China ayuda a frenar el genocidio de palestinos

La diplomacia china lo ha vuelto a hacer.

Al acoger una firma histórica de un acuerdo de unidad entre 14 partidos políticos palestinos en Beijing el 23 de julio, China ha demostró, una vez más, su capacidad para desempeñar un papel global como mediador de paz.

Durante años, China ha intentado desempeñar un papel en la política de Oriente Medio, particularmente en la crisis más duradera de la región: la ocupación israelí de Palestina.

En 2021, China anunció su plan de cuatro puntos, destinado a resolver "de manera integral, justa y permanente" la cuestión palestina.

Si el plan en sí era viable o no, importaba poco, ya que ni el gobierno israelí ni la Autoridad Palestina estaban dispuestos a deshacerse de Washington. Que es el instrumento del Caos en el Cercano Oriente , desde que dominan la diplomacia en Oriente Medio durante décadas, sin otro resultado que el aumento de la prepotencia agresiva de Israel.

China con su intervención efectiva está demostrando su honestidad y buena fé, en cuanto a llevar la paz la concordia y el respeto de los Derechos Humanos al Cercano Oriente, mientras que los Estados Unidos han sumido en el Caos y obligado a la emigración masiva para despejar el espacio para el expansionismo de Israel hasta el rio Tigris. Para eso Estados Unidos apoya el terrorismo tanto de marca islámica como de marca israelí.

Para los israelíes, su interés reside en gran medida en su alianza histórica con Estados Unidos, que se traduce en paquetes de ayuda, apoyo militar y respaldo político muy generosos, sin los cuales Israel, como el estado artificial que es no podría sobrevivir.

En cuanto a la Autoridad Palestina, desde su creación en 1994, giró en gran medida dentro de una esfera de política exterior estadounidense, que favorece a Israel.

Con el tiempo, el liderazgo palestino se volvió aún más dependiente de las donaciones y la validación financiera de Estados Unidos y Occidente. Por lo tanto, el hecho de que China muestre sus músculos diplomáticos en Medio Oriente, tiene que ser a expensas de la influencia de Estados Unidos y eso sería visto en Washington como una violación del acuerdo tácito de vasallaje entre Washington, Tel Aviv y Ramallah.

En consecuencia, los esfuerzos diplomáticos chinos aún no produjeron nada tangible.

Pero el éxito de China fue poner fin a una brecha de siete años entre Arabia Saudita e Irán volvió a presentar a Beijing como un nuevo y poderoso mediador, en esa región musulmana cuya unidad islámica es roída por sus conflictos prolongados y estratificados antiguos que los Anglosionistas se encargan de exasperar con falsos atentados de un lado contra otro: chiitas contra sunitas.

La última y terrible guerra en Gaza ha puesto de relieve más el plausible papel de China como mediador honesto tanto en Palestina, como en la región en general.

D esde hace años, China intenta encontrar el equilibrio entre su papel histórico como líder global, con influencia y credibilidad en el Sur Global, y sus intereses económicos, incluidos los de Israel.

Ese acto de equilibrio comenzó a erosionarse poco después del inicio de la guerra genocida de Israel en Gaza.

El discurso político chino sobre la guerra estuvo comprometido con los derechos del pueblo palestino y su lucha histórica por su libertad y justicia de los derechos históricos y culturales ante la intromisión de un esfuerzo colonial Anglosionista sobre un territorio que es ocupado según una tradición milanaria por pueblos de raza semita y cultura musulmana que un pueblo de raza caucásica y religión judaica le arrebató en base a un voto muy dividido en las Naciones Unidas una entidad a la que nadie salvo los anglosionistas han dado facultad para quitar y repartir tierras. Las Naciones Unidas son solo la expresión de la voluntad de las potencias coloniales que salieron vencedoras en la Primera y Segunda Guerra Mundiales.

