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Ministro español de Transportes, Óscar Puente, dijo que Milei había ingerido "sustancias" durante su campaña electoral el año pasado.
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Hay un decir: "Más peligroso que un Mono con una hojilla". Imagínense como será, un drogadicto con una Moto Sierra en las manos.
Nadie se había atrevido a decirlo, aunque despertaba sospechas. Su facha casi lo delataba. Las arremetidas coléricas contra todo. para luego arrepentirse, las cabreadas como dicen los españoles, lo ponían al descubierto."
Y fue precisamente un ciudadano español, quien afirma: "El ministro Óscar Puente ataca al presidente Milei insinuando que se droga", que saca a relucir conclusiones sobre la personalidad intemperante y desordenada, del susodicho.
Por ejemplo, en forma desencajada y con los ojos casi desorbitados, acusa al Papa, Francisco, de ser representante del Diablo en la Tierra. En sus propias palabras: "es el representante del maligno en la Tierra". El año pasado, Milei dijo que el papa siempre está "parado del lado del mal". Esto lo dijo como candidato, pero al asumir la presidencia, estaba desesperado por hablar con el pontífice, cosa que hizo, luego de jalar bastante mecate. Ese ir y venir en forma desordenada esos cambios de conducta repentinos, no es un síntoma de una persona medianamente normal.
Ha dicho públicamente, porque así lo ha recogido los medios nacionales y las Redes sociales: "Hay que cambiarlo todo y de golpe" y al otro día, frene a fracaso de imponer a su manera, su Ley Ómnibus, al pueblo argentino, acude desesperado al Congreso, acepta las modificaciones, esconde la "Moto Sierra", símbolo de su campaña electoral y decide aceptar que le hagan modificaciones sustanciales a la ley propuesta por él.
Podríamos continuar enumerando los dislates de este presidente, que son señales de lo que se le acusa, consumo de drogas, pero veamos algunas que son evidentes en su actuación diaria: dimes y diretes, acusaciones y disculpas casi simultáneas, idas y venidas, visiones y apariciones, arranques y retrocesos, afirmaciones y negaciones, gestos y ademanes desproporcionados, mirada extraviada, momentos pasivos y cabreadas repentinas, pesadillas y gritos estridentes, espasmos y muecas en su rostro, agresividad y respuestas violentas, conversaciones e invocaciones con el "alma" de sus perros muertos.
Por Dios, dijera Sigmund Freud o cualquier psiquiatra o psicólogo docto, que lo coloque en el Diván: estos no son, sino, síntomas de alucinación por algún Psicotrópico. Las preguntas que quedan en pie: ¿Qué fuma o que se inyecta Milei? ¿A cuál droga está acudiendo? ¿Una o varias a la vez? ¿Corre riesgo el pueblo argentino? ¿Cómo será impactada la sociedad argentina? ¿Qué tal?