Francia: tras el revés de la extrema derecha, ganar nuestras reivindicaciones dependerá de nuestras luchas

Este domingo por la noche, al final de una segunda vuelta marcada por una fuerte participación, fue un escenario que nadie imaginaba el que finalmente prevaleció. En un contexto del fuerte retorno de la tripolarización [una Asamblea Nacional dividida en tres tercios], el bloque de izquierda del Nuevo Frente Popular-NFP (con 184 a 186 diputados) finalmente se impuso justo por delante de la coalición Juntos de Macron (con 161 a 169 bancas), relegando al tercer lugar a la extrema derecha (con 141 a 143), que había sido dada como gran ganadora estas últimas semanas, aunque esta obtuvo un número récord de diputados. Por su parte, la derecha tradicional se mantiene con 63 diputados.

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Al igual que las miles de personas reunidas en París, en la Place de la République, en Lyon o en Marsella este domingo por la tarde, no podemos más que alegrarnos del enorme revés sufrido por el partido Agrupación Nacional (RN por sus siglas en francés), de la extrema derecha de Le Pen y de Bardella, pero también por las derrotas de figuras reaccionarios como Nicolas Dupont-Aignan, Grégoire De Fournas o quienes apoyan el genocidio en Palestina como Meyer Habib. A pesar de su innegable dinámica y de su creciente arraigo, la extrema derecha ha fracasado por tercera vez desde 2017 en la recta final, mientras que el período entre la primera y segunda vuelta ha arrojado luz sobre su capacidad de renunciar a cualquier promesa social o a las políticas brutalmente racistas, islamófobos y antisemitas de muchos de sus candidatos.

Sin embargo, el revés de la extrema derecha está vinculado principalmente a la resurrección del "frente republicano" después de años de debilitamiento [se refiere el acuerdo que va desde la izquierda de La Francia Insumisa de Mélenchon hasta la derecha tradicional de Los Republicanos para bloquear a los candidatos de la extrema derecha, NdT]. Al tiempo que frenó la dinámica del RN, esta política permitió rehabilitar en la izquierda a algunos de los arquitectos de su ascenso, como Gérald Darmanin o François Hollande, ambos reelegidos. Si Macron está más debilitado que nunca, la mayoría presidencial, como Les Republicanos, está salvando sus escaños cuando los amenazaron con borrarlos.

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En cuanto a la composición de la Asamblea Nacional y de un nuevo Gobierno este domingo por la noche predomina la incertidumbre. A falta de mayoría absoluta, se están preparando acuerdos de aparato para determinar quién gobernará en una situación de profunda crisis, marcada por la presión de los mercados y las tendencias bélicas en Europa. Ante las turbulencias políticas que se avecinan, los votantes de izquierda sólo deben tener confianza en sus fuerzas y en la lucha de la clase trabajadora y los sectores populares. Ningún gobierno, ni siquiera imponiendo a Macron un Primer Ministro de "izquierda", podrá mejorar nuestras vidas, en el marco de una Quinta República que ofrece amplios poderes al Presidente.

Frente a Macron y la extrema derecha, sólo las luchas de los trabajadores, de los jóvenes y de los barrios obreros pueden permitir obtener las reivindicaciones esenciales que estuvieron en el centro de los debates de la campaña de la izquierda: la derogación de la reforma de las pensiones y la jubilación a los 60 años, el aumento del salario mínimo y de todos los salarios, su indexación a la inflación, el fin de las medidas autoritarias y racistas. También será posible hacer retroceder a la extrema derecha a largo plazo creando movilizaciones capaces de llevar a cabo un programa de este tipo. Las direcciones del movimiento obrero, empezando por la CGT, deben ponerse al frente de esta lucha, dejando de subordinarse a la izquierda institucional.

Una política independiente de las direcciones de los partidos que componen el NFP y del régimen será decisiva para defender los intereses de nuestra clase en una situación nacional e internacional llena de peligros. Es inseparable de la construcción de una alternativa política verdaderamente revolucionaria, anclada en la clase trabajadora, en los lugares de estudio y en los barrios obreros.


La versión original en francés se puede leer aquí.

 

 

 



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