Diferencias entre las crisis financieras de 1982 y 2007-2008

Éric Toussaint[1]

Enero 2008

En 1982, la crisis de la deuda pública externa de los países en desarrollo estalló por la suma de los efectos del aumento de los tipos de interés impuesto dos años antes por Estados Unidos y el descenso de los precios de las materias primas, comenzando por el petróleo. El epicentro de la crisis estaba en el Sur y los primeros afectados fueron los poderes públicos de los PED obligados a desembolsar enormes sumas.

Las crisis financieras de los años noventa afectaron casi exclusivamente a los PED: crisis mexicana de 1994-1995; asiática de 1997-1998; rusa de 1998; brasileña de 1999; turca de 2000; argentina de 2001-2002, brasileña nuevamente en el 2002. Cada una de ellas fue desencadenada por movimientos bruscos de capitales y por ataques especulativos contra las monedas de los correspondientes PED. Los capitales financieros que se habían dirigido hacia estos países se retiraban, provocando la crisis. Una fuga de capitales se ponía en marcha, retornaban a los centros financieros del Norte, considerados más seguros.

En agosto de 2007, la crisis financiera estalló en el Norte, en la principal economía del mundo, y principalmente ha afectado hasta ahora a las sociedades financieras privadas de los países más industrializados, en particular en América del Norte y en Europa occidental y central. Por el momento, Japón ha quedado relativamente al margen, ya que su sector financiero privado, que fue perjudicado directamente por una crisis de la deuda hace más de 15 años, está comenzando a restablecerse. Puede ser que la crisis japonesa haya llevado a los banqueros nipones a ser un poco más prudentes que sus colegas norteamericanos y europeos.[2] La crisis es de tal magnitud en el sistema financiero del Norte que asistimos a una fuga de capitales hacia la seguridad en sentido inverso al del pasado: los capitales se retiran y se dirigen hacia Bolsas de valores de países como la India, China o Brasil,[3] que aparecen como un remanso de paz. El flujo es tan grande que el gobierno indio, a pesar de ser neoliberal, quiere tomar medidas para desalentar esta entrada intempestiva de capitales que hacen que la moneda india (la rupia) se aprecie, pero que pueden retirarse en cualquier momento si ven oportunidades financieras más rentables en otros puntos del planeta.[4]

Existen otros elementos de la situación mundial que cambian el escenario con relación a los últimos 25 años:

1. La tendencia histórica entre 1982 y 2005 era el descenso continuo de los precios de las materias primas y una degradación de los términos del intercambio entre los países más industrializados y los PED. Desde 2005, los precios de las materias primas han experimentado un fuerte aumento.

2. La mayor parte de los PED registran un superávit comercial, especialmente China, que inunda con sus productos manufacturados el mercado mundial.

3. En 1982 y los años siguientes, las reservas de divisas de los PED eran limitadas. Desde 2002, primero lentamente, y desde 2005 a ritmo acelerado, no dejan de aumentar.

4. La deuda privada crece mucho, tanto en el Norte como en el Sur, en un contexto de mercados interconectados y bajo la forma de construcciones complejas de productos derivados que, lejos de asegurar mayor estabilidad, aumentan la opacidad y la especulación. Tenemos un amplio sistema financiero, una parte del cual está edificado sobre una acumulación de títulos de la deuda que amenaza con derrumbarse como un castillo de naipes.

5. La deuda pública interna alcanza cifras muy elevadas en los PED (mientras que la deuda pública externa baja), en Estados Unidos aumenta, pero más lentamente, y en Japón se mantiene a un nivel extraordinariamente alto (el 185 % del PIB según el FMI).

6. El precio de los alimentos aumenta sin control en todo el planeta.

7. La carrera armamentística ha retomado un ritmo endiablado con el liderazgo de Estados Unidos.

8. Los flujos de capitales Sur-Sur aumentan.

9. China tiene un poder sobre las relaciones económicas y financieras mundiales como nunca tuvo hasta ahora.

10. Un grupo de países de Latinoamérica lanza las bases de nuevas instituciones multilaterales regionales, comenzando por el Banco del Sur.

