Dentro del conflicto socio-político armado que sufre Colombia desde hace más de cinco décadas, las FARC-EP han estado siempre empañadas en desterrar la insensibilidad humana.
Esa organización político-militar, antes de concluir los “diálogos del Caguán” (unilateral y alevosamente interrumpido por el Presidente Andrés Pastrana), liberó unilateralmente más de 300 prisioneros de guerra, al tiempo de insistir en la necesidad de concertar el intercambio de los (as) demás detenidos (as) por ambas partes.
Alrededor de 500 personas vinculadas a la insurgencia fariana sufren largos e inhumanos encarcelamientos en territorio colombiano y los dirigentes de esas fuerzas han propuesto al Estado colombiano y sus diferentes gobiernos pactar su liberación a cambio de las personas retenidas en sus campamentos, entre los (as) que se encuentran la ex-candidata presidencial Ingrid Betancourt y tres norteamericanos de la CIA.
El alto costo de las iniciativas humanitarias.
La más reciente acción emprendida de ese tipo fue impedida con la reciente masacre, que en territorio ecuatoriano, puso fin a la vida física del comandante Raúl Reyes, del cantautor-guerrillero Julián Conrado, de 10 estudiantes mexicanos y de un grupo de guerrilleros (as) que los acompañaban. Y sobran los testimonios que dan cuenta de que antes de horrenda hecho, Raúl Reyes había avanzado significativamente el proceso para la liberación de Ingrid y de otros (as) once rehenes y prisioneros (as) de guerra, como aquellos que en el diseño y ejecución del hecho criminal participaron dos generales del Pentágono
En iniciativas similares, relacionadas con la humanización del conflicto político-militar, fueron secuestrados en territorio venezolano y ecuatoriano, con participación de la CÍA, los comandantes Rodrigo Granda (Ricardo Gonzáles) y Simón Trinidad.
Rodrigo Granda, sufrió cárcel en un presidio colombiano de alta seguridad (administrado por EU), hasta que el presidente Sarkozy interviniera en su favor; mientras Simón Trinidad (miembro del Secretariado de las FARC) fue extraditado a EEUU y permanece allí encarcelado y fue condenado a un montón de años de cárcel junto a la guerrillera Sonia.
El costo por auspiciar y facilitar esos intercambios ha sido alto en dolor y sangre para la fuerza insurgente. Y pudo serlo también en otros esfuerzos anteriores, tal y como se denunció en diciembre pasado cuando el ejército colombiano persiguió y bombardeó unidades de las FARC-EP dedicadas a concretar el canje pautado con el presidente Chávez, la senadora Piedad Córdoba y un grupo de personalidades políticas del continente.
Recuerdo, además, que un desenlace trágico similar al del 29 de febrero pasado, pudo pasar en una ocasión en que tambien estuvo a punto de ser liberada Ingrid Betancourt.
Ese otro proceso negociado se inició a raíz de mi retorno a la República Dominicana, luego de haber participado como testigo-invitado en los “diálogos del Caguán”, en el Sur de Colombia.
Entonces escribí un extenso reportaje de mi visita a los campamentos de las FARC y de los intercambios que sostuve con Raúl Reyes, Manuel Marulanda(Tiro Fijo) y otros comandante de las FARC. El periódico Hoy lo publicó con varias fotografías.
Eso motivó que el señor Fabrice Delloge, entonces Agregado Económico de la Embajada de Francia en República Dominicana, me visitara, acompañado de un amigo periodista, para tratarme el caso de Ingrid Betancourt.
Fabrice estuvo casado con Ingrid Betancourt y es padre de dos de sus hijos y puso especial interés para que yo intercediera con la alta dirección de las FARC a favor de un diálogo oficial con las autoridades francesas que pudieran conducir a la liberación de su ex-esposa.
Hablaba no solo a título personal, sino de la Cancillería y del gobierno de Francia, argumentando que esa nación europea estaba dispuesta a darle a las FARC-EP el status de “fuerza beligerante” y a llegar a otros tipos de acuerdos con tal de que se lograra la libertar de Ingrid.
Encaminé con mucha convicción y sentimiento humano ese pedido… hasta que se inició un proceso hacia el acuerdo solicitado.
