Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
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*/Al atacar las riquezas naturales y la infraestructura civil de Rusia es un paso más hacia el abismo.*/
Las explosiones que destruyeron los gasoductos Nord Stream esta semana, pudieron haber sido causadas por una ruptura accidental. Hace meses los gasoductos submarinos han sido entorpecidos por retardos en el mantenimiento o paralizados debido a las sanciones económicas occidentales contra Rusia.
Debido a las inmensas presiones físicas que pesan sobre la infraestructura de una longitud de 1.222 kilómetros de largo yacente en el lecho marino del Mar Báltico es posible que un accidente haya estado a la espera para ocurrir, para lo cual, no obstante, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN podrían ser los culpables debido a su obstinado bloqueo del normal funcionamiento de las instalaciones del Nord Stream.
Sin embargo, habiendo dicho todo esto, una causa plausible sería un sabotaje deliberado. Si es ese el caso, se trataría entonces de un acto de terrorismo contra una infraestructura civil y un odioso daño a los intereses nacionales de Rusia. Se podría interpretar como un criminal acto de guerra.
Existe también un precedente de sabotaje a un gasoducto. Hace unos cuarenta años la CIA estuvo implicada en la voladura de un gasoducto de gas natural soviético hacia Europa desde Siberia que fue una operación titulada Farewell Dossier (Expediente de Despedida) como lo documentó el ex oficial de la fuerza aérea de Estados Unidos, Thomas Reed.
La ocurrencia de cuatro explosiones casi simultáneas que causaron graves daños a dos gasoductos separados, Nord Stream I y Nord Stream II, cosa absolutamente increíble, que fue meramente un accidente. Esto implica que tanto las fuerzas armadas de Estados Unidos como de la OTAN actuaron militarmente para destruir el vínculo gasífero de Rusia con el resto de Europa.
Primeramente, tenemos las declaraciones auto incriminatorias del presidente norteamericano, JoeBiden. En el mes de febrero pasado, Biden emitió una ominosa advertencia en el sentido que el Nord Stream "sería liquidado" si tropas rusas invadían Ucrania. Su críptica declaración, atropellando a los gobiernos europeos, sugiere que un plan de contingencia ya había sido autorizado para liquidar al Nord Stream. Además, pareciera, que la nefasta acción solo se llevó concretamente a cabo esta semana.
Segundo, el ex ministro de relaciones exteriores de Polonia, Radoslaw Sikorsky no perdió tiempo para saludar públicamente a Estados Unidos por haber saboteado la infraestructura rusa. Posteriormente, Sikorsky borró su declaración de gratitud en un estúpido intento por ocultar sus declaraciones. El halcón político polaco es actualmente miembro del Parlamento Europeo y está bien conectado con círculos de Washington y de la OTAN. Su desgraciada euforia en torno al presunto estado terrorista puede ser considerada como una admisión no intencional de culpa.
Existe también el problema incriminatorio de tiempo. El audaz incidente sirvió como una conveniente distracción de dos históricos referéndums realizados en cuatro ex territorios ucranianos: las dos auto declaradas repúblicas del Donbass, como también las regiones del Zaporozhye y Jerson. Millones de personas votaron esta semana abrumadoramente por unirse a la Federación de Rusia.
Los votos fueron emitidos en elecciones libres y honestas, según observadores internacionales a pesar del permanente fuego de artillería contra las regiones por parte del régimen de Kiev apoyado por la OTAN. Los medios periodísticos occidentales ignoraron esa realidad haciendo vergonzosas declaraciones en el sentido que los referéndums fueron realizados con las armas de las tropas rusas apuntándoles a la cabeza. La realidad es que el público estuvo votando bajo el fuego de las armas de la OTAN. Sin embargo, los resultados demuestran un apoyo casi unánime de esas regiones para que se conviertan de manera soberana en parte de Rusia de la misma manera en que Crimea votó el año 2014.