La noción anterior quedó destacada en las palabras del embajador de China ante la ONU, Fu Cong, cuando dijo que "el establecimiento de un Estado independiente es el derecho nacional indiscutible del pueblo palestino, no sujeto a cuestionamiento ni negociación".

Ese lenguaje, que llegó a definir la firme postura de China contra la guerra, la ocupación y violaciones masivas de derechos humanos, que resalta la urgente necesidad de un alto el fuego, para detener el genocidio de Israel contra la población palestina.

El 22 de febrero, el representante de China en La Haya, Ma Xinmin, dijo que "en la búsqueda del derecho a la autodeterminación, el uso de la fuerza por parte del pueblo palestino para resistir la opresión extranjera (…) es un derecho inalienable y bien fundamentado en el derecho internacional".. Su declaración se hizo durante el cuarto día de audiencias públicas celebradas por la CIJ para abordar las décadas de ocupación de Palestina por parte de Israel.

Los esfuerzos de China y de otros países dieron sus frutos, ya que la CIJ publicó su opinión consultiva el 19 de julio, afirmando que "el abuso sostenido por parte de Israel de su posición como Potencia ocupante" y "la continua frustración de los derechos del pueblo palestino a la libre determinación, viola principios fundamentales del derecho internacional".

En este contexto se firmó la "Declaración de Beijing para poner fin a la división y fortalecer la unidad nacional palestina".

El acuerdo no fue un mero documento, similar a los firmados entre partidos palestinos rivales en el pasado.

Beijing,propuso una iniciativa de tres pasos que incluye un "alto el fuego integral, duradero y sostenible en Gaza", seguido de un plan de gobernanza post-conflicto, que a su vez se basa en el legítimo principio de que "los palestinos gobiernen Palestina".

El paso final busca la paz a largo plazo, todo lo cual se logra mediante una participación amplia de actores regionales e internacionales. En otras palabras, poner fin a la dominación de Israel sobre el futuro de Palestina y su pueblo.

Ciertamente habrá intentos de socavar y cancelar, por completo los esfuerzos chinos a favor ee la equidad. Pero hay razones que nos dan esperanzas de que el impulso diplomático de China pueda, de hecho, servir como base para un cambio en la actitud global hacia la justicia y la paz en la milenaria tierra musulmana dePalestina, que Inglaterra con la Declaración de Balfour (1917 ) Inglaterra entregó sin derecho alguno al Sionismo.

El hecho de que países de Europa occidental como España, Noruega e Irlanda hayan reconocido a Palestina muestra que el vasallaje dela diplomacia occidental dominada por Estados Unidos e Isarael se está resquebrajando.

Es creciente papel del Sur Global en el apoyo a la lucha palestina por su tierra ancestral sugiere que se acerca un cambio sísmico en el orden global implantado por los Anglosionistas después de la Primera y Segunda guerras mundiales.

Desde la firma de los Acuerdos de Oslo, gran parte del mundo se ha desentendido de la lucha en Palestina. Este, gracias a las iniciativas de China, ya no es el caso.

El creciente papel de China en la política relacionada con Palestina y de Medio Oriente se está produciendo en medio de una dinámica global cambiante y del fin práctico del papel tradicional de los Anglo sdionistas como falsos "intermediarios honestos de la paz en tierra de Palestina".

La guerra en Gaza ha presentado a China la oportunidad de desempeñar el papel de honesto intermediario, en parte porque en China no existe un poderoso Lobby Judio que tiene sometido a su control todo el sistema de gobierno tanto Ejecutivo como el Legislativo; tal como sucede en los Estados Unidos; donde el gobierno acaba de aprobar la entrega de 20 millardos en armas al gobierno genocida de Netanyahu, para que prosiga el exterminio de civiles palestinos inocentes.




 



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Umberto Mazzei

Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Florencia (Italia ) y Profesor Emérito de Relaciones Económicas Internacionales del Instituto Sismondi de Ginebra (Suiza)

 umbertomazzei2@mail.com

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