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Los Estados Unidos se valen de la debilidad de los organismos internacionales y de la fragilidad del derecho internacional para tratar de imponer su hegemonía sometiendo a los pueblos y apoderándose de los bienes y riquezas, para apuntalar su resquebrajado sistema económico-social.
Donde queda fehacientemente demostrado la complicidad de los Estados Unidos con Israel y los múltiples crimines cometidos por ese país contra Palestina es en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Nociones Unidas.
Utilizando el derecho a veto aprobado en esa organización, finalizada la Segunda Guerra Mundial, para los miembros del Consejo de Seguridad, los Estados Unidos, abusa de ese derecho e impide sistemáticamente que haya un alto al fuego en la Franja de Gaza y continúe el genocidio que las tropas de Israel cometen a diario en esa zona.
No le importa al gobierno norteamericano, los millares de muertos que provoca el bombardeo sistemático sobre una población indefensa, que indiscriminadamente acaba con la vida de niños, ancianos, mujeres y se extiende a la destrucción de hospitales, universidades, centros religiosos, refugios y sobre cualquier infraestructura existente en la mira de sus letales armas.
En esta política de complicidad los Estados Unidos, no sólo se valen del derecho a veto, sino, a la debilidad de las organizaciones internacionales, que ellos mismos han provocado paras poder actuar sin que nadie les ponga freno a tales barbaridades.
El mundo está hoy a la deriva, el Derecho internacional hecho trizas por la actitud arrogante de los Estados Unidos y el combo que lo acompaña en su agresión contra los países que defienden su soberanía y autodeterminación.
Ningún pueblo que hoy se resista a mantener su independencia, de estos grandes poderes, está exento de ser agredido. Estos países no sólo pretenden mantener una hegemonía mundial, sino, continuar con el proceso de depredación histórica que han llevada a cabo para apoderase de los recursos energéticos que los mantienen como poderes mundiales y fundamentan su desarrollo, sobre el empobrecimiento de los demás.
En el caso de Palestina, sobre el que reflexionamos, hoy, convergen todos estos intereses imperiales. Está el interés por mantener el control geopolítico sobre la región, apuntalando a Israel, para ejercer a su vez presión sobre otros pises de la región; está el intento de apoderarse de los recursos que ya han detectado allí, para aprovisionarse sobre futuros conflictos provocaran contra China y Rusia y está presente también, la lección ejemplarizante que quiere dar contra cualquier país, que pretenda, desarrollarse, sin ser satélite de esos avasallantes poderes imperiales.
La mesa está servida y para actuar sin que nada les ponga freno cuentan con la debilidad de las organizaciones internacionales y con la fragilidad del Derecho Internacional que ellos mismos han fomentado para llevar a cabo sus tropelías prácticamente sin obstáculos.
No hay conflicto internacional en la actualidad, donde no estén presentes estos intereses imperiales, provocándolos, fomentándolos, para sobre la base del caos, pescar en rio revuelto.
En Asia, África, Sudamérica, en América Latina, Ud. ve las garras imperiales presentes, apoyando dictaduras militares, conspirando contra gobiernos constitucionales, creando gobiernos títeres para que le suministren las riquezas de esos pises (caso Oro venezolano, robado por Inglaterra) fomentando violencia y enfrentamientos, todo con el propósito de dividir, para ellos reinar.
Como ha dicho recientemente el presidente de siria, estos poderes imperiales, no dan, piden y sencillamente roban. Y eso está claro en la actualidad, Estados Unidos, Inglaterra y sus acólitos europeos han vuelto a la piratería que, los caracterizó en siglos pasados. Son los piratas y corsarios modernos que azotan a la humanidad hoy pretendiendo mantener su hegemonía sobre la base del poder militar, el soborno y la búsqueda de títeres regionales que le permitan desde lo interno en los países seleccionados, apoderase de sus riquezas y recursos naturales.
La agonía del modelo neoliberal que hoy a duras penas sustentan, pretenden resolverlo, como lo apreciamos, consolidando regímenes derechistas, que involucionan los derechos de los trabajadores y los derechos humanos y que colocan a la humanidad en franco retroceso.
Los crímenes, el genocidio que hoy comete Israel, contra el pueblo palestino, hay que endosárselos también a los Estados Unidos a Inglaterra y sus socios europeos que callan frente a la barbarie que allí se cometen. La historia los pondrá a futuro en el banquillo de los acusados.