Acumulación de reservas de divisas en los países en desarrollo

Desde 2004 estamos en una coyuntura económica caracterizada por un elevado precio de las materias primas y de algunos productos agrícolas. Esto permitió a la mayoría de los países en desarrollo aumentar sus ingresos por exportación y acumular importantes reservas de divisas. Esta situación concierne en particular a los países exportadores de petróleo, gas y minerales. Algunos países exportadores de productos agrícolas también se beneficiaron de esta coyuntura favorable. China, exportadora de productos manufacturados, ha acumulado reservas de divisas en una cantidad impresionante: su stock se eleva a más de 1,4 billones de dólares. Sin embargo, no todos se encuentran en la misma condición, ya que algunos países del África subsahariana sufren un deterioro de su situación.

A fines de 2007, los PED poseen en conjunto unas reservas de divisas de más de 4,6 billones de dólares,[5] mientras que los países más industrializados tienen menos de un tercio de esta suma.

¿Cómo utilizan los PED sus reservas?

1. Una parte considerable de estas reservas (seguramente más de 700.000 millones de dólares[6]) se presta al gobierno de Estados Unidos mediante la compra de bonos del Tesoro. China presta a Estados Unidos una parte de sus reservas (que provienen del superávit comercial que tiene con este país) con el objetivo de que la economía estadounidense continúe la compra de productos chinos. Muchos Estados latinoamericanos, asiáticos y africanos prestan en forma similar una parte de sus reservas a Estados Unidos. Esta política conservadora y absurda desde el punto de vista del interés de los pueblos es cada vez más cuestionada.

 

2. Un número significativo de gobiernos ha saldado de manera anticipada sus deudas con el FMI, el Banco Mundial, el Club de París y con los banqueros privados.

3. Algunos gobiernos han creado fondos de desarrollo en los que colocan una parte de sus reservas de divisas con el fin de financiar specialmente la compra de empresas en los países más industrializados. Estos fondos se llaman en inglés Sovereign wealth funds, en castellano Fondos soberanos de riqueza. Por cuantía, los más importantes son: los del emirato de Abu Dhabi (su volumen no se ha publicado, pero los cálculos varían entre 250.000 y 875.000 millones de dólares!), de Kuwait, de China, de Singapur, de Rusia. Libia acaba de anunciar la creación de un fondo de 40.000 millones de dólares. Venezuela creó el Fonden (Fondo de desarrollo nacional) a comienzos de 2007. En total, los diferentes fondos públicos de los PED disponen de al menos 2 billones de dólares. Algunos de estos fondos públicos (como el chino China’s National Council for Social Security Fund, NCSSF) tienen por objeto garantizar la financiación del sistema de seguridad social. Los fondos más grandes compran empresas o paquetes de acciones de éstas en los países más industrializados, lo que inquieta a los gobiernos respectivos. Buena parte de estos fondos han aprovechado la crisis en la que están sumidos varios grandes bancos privados occidentales desde agosto de 2007 para comprar acciones de los mismos (UBS, Merril Lynch, Citigroup, etc.), es el caso en particular del fondo de Singapur (Temasek) y de varios fondos chinos. Esta política de los gobiernos de los PED es diferente de la política seguida en los años posteriores al boom petrolero de 1973. En aquella época, los gobiernos de los PED reciclaban los petrodólares prestándolos a bancos privados del Norte y luego se endeudaban con los mismos bancos. La política actual es más coherente, pero no rompe con la lógica del capitalismo dominante. Las inversiones no se ponen al servicio de un proyecto alternativo no capitalista, a pesar de que potencialmente podrían constituir poderosos mecanismos para la puesta en marcha de políticas que refuercen el sector público, rompiendo el control privado sobre los grandes medios de producción, desarrollando una economía solidaria, redistribuyendo radicalmente la riqueza aplicando los principios de justicia y de igualdad.

4. La creación del Banco del Sur. Desde diciembre de 2007, el Banco del Sur está encarrilado, aun si no todas las opciones están decididas en el momento de la redacción de este texto. Sus progenitores (Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela) pretenden financiar su integración regional y los proyectos sociales. Los gobiernos de Brasil y de Argentina defienden un proyecto neodesarrollista de apoyo a la expansión regional de empresas capitalistas, siguiendo el modelo de la construcción europea, donde predominan los intereses del gran capital. Los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia se decantan por dotarse de un instrumento de financiación de las políticas económicas, sociales y culturales que rompan con la lógica de la búsqueda del beneficio, para aplicar los diferentes pactos que garanticen los derechos civiles, políticos, económicos y culturales. El futuro funcionamiento del Banco del Sur no está aún definido, por ejemplo en el nivel de los derechos de voto de los países miembros o en la forma de la rendición de cuentas. El primer trimestre del 2008 debe aportar respuestas definitivas. Por otra parte, algunos de ellos también se plantean la creación de un Banco del ALBA (Cuba, Haití, Nicaragua, Venezuela).

Fuerte crecimiento de la deuda pública interna

Hay que tener en cuenta una evolución reciente: la deuda pública interna experimenta un fuerte aumento. Mientras que en 1998 la deuda pública interna y la deuda pública externa marchabana la par, en el 2006 la interna representaba el triple de la externa![7] Este fenómeno es fundamental: en adelante ya no se puede medir el endeudamiento de los PED sólo sobre la base del monto de su deuda externa.

El reembolso de la deuda pública es una pesada carga

Las últimas cifras publicadas por el Banco Mundial indican que el monto desembolsado por los PED, en concepto de servicio de la deuda externa pública y privada, ascendía a 540.000 millones de dólares en 2006. Si sólo se tiene en cuenta el servicio de la deuda pública externa, que es responsabilidad del presupuesto del Estado de los países endeudados, éste representó cerca de 280.000 millones de dólares en ese año. Es verdad que la relación deuda pública externa/PIB disminuye, pero el volumen del stock de la deuda continúa su progresión y los montos desembolsados aumentaron de nuevo en el 2007, con respecto al año anterior. Más grave todavía es el hecho de que si le sumamos el servicio de la deuda interna pública, también a cargo de los presupuestos del Estado, se alcanza la astronómica suma de un billón de dólares, desembolsados cada año por los poderes públicos en concepto del servicio de la deuda externa e interna.[8]

Aumento del endeudamiento de las empresas privadas

No hay que perder de vista el endeudamiento creciente de las empresas privadas de los PED. La deuda externa de estas empresas pasó de 664.000 millones de dólares en el 2004 a 911.000 millones de dólares en el 2006, o sea, un aumento del 37 %.[9] Desde el momento en que los países exportadores de materias primas conocieron una situación financiera favorable, los bancos privados de los países más industrializados multiplicaron los préstamos a las empresas privadas de los PED. Los dos sectores privados que se endeudan más en estos países son los bancos y las empresas del sector de hidrocarburos y materias primas. Es necesario prestar especial atención a esta evolución: los bancos privados de los PED piden préstamos al Norte con tipos de interés bajos, y con frecuencia a corto plazo, para luego prestar este dinero en el mercado interior con un tipo más alto, y a largo plazo. Si la situación económica se deteriora (lo que es probable en un futuro próximo), se corre el riesgo de asistir a una serie de quiebras de bancos privados de los PED, como en las crisis financieras que afectaron a México en 1994-1995, a los países del Sureste asiático y Corea en 1997-1998, a Ecuador en 1998-1999 y a Argentina en el 2001. La deuda privada actual de los bancos puede, si no se toman precauciones, representar una deuda pública mañana. Lo mismo vale para el sector de hidrocarburos y minas. Las empresas privadas petrolíferas, de gas y mineras se endeudan para desarrollar su capacidad de producción, con el fin de aprovechar los elevados precios de las materias primas. Si estos precios cayeran, las inversiones realizadas gracias al empréstito corren el riesgo de resultar no rentables y la deuda que debe reembolsarse resultar impagable. Es por lo tanto fundamental limitar y controlar este endeudamiento.

Los fondos buitre atacan a los países más vulnerables

Los fondos buitres son fondos de inversión privados que compran a muy bajo precio, en el mercado secundario de la deuda, acreencias de países pobres para luego llevarlos ante la justicia con el fin de obtener el reembolso total de las acreencias aumentadas por los intereses del retraso del pago. Estos fondos buitres ya pusieron sus garras sobre cerca de 1.000 millones de dólares provenientes de las decisiones judiciales. Hasta la fecha, la última fue en el mes de abril pasado en la que el Alto Tribunal de Londres condenó a Zambia a pagar 17 millones de dólares a los fondos Donegal, por una acreencia comprada en 1999 por sólo 3 millones de dólares. Actualmente, no menos de 40 procedimientos judiciales están en marcha contra 20 países, especialmente africanos pero también de Latinoamérica. Sólo la República Democrática del Congo tiene 8 demandas ante la justicia, de las que 5 han acabado con una condena al Estado congoleño. Otro ejemplo lo da el fondo estadounidense Kensington que reclama ante los tribunales de Estados Unidos 400 millones de dólares al Congo-Brazzaville por una acreencia comprada en 10 millones de dólares. En el actual estado del derecho y la jurisprudencia, hay grandes posibilidades de que los jueces estadounidenses tomen de nuevo una decisión favorable a estos fondos buitre.

Un Libor inestable

El Libor (London Interbank Offered Rate) es el tipo de interés al que los bancos londinenses se prestan el dinero mutuamente. Casi todos los préstamos con intereses variables otorgados a los PED están basados en el Libor. Los contratos de préstamos especifican que el interés que se deberá pagar es igual al Libor más un cierto porcentaje, por ejemplo Libor + 3 %. Si el Libor es del 4,5 %, el tipo de interés subirá al 7,5 %. Desde la crisis que estalló en agosto de 2007, este índice es muy inestable. Cuando los bancos pierden confianza entre ellos, sube. En septiembre el Libor aumentó mucho y luego comenzó a bajar. Si la crisis abierta en agosto se prolonga, lo que no parece que estuviera excluido, es posible que el Libor alcance un tipo mucho más alto que el actual. En ese caso, se podría tener una situación paradójica: un descenso de los tipos de interés en Estados Unidos combinado a un fuerte aumento de los tipos reales pagados por los PED. Esto obligaría a los países en desarrollo a utilizar en mayor o menor grado sus reservas para poder pagar una factura más alta. Se trata de una posibilidad que no hay que descartar y que los PED deberían integrar en sus opciones.

Incremento de los préstamos Sur-Sur y el creciente papel de China

Algunos bancos privados de ciertos países en desarrollo (China, la India, Malasia, Suráfrica) incrementan la concesión de préstamos a gobiernos o a empresas de otros países en desarrollo. Los préstamos de los bancos chinos a África aumentan fuertemente. Entre 2004 y 2006, los bancos chinos prestaron 2.000 millones de dólares a los PED en el sector del petróleo y del gas.[10] China así como la India, Sudáfrica y Brasil están a la búsqueda de materias primas, y, por lo tanto, los bancos de estos países incrementan sus préstamos para asegurar su aprovisionamiento. Estos países también tratan de vender sus productos y sus servicios a crédito a otros PED. Los países más vulnerables corren el riesgo de caer en una nueva dependencia que no tiene por qué ser mejor que la actual con los países más industrializados. Para evitar esto es necesario que los préstamos Sur-Sur formen parte de un procedimiento cuya finalidad sea el refuerzo mutuo.

Banco del Sur: primer hito de una nueva arquitectura financiera internacional

Todo esto hace más esencial la construcción de una nueva arquitectura institucional internacional que debe llevar, especialmente, al reemplazo del Banco Mundial y del FMI por instituciones democráticas. El Banco Mundial y el FMI podrían superar la crisis que atraviesan si los PED no se dotan de nuevos instrumentos alternativos. En efecto, si se produjera una crisis financiera de los PED, podemos estar seguros de que el FMI reaparecería en primer plano como prestamista en última instancia. Ambas instituciones, si bien están debilitadas, prosiguen con su agenda neoliberal.

La construcción de esta nueva arquitectura pasa por la creación y el refuerzo de los mecanismos de integración regional Sur-Sur, por la constitución de uno o varios Bancos del Sur que deberán coordinar sus esfuerzos, por la puesta en marcha de mecanismos de intercambio compensados[11] y solidarios entre ellos. Estos mecanismos están dando resultados muy interesantes, particularmente en Latinoamérica y en el Caribe: mejoramiento de la sanidad, de la seguridad energética (Petrocaribe, por ejemplo), de la educación, de la información como el desarrollo de Telesur.

Se trata también de proseguir la acción en favor de la anulación de cualquier deuda pública ilegítima, tanto sea externa como interna, con el fin de liberar nuevos recursos para el desarrollo humano que pasa por la satisfacción del conjunto de los derechos humanos. En esta perspectiva las iniciativas alrededor de la auditoría de la deuda tienen un papel fundamental.

