(De Venezuela para México)
Es evidente que la extrema derecha de México, después de recibir una contundente derrota electoral, por parte de la izquierda de ese país, pretende desde un principio salir a buscar la confrontación política con el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum, a pesar que no le asiste la razón.
Sin el más mínimo deseo de querer actuar de injerencista, en los asuntos internos de los mexicanos, debemos manifestar en esta nueva entrega que a la presidenta Sheinbaum le asiste la total razón cuando declaró, de manera pública, que es ilegal la decisión de la Suprema Corte de querer revisar la reforma del Poder Judicial.
Creemos, y esperamos no estar equivocado, que al igual que en Venezuela, en México quien nombra a los miembros de la Suprema Corte, es el Congreso de la República.
¿Cómo se explica entonces, que miembros de la Suprema Corte, desconociendo el mandato de los diputados que integran el Congreso, pretendan desestimar la orden de llevar a cabo una reforma del Poder Judicial?
Es preciso recordar que está reforma del Poder Judicial, que ordenó el Congreso del país azteca, y que apoya el nuevo gobierno, cuenta además con el respaldo decidido de la mayoría del pueblo mexicano, como ya lo ha venido demostrando tomando las calles, y aún así se desea desconocer.
Creemos, en este sentido, que en el seno de la Suprema Corte lo que hay es temor, miedo, a que esos cambios puedan afectarlos.
Entendemos, igualmente, que todo esto obedece a una estrategia mal diseñada de esa oposición conflictiva, que aún no se recobra de la derrota que le produjo la presidenta Sheinbaum, que está dispuesta a darle continuidad al gobierno popular y socialista que dirigió hasta hace escasas horas el presidente Manuel López Obrador.
Lo que podemos interpretar de todo esto, es que la Suprema Corte, sin el menor recato, mostró el "hacha de la guerra", al gobierno de la presidenta Sheinbaum.
No obstante hay que destacar que la primera mandataria nacional no se intimidó, ni por un instante, ante el mensaje enviado por la Suprema Corte, sino por el contrario, fue precisa y contundente, cuando dijo de inmediato que esa decisión era ilegal.
Sheinbaum, al respecto, demostró primeramente que no lo teme a la Suprema Corte, y en segundo lugar, con palabras más, con palabras menos, les dió a entender que deben respetar las decisiones autónomas del Congreso de la República.