Desde que el presidente Chávez se involucró en la liberación de rehenes en poder de las FARC, a pedido de la señora Piedad Córdoba, he seguido con detenimiento los enlaces de esa diligencia presidencial con la política interior de nuestro país. Realmente no termino de comprender si en verdad se desarrollan nexos socio políticos de la acción humanitaria de nuestro líder con la realidad venezolana. Tampoco podemos caer en la simpleza egoísta de afirmar que "eso no es problema nuestro…" Mientras podamos, debemos ayudar al vecino, al necesitado, al que nos pida auxilio, al enfermo, al moribundo, en síntesis, a todo aquél que requiera ayuda. "Haz el bien y no mires a quien", reza el dicho popular. Perfecto. Hasta ahí todo va bien.
Recuerdo que el presidente Uribe Vélez truncó la operación de rescate al final de diciembre-07 porque su estrategia es otra, ya muy conocida y dirigida por los jefes de la guerra mundial, la Casa Blanca (que de blanca no tiene nada), la Casa Tenebrosa. En esos días los canales afectos al gobierno dedicaban casi todo su material informativo al tema de los rehenes colombianos y así nos distraíamos de los problemas nuestros, que son bastantes. Fueron días previos al referéndum del 2D y posteriores al mismo, cuando se veían inmensas colas para comprar la leche en polvo. Los opositores aprovechaban la muy buena ocasión para gritar desde sus vehículos o en su andar, "sigan votando por Chávez, vamos a terminar como en Cuba, haciendo colas para comprar comida…" Era desesperante sintonizar a VTV o a Radio Nacional pues todo giraba en torno a los fulanos rehenes. Por fin se dio la liberación y todos felices. Misión cumplida. Chávez demostró al mundo que con buenos oficios y mucho corazón podemos ayudar al prójimo. Pero perdimos muchas horas que no se dedicaron al estudio y búsqueda de soluciones para nuestras prioridades nacionales, los medios chavistas perdieron el foco del asunto, viniendo de una seria derrota en el referéndum sobre la Reforma constitucional.
Ahora se dio otra liberación de rehenes, con menos alboroto, y todos los colombianos involucrados se fueron felices a su país. Perfecto. Otra demostración de humanismo de nuestro líder. Y nuevamente hubo demasiada atención en nuestros medios bolivarianos hacia el asunto. Pareciera como si las acciones de calle y/o mediáticas para continuar reforzando el Proceso se hubiesen detenido en el tiempo, como si lo más importante fuese la liberación de rehenes colombianos. Para rematar, el lacayo Uribe comete el brutal asesinato del vocero de las FARC, Raúl Reyes, en suelo ecuatoriano, para continuar con su tétrica política de evitar el canje humanitario para justificar la escalada de guerra con la asesoría gringa. Nuevamente se genera un conflicto y rompemos relaciones con ese país. Toda la prensa escrita y audiovisual se volcó a reseñar el asunto para justificar a nuestro líder o para condenarlo, como siempre lo hace la canalla vende patria. No voy a calificar si fue correcto o no esa medida política del presidente Chávez pero sí me preocupa que nuevamente los principales problemas que nos aquejan no son abordados incisivamente y navegamos en aguas binacionales distrayendo la atención a lo prioritario. No creo que debamos seguir involucrándonos en el conflicto colombiano pues el costo para nuestro país es muy elevado y la derecha aprovecha para atacar y rearmarse. Considero que entramos en una especie de marasmo en la revolución, de quietud, de conformismo, de "como vaya viniendo vamos viendo" y eso es mortal para el Proceso. En fin, pienso que el saldo de todo esto ha sido inocuo, intrascendente, solamente que nuestro líder demostró al mundo su calidad humanista pero eso no le importa al imperio norteamericano ni a la cómplice Europa, les da lo mismo, para ellos lo importante son sus mezquinos intereses económicos y más nada. Sí creo conveniente que el presidente ordene un refuerzo contundente en el armamento militar con nuestros amigos ya conocidos. No debemos descuidarnos y estar preparados para evitar sorpresas desagradables y mortales. Una invasión programada por EE.UU. no es una milonga y debemos armarnos en silencio, sin ruidos. Colombia lo está haciendo y debemos hacer lo mismo .La revolución está desatendida en varios flancos, hay descontento popular y se requiere más participación del pueblo en las decisiones fundamentales. Un pueblo bien atendido por su gobierno es la mejor arma para destruir al enemigo invasor, la historia lo ha demostrado. El tiempo sigue pasando.