Estamos viviendo un momento inédito de la historia, la prosecución de la barbarie se codea con el comienzo de la instauración de alternativas en favor de los oprimidos. Estas alternativas, todavía débiles y balbuceantes deben ser apoyadas. La coyuntura es favorable a su refuerzo y su radicalización, puesto que los PED se encuentran en una posición de fuerza con relación a los países más industrializados. Las clases dominantes locales quieren beneficiarse de la situación para reforzar los proyectos capitalistas que pueden asimilarse a la integración regional —los acuerdos de Chiang Mai en Asia del este o el Mercosur en América del Sur— en un marco que favorece la obtención de un máximo beneficio privado. Los pueblos y los gobiernos que desean un cambio real no pueden contentarse con estos proyectos, tienen la posibilidad de ir más lejos si no dejan pasar una oportunidad histórica. Pero es necesario subirse a tiempo en el tren de la historia para conducirlo en la dirección de la emancipación.

Traducido por Griselda Piñero y Raúl Quiroz.

Eric Toussaint

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[1] Eric Toussaint es presidente del Comité para la Abolición de la Deuda del Tercer Mundo (Red internacional con sede en Lieja, Bélgica), www.cadtm.org , autor de Banco Mundial: el golpe de Estado permanente, Editorial El Viejo Topo, Mataró, 2007; La Bolsa o la Vida, Editorial CLACSO, Buenos Aires, 2004. (De este libro existen 19 ediciones diferentes en 8 idiomas desde la primera edición en 1998, en Venezuela, por la Editorial Nueva Sociedad). Coautor con Damien Millet de 50 preguntas / 50 respuestas sobre la deuda, el FMI y el Banco Mundial, Icaria-Intermón, Barcelona, 2004. (Existen ediciones en 9 idiomas); también con Damien Millet, Los tsunamis de la deuda, Icaria-Intermón, Barcelona, 2005 y Ciencias Sociales, La Habana, 2006.

[2] Dicho esto, la situación económica japonesa es especialmente deprimida: en el segundo trimestre de 2007, el PIB se redujo un 1,2 % con respecto al año anterior. Al mismo tiempo, los gastos en inversiones retrocedieron un 4,9 % y el consumo de las familias sólo aumentó un 0,3 %. Ahora bien, estos dos factores son los principales motores del crecimiento. El índice Nikkei de la Bolsa de valores se hunde. Los salarios se congelan y la desocupación aumenta El crecimiento previsto para el conjunto del año 2007 se eleva a1 1,7 %, y esto dependerá del buen comportamiento de las exportaciones que, en este año, están empujando a la economía.

[3] Ver el dossier realizado sobre este tema por el Financial Times del 18 de octubre de 2007.

[4] El gobierno tailandés ya había tomado medidas de control sobre los movimientos de capitales en el año 2006, por las mismas razones.

[5] Fuente: FMI http://www.imf.org/external/np/sta/cofer/eng/index.htm El monto de las reservas de divisas está calculado en dólares, la principal moneda de reserva internacional, si bien pueden estar constituidas también por otras monedas: euros, yenes, libras esterlinas, francos suizos..Las reservas mundiales de divisas se repartían en el 2007 de la siguiente manera: 2/3 en dólares, ¼ en euros y el resto en las otras monedas fuertes. Ver Banco de Pagos Internacionales, Informe anual 2007, Basilea, p. 97.

[6] Cálculo del autor. Es muy probable que la suma sea más elevada, pero es poco probable.

[7] World Bank, Global Development Finance 2007, Washington DC, p. 46

[8] Cálculo del autor. Ni el Banco Mundial ni las otras IFI proporcionan datos precisos sobre los pagos de la deuda pública interna. Nuestra base de cálculo es la siguiente: según el Banco Mundial, en el 2006, la deuda pública interna era el triple de la deuda pública externa. En dicho año, los tipos de interés de la deuda pública interna de los PED eran, en general, más altos que los correspondientes a la deuda pública externa. Sabiendo que el pago de la deuda pública externa de los PED representó unos 280.000 millones de dólares en el 2006, se puede calcular que el total de pagos de la deuda pública externa e interna ha superado la suma de un billón de dólares en ese año. En el 2007, los montos desembolsados son aún más altos.

[9] Banco Mundial, Global Development Finance 2007, Washington DC, Tablas de todos los países en desarrollo.

[10] Banco Mundial, Global Development Finance 2007, Washington DC, p. 44

[11] Ver el tipo de intercambio entre Bolivia, Venezuela y Cuba en 2006-2007, especialmente en el sector de hidrocarburos, de transferencia de tecnología, de sanidad y de educación.



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