Supe, poco tiempo después, que cuando estuvo a punto de concretarse la liberación de la señora Betancourt, el gobierno colombiano de Álvaro Uribe obstruyó de mala manera esa posibilidad y montó una gran provocación que involucró, no recuerdo de que mala manera, a Brasil.
¿Quiénes son los terroristas?
Nada dice la gran prensa de nuestro país y las poderosas agencias internacionales sobre la naturaleza criminal, terrorista de Estado y narco-paramilitar de este astuto gobernante colombiano. Pero si mucho, muchísimo, del supuesto “narco-terrorismo” de las FARC, a pesar de estos gestos humanitarios, que a un costo enorme y con grandes riesgos para sus dirigentes y militantes, esa organización ha decidido implementar en contraste la lógica asesina gubernamental.
Uribe, hecho a la imagen y semejanza del señor George W. Busch, cuyo padre –y él mismo- han ejercido las formas mas atroces de terror y delincuencia de todo tipo, incluida la promoción el crac en la sociedad estadounidense y las conexiones con sus cárteles preferidos, ha sido tratado con palabras de seda por esos medios y por gran parte de sus colegas y socios políticos del continente y del mundo.
No son terroristas quienes después de aniquilar con bombas atómicas a Hiroshima y Nagasaki arrasaron con ciudades y aldeas en Vietnam, dirigieron la matanza de un millón de personas en Indonesia, masacran actualmente al pueblo iraquí, saquean la biblioteca de Bagdad, invaden Afganistán, intervienen militarmente en muchos países del planeta, instrumentan golpes de estado y tiranías feroces, convierten a Guantánamo en centro de torturas, promueven el terror contra Cuba, asesinan a los pueblos originarios, imponen el racismo…
Tampoco los son los creadores del para-militarismo colombiano y los promotores de los descuartizamientos de seres humanos con motosierras.
No son “narcos” los grandes financistas lavadores de fortunas ilícitas, ni los sustentadores del principal mercado de drogas del mundo, ni los artífices de operaciones encubiertas financiadas con dinero de sus carteles preferidos
Los(as) guerrilleros(as) que sacrificadamente combaten el terrorismo de Estado, que despliegan la lucha antiimperialista, que proponen alternativas al problema del narcotráfico, que se esfuerzan por humanizar el conflicto armado, que muestran disposición a los diálogos en busca de paz, que renuncian a la vida fácil, eso sí lo son.
Ellos(as) merecen el descrédito, el estigma, la calumnia repetida millones de veces.
A ellos(as) se les presentan como guerreristas impenitentes, a pesar de sus múltiples esfuerzos por encontrar caminos diferentes al de la lucha armada, entorpecidos y bloqueados por la represión y los crímenes de Estado. También dijeron cosas similares y peores de Martí, Bolívar, Fidel, Raúl y el Che.
Olvidan olímpicamente y maliciosamente que la Unión Patriótica de Colombia fue una creación del Partido Comunista y de las FARC para explorar rutas electorales, y que la respuesta del Estado Colombiano y de sus gobiernos tradicionales, mal calificados de “demócratas”, fue el asesinato de más de 4000 integrantes de ese movimiento electoral.
Se oculta la práctica de los asesinatos selectivos desde los órganos de seguridad del Estado, las políticas del gatillo alegre, el uso de las motosierras y los estrechos vínculos de Uribe y de su ex-jefe de inteligencia, Jorge Noguera, con esos señores y con los capos de los carteles para-militares que controlan más del 60% del poder legislativo y financiaron su reelección.
Se oculta hace algunos años que el M-19 aceptó el paso a la legalidad y eso le costó la vida a sus más destacados dirigentes, así como la derechización a quienes lamentablemente decidieron continuar por esa vía, haciéndole concesiones al dominio oligárquico- imperialista.
Deponer las armas por las fuerzas armadas irregulares sería suicida.
Y ahora más que nunca, la pretendida aceptación por las FARC de su desmovilización y entrega de armas para acogerse a la “legalidad” y a la “seguridad democrática” de Uribe y de ese Estado mafioso, equivaldría a aceptar la condena a muerte; al tiempo de lo que significaría prescindir del principal instrumento armado del pueblo colombiano, capaz de contrarrestar y confrontar la violencia institucional. Pero por suerte las FARC están hechas de un material que no se dobla y de una moral que no le permite ni rendirse ni venderse.