Los referéndums que constituyen un hito, demuelen completamente la propaganda occidental que denuncia la agresión no provocada de Rusia contra Ucrania. La votación también reivindica la decisión de parte del presidente ruso Vladimir Putin, de lanzar una operación militar especial el 24 de febrero pasado con el propósito de proteger a las poblaciones de habla rusa en Ucrania del terrorismo patrocinado por la OTAN y llevado a cabo por fuerzas de Kiev afiliadas al nazismo.
La sospecha es que Washington y sus socios de la OTAN anticiparon esta semana "una historia de malas noticias" provenientes de la histórica votación en la ex Ucrania a pesar de los intentos de Occidente de enlodar los referéndums. Las explosiones en contra de los gasoductos Nord Stream brindaron una oportuna distracción de la embarazosa votación en favor de Rusia.
Está también el problema de la capacidad. A comienzos de este verano, Estados Unidos y otras fuerzas de la OTAN estuvieron participando en ensayos sobre el uso de drones sumergibles en el Mar Báltico, específicamente cerca de la isla danesa de Bornholm. Fue en esta misma área que los ductos del Nord Stream fueron dañados por lo que parece ser cuatro explosiones en rápida sucesión según la data recopilada y registrada por el Centro de Sondeo Geológico sueco en Upsala.
El gobierno de Biden declaró que era "absurdo" insinuar que Estados Unidos estaba comprometido en un acto malintencionado. ¡Carcajada! Sería imposiblemente ingenuo creer en su palabra sobre el problema. Estados Unidos y sus agencias militares tienen una larga e innegable historia de semejantes prácticas malintencionadas.
En suma y de este modo, tenemos el adelanto por parte de Biden, la admisión de parte de los acólitos polacos, más los medios y los motivos en el sentido que todos apuntan a las explosiones como actos de sabotaje terrorista.
Aún más, tenemos que situar el evento dentro de una perspectiva geopolítica mayor que haga aún más convincente que se trató de un voluntarioso y criminal acto destructivo. Desde que se inició el gasoducto Nord Stream, hace más de una década, Estados Unidos y sus secuaces transatlánticos europeos han estado obsesionados tratando de impedir el comercio energético mutuamente beneficioso entre Rusia y el resto de Europa. Sucesivos gobiernos norteamericanos, ya sea republicano o demócrata, han tratado de desviar a Europa del suministro ruso de petróleo y gas natural. Se trata de un evidente caso de hacer trampa al supuesto "libre mercado capitalista" para que los hidrocarburos norteamericanos, más caros, puedan desplazar a los combustibles rusos, más baratos, más confiables y más limpios.
Para salirse con la suya en esta piratería de facto Estados Unidos ha hecho todo lo posible para incitar hostilidad hacia Rusia y retrotraer la geopolítica de la Guerra Fría. Bajo el disfraz de "defender" a Europa de la "agresión" rusa el verdadero objetivo es defender las exportaciones energéticas norteamericanas como también las enormes cantidades de armamentos. Al provocar una guerra en Ucrania en medio de una incesante expansión de la OTAN hacia las fronteras de Rusia, ha fomentado el deseado clima de hostilidad y las divisiones suma cero.
Con certeza el comercio energético ruso con Europa se ha derrumbado bajo las sanciones y las recriminaciones; las exportaciones norteamericanas de gas natural licuado se han elevado produciendo elevadísimas ganancias.
Las explosiones contra los oleoductos Nord Stream parecieran dirigidas para asegurar que el daño a las relaciones de Rusia con Europa sea irreparable.
Y si en verdad se confirma que se trata de un acto de terrorismo estatal, entonces será una línea roja que Rusia no podrá ignorar. Repetidas veces Moscú ha advertido a Estados Unidos y a la OTAN que renuncien a su agresión armando al régimen de Kiev. Putin ha señalado que las potencias occidentales están de manera incesante avanzando hacia una catastrófica guerra nuclear. Al atacar la riqueza natural de Rusia y su infraestructura civil es un paso más hacia el abismo.
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