos naturales.
Pero, las cosas no son tan simples, como suponen los colonialistas. El problema se complica, porque los viejos delirios de dominación impune, y la negación constante de los derechos a los palestinos, ya enfrentan una nueva realidad mundial y local.
Si Washington y los sionistas, a troche y moche están llevando a cabo el objetivo de colonización; Hamás, la resistencia islámica del Libano, Irak, Siria, Iraní y el ejército de Yemen, ya están definiendo en el terreno de las acciones militares, el rumbo que va a tomar, tanto la colonización como la resistencia heroica por la patria Palestina. Y a nivel mundial, las manifestaciones de solidaridad, exigiendo el alto al fuego y la protección de los niños y mujeres palestinos no cesan. Y allí cerca, en Yibuti, el pequeño país africano donde los chinos tienen una base militar, representa una amenaza a los planes hegemónicos de Washington e Israel.
Esto, no es bueno para los sionistas, ni para la reelección de Biden.