Sería, además, aceptar a cambio de nada o muy poco, la disolución de un ejército popular heroico que a costado enormes y prolongados sacrificios, una de las fuerzas revolucionarias armadas llamadas a disuadir y/o enfrentar la creciente intervención militar de EEUU en Colombia y en toda la región, y hacerle frente a la vertiente de la guerra global destinada a la conquista militar de la Amazonía y sus riquezas naturales y al derrocamiento de los gobiernos bolivarianos y transformadores que rodean ese engendro gringo-colombiano desde Venezuela y el Ecuador. Una fuerza revolucionaria que no han podido derrotar durante décadas de guerra sucia estatal y para-estatal, con todo el apoyo de EEUU.
Ver más allá de la superficie.
Es hora de ver las cosas en toda su profundidad y entender, que incluso con lo positivo que puedan tener los acuerdos de la reciente Cumbre de Río en Santo Domingo, ellos no tocan el fondo de la crisis ni la raíz del gran problema.
Los halcones de Washington y Uribe no quieren paz. Ellos aspiran a borrar del mapa los gobiernos de Chávez y Correa, y el imperio decadente y brutal proyecta apropiarse por la fuerza de las riquezas amazónicas. Esto, pese a las advertencias de Chávez y de Correa, no fue tratado como era debido por el conjunto de esa Cumbre. Y sabemos por qué.
Ciertamente, Uribe y Bush no pudieron evitar en ese cónclave continental acuerdos desfavorables para su línea de intervención y guerra en relación con el grave incidente por ellos creados al intervenir en Ecuador. Pero de seguro habrán de volver a la carga…perro huevero… Y no olviden que miles de “paracos” han sido infiltrados por ellos en Venezuela y Ecuador
Observen que Uribe no se comprometió a nada que atenúe su línea interna de guerra a muerte contra la insurgencia, ni a nada que detenga la creciente y ominosa intervención militar gringa en la región, motivada por la profunda crisis que afecta al centro del capitalismo mundial.
Más allá de los forzados, inducidos y/o diplomáticos abrazos y apretones de manos, están las causas que hacen del gobierno de Uribe un verdadero y retorcido engendro reaccionario y que hacen necesarias, e incluso imperiosas, las nuevas revoluciones y la segunda independencia de nuestra América.
Entre la recolonización neo liberal, acompañada de la guerra infinita decretada desde la Casa Blanca, y las nuevas luchas por liberación de la Patria Grande latino-caribeña y por los necesarios e innovadores tránsitos hacia la nueva democracia y el nuevo socialismo, hay un abismo insalvable, una contradicción antagónica.
Esa pelea está casada, aunque ciertamente es absolutamente válido procurar librarla con el menor costo posible en vida, dolor y destrucción; con una equilibrada e inteligente relación entre el uso de la razón y de la fuerza transformadora, de la sensibilidad humana y los medios necesarios para el triunfo de la dignidad, el decoro y la justicia.
narcisoisaconde@gmail.com
Esa organización político-militar, antes de concluir los “diálogos del Caguán” (unilateral y alevosamente interrumpido por el Presidente Andrés Pastrana), liberó unilateralmente más de 300 prisioneros de guerra, al tiempo de insistir en la necesidad de concertar el intercambio de los (as) demás detenidos (as) por ambas partes.
Alrededor de 500 personas vinculadas a la insurgencia fariana sufren largos e inhumanos encarcelamientos en territorio colombiano y los dirigentes de esas fuerzas han propuesto al Estado colombiano y sus diferentes gobiernos pactar su liberación a cambio de las personas retenidas en sus campamentos, entre los (as) que se encuentran la ex-candidata presidencial Ingrid Betancourt y tres norteamericanos de la CIA.
El alto costo de las iniciativas humanitarias.
La más reciente acción emprendida de ese tipo fue impedida con la reciente masacre, que en territorio ecuatoriano, puso fin a la vida física del comandante Raúl Reyes, del cantautor-guerrillero Julián Conrado, de 10 estudiantes mexicanos y de un grupo de guerrilleros (as) que los acompañaban. Y sobran los testimonios que dan cuenta de que antes de horrenda hecho, Raúl Reyes había avanzado significativamente el proceso para la liberación de Ingrid y de otros (as) once rehenes y prisioneros (as) de guerra, como aquellos que en el diseño y ejecución del hecho criminal participaron dos generales del Pentágono
En iniciativas similares, relacionadas con la humanización del conflicto político-militar, fueron secuestrados en territorio venezolano y ecuatoriano, con participación de la CÍA, los comandantes Rodrigo Granda (Ricardo Gonzáles) y Simón Trinidad.
Rodrigo Granda, sufrió cárcel en un presidio colombiano de alta seguridad (administrado por EU), hasta que el presidente Sarkozy interviniera en su favor; mientras Simón Trinidad (miembro del Secretariado de las FARC) fue extraditado a EEUU y permanece allí encarcelado y fue condenado a un montón de años de cárcel junto a la guerrillera Sonia.
El costo por auspiciar y facilitar esos intercambios ha sido alto en dolor y sangre para la fuerza insurgente. Y pudo serlo también en otros esfuerzos anteriores, tal y como se denunció en diciembre pasado cuando el ejército colombiano persiguió y bombardeó unidades de las FARC-EP dedicadas a concretar el canje pautado con el presidente Chávez, la senadora Piedad Córdoba y un grupo de personalidades políticas del continente.
Recuerdo, además, que un desenlace trágico similar al del 29 de febrero pasado, pudo pasar en una ocasión en que tambien estuvo a punto de ser liberada Ingrid Betancourt.
Ese otro proceso negociado se inició a raíz de mi retorno a la República Dominicana, luego de haber participado como testigo-invitado en los “diálogos del Caguán”, en el Sur de Colombia.
Entonces escribí un extenso reportaje de mi visita a los campamentos de las FARC y de los intercambios que sostuve con Raúl Reyes, Manuel Marulanda(Tiro Fijo) y otros comandante de las FARC. El periódico Hoy lo publicó con varias fotografías.
Eso motivó que el señor Fabrice Delloge, entonces Agregado Económico de la Embajada de Francia en República Dominicana, me visitara, acompañado de un amigo periodista, para tratarme el caso de Ingrid Betancourt.
Fabrice estuvo casado con Ingrid Betancourt y es padre de dos de sus hijos y puso especial interés para que yo intercediera con la alta dirección de las FARC a favor de un diálogo oficial con las autoridades francesas que pudieran conducir a la liberación de su ex-esposa.
Hablaba no solo a título personal, sino de la Cancillería y del gobierno de Francia, argumentando que esa nación europea estaba dispuesta a darle a las FARC-EP el status de “fuerza beligerante” y a llegar a otros tipos de acuerdos con tal de que se lograra la libertar de Ingrid.
Encaminé con mucha convicción y sentimiento humano ese pedido… hasta que se inició un proceso hacia el acuerdo solicitado.
Supe, poco tiempo después, que cuando estuvo a punto de concretarse la liberación de la señora Betancourt, el gobierno colombiano de Álvaro Uribe obstruyó de mala manera esa posibilidad y montó una gran provocación que involucró, no recuerdo de que mala manera, a Brasil.
¿Quiénes son los terroristas?
Nada dice la gran prensa de nuestro país y las poderosas agencias internacionales sobre la naturaleza criminal, terrorista de Estado y narco-paramilitar de este astuto gobernante colombiano. Pero si mucho, muchísimo, del supuesto “narco-terrorismo” de las FARC, a pesar de estos gestos humanitarios, que a un costo enorme y con grandes riesgos para sus dirigentes y militantes, esa organización ha decidido implementar en contraste la lógica asesina gubernamental.
Uribe, hecho a la imagen y semejanza del señor George W. Busch, cuyo padre –y él mismo- han ejercido las formas mas atroces de terror y delincuencia de todo tipo, incluida la promoción el crac en la sociedad estadounidense y las conexiones con sus cárteles preferidos, ha sido tratado con palabras de seda por esos medios y por gran parte de sus colegas y socios políticos del continente y del mundo.
No son terroristas quienes después de aniquilar con bombas atómicas a Hiroshima y Nagasaki arrasaron con ciudades y aldeas en Vietnam, dirigieron la matanza de un millón de personas en Indonesia, masacran actualmente al pueblo iraquí, saquean la biblioteca de Bagdad, invaden Afganistán, intervienen militarmente en muchos países del planeta, instrumentan golpes de estado y tiranías feroces, convierten a Guantánamo en centro de torturas, promueven el terror contra Cuba, asesinan a los pueblos originarios, imponen el racismo…
Tampoco los son los creadores del para-militarismo colombiano y los promotores de los descuartizamientos de seres humanos con motosierras.
