El pasado día jueves (23 de mayo) Trump se dio un baño de negros y latinos en el parque Crotona del Bronx, Nueva York. Multitud de eufóricos negros y latinos le suplicaban que terminara de levantar el muro para así impedir la entrada de inmigrantes. Uno cada vez entiende menos este mundo, con el triunfo de Milei en Argentina y con un Noboa quien se regodea diciendo que en este momento tiene un 80 por ciento de aceptación popular.

Es decir, no me hago ilusiones con nada, y estoy por ni creer en los Evangelios. No nos podemos confiar en nada, siendo tan veleidosa y estúpida la gente. Trump se dio un gustazo viendo ese mar de negros y latinos que le aplaudían histéricos de emoción, batiendo pancartas con los colores de los republicanos y coreando la consigna "Make America Great Again".

En Estados Unidos no se le aplica el Law Fair a ningún político, esa vaina no existe allá. Lo que sí se da con mucha difusión son los supuestos procesos penales a Trump, poniéndolo por las nubes las encuestas frente al anciano Biden. Ahora Trump va y se le mete en la propia guarida de los Demócratas, en uno de sus Condados más adversos para su reelección, en la ciudad más pobre y mestiza. Un lugar donde viven un millón trescientos mil hispanos y casi un millón de negros.

Y Trump, en esa cueva de pobres le latió a Biden. Esa multitud de negros y latinos, congregados alrededor de Trump, eran dirigidos por el republicano George Santos, quien había sido expulsado del Congreso por mentir. Se le veía risueño, repartiendo besos y abrazos, a la vez que haciéndose selfies, con una percha marrón. Parte de la misma turba que irrumpió, en el asalto al Congreso. Puros supremacistas blancos, pero en este caso con pigmentación negra, vestidos de anaranjado como el Presidente, que se paseaban haciendo alardes racistas.

También se veían en este abominable mitin, luciendo indumentarias de camuflaje, llevando tatuajes a granel al estilo Proud Boys, montones de negros raperos. Se destacaban con especial alboroto, las banderas de Israel. Coño: ¡Negros y latinos apoyando al sionismo que ha asesinado a más de 35 mil palestinos! Algunos negros y latinos se encasquetaban el kipá y gorras con las siglas MAGA ("Make America Great Again").

Trump pleno de orgullo ha dicho que ese baño de negros y latinos: "¡Ha sido un festival de amor!", y volvió a prometer que mejorará la seguridad en el metro, que desalojará los campamentos de personas sin hogar y sacará a los enfermos mentales de las calles y los parques.

Pero entre todas sus promesas la que más desquició a los negros y latinos fue cuando prometió llevar a cabo la mayor deportación de inmigrantes en la historia de EE UU. Entonces la ovación fue pavorosa, y los negros y latinos no dejaban de repetirle: "¡Levanta el muro!", todos inmigrantes o de origen inmigrante. Una migrante de República Dominicana, con su gorra MAGA decía que iba a votar a Trump, con la esperanza de que "ponga orden, acabe con la inmigración, añadiendo: "Si no hay dinero ni para nosotros, ¿por qué vamos a pagar con nuestros impuestos todas esas ayudas?... Si quieren venir, que lo hagan legalmente…, ahora tienen la frontera abierta".

No extraña que la vaina de los ataques contra los inmigrantes, también sea contra los venezolanos, aupados por delincuentes y ladrones como el Carlos Vecchio. Ahí negros y latinos aseguraban ellos, aseguraban, que ya era imposible seguir manteniendo con lo que les quitan de impuesto a una avalancha de extranjeros. "-Mire –decían estos negros y latinos - cómo están las calles de Manhattan, donde varios hoteles se han reconvertido en albergues: dan vergüenza. Todos esos venezolanos… ¿a qué tienen que venir acá? Si no tenemos ni para pagar facturas por lo caro que está todo, ¿le parece lógico que debamos asumir su mantenimiento?", se preguntaba July, de Puerto Rico y vecina del Bronx.

Ninguno de los hispanos en ese mitin recordaba que en 2016 Trump había demonizado a la inmigración llamándolos "bad hombres, terroristas que traen enfermedades a EE UU". Fin de mundo…