No son “narcos” los grandes financistas lavadores de fortunas ilícitas, ni los sustentadores del principal mercado de drogas del mundo, ni los artífices de operaciones encubiertas financiadas con dinero de sus carteles preferidos
Los(as) guerrilleros(as) que sacrificadamente combaten el terrorismo de Estado, que despliegan la lucha antiimperialista, que proponen alternativas al problema del narcotráfico, que se esfuerzan por humanizar el conflicto armado, que muestran disposición a los diálogos en busca de paz, que renuncian a la vida fácil, eso sí lo son.
Ellos(as) merecen el descrédito, el estigma, la calumnia repetida millones de veces.
A ellos(as) se les presentan como guerreristas impenitentes, a pesar de sus múltiples esfuerzos por encontrar caminos diferentes al de la lucha armada, entorpecidos y bloqueados por la represión y los crímenes de Estado. También dijeron cosas similares y peores de Martí, Bolívar, Fidel, Raúl y el Che.
Olvidan olímpicamente y maliciosamente que la Unión Patriótica de Colombia fue una creación del Partido Comunista y de las FARC para explorar rutas electorales, y que la respuesta del Estado Colombiano y de sus gobiernos tradicionales, mal calificados de “demócratas”, fue el asesinato de más de 4000 integrantes de ese movimiento electoral.
Se oculta la práctica de los asesinatos selectivos desde los órganos de seguridad del Estado, las políticas del gatillo alegre, el uso de las motosierras y los estrechos vínculos de Uribe y de su ex-jefe de inteligencia, Jorge Noguera, con esos señores y con los capos de los carteles para-militares que controlan más del 60% del poder legislativo y financiaron su reelección.
Se oculta hace algunos años que el M-19 aceptó el paso a la legalidad y eso le costó la vida a sus más destacados dirigentes, así como la derechización a quienes lamentablemente decidieron continuar por esa vía, haciéndole concesiones al dominio oligárquico- imperialista.
Deponer las armas por las fuerzas armadas irregulares sería suicida.
Y ahora más que nunca, la pretendida aceptación por las FARC de su desmovilización y entrega de armas para acogerse a la “legalidad” y a la “seguridad democrática” de Uribe y de ese Estado mafioso, equivaldría a aceptar la condena a muerte; al tiempo de lo que significaría prescindir del principal instrumento armado del pueblo colombiano, capaz de contrarrestar y confrontar la violencia institucional. Pero por suerte las FARC están hechas de un material que no se dobla y de una moral que no le permite ni rendirse ni venderse.
Sería, además, aceptar a cambio de nada o muy poco, la disolución de un ejército popular heroico que a costado enormes y prolongados sacrificios, una de las fuerzas revolucionarias armadas llamadas a disuadir y/o enfrentar la creciente intervención militar de EEUU en Colombia y en toda la región, y hacerle frente a la vertiente de la guerra global destinada a la conquista militar de la Amazonía y sus riquezas naturales y al derrocamiento de los gobiernos bolivarianos y transformadores que rodean ese engendro gringo-colombiano desde Venezuela y el Ecuador. Una fuerza revolucionaria que no han podido derrotar durante décadas de guerra sucia estatal y para-estatal, con todo el apoyo de EEUU.
Ver más allá de la superficie.
Es hora de ver las cosas en toda su profundidad y entender, que incluso con lo positivo que puedan tener los acuerdos de la reciente Cumbre de Río en Santo Domingo, ellos no tocan el fondo de la crisis ni la raíz del gran problema.
Los halcones de Washington y Uribe no quieren paz. Ellos aspiran a borrar del mapa los gobiernos de Chávez y Correa, y el imperio decadente y brutal proyecta apropiarse por la fuerza de las riquezas amazónicas. Esto, pese a las advertencias de Chávez y de Correa, no fue tratado como era debido por el conjunto de esa Cumbre. Y sabemos por qué.
Ciertamente, Uribe y Bush no pudieron evitar en ese cónclave continental acuerdos desfavorables para su línea de intervención y guerra en relación con el grave incidente por ellos creados al intervenir en Ecuador. Pero de seguro habrán de volver a la carga…perro huevero… Y no olviden que miles de “paracos” han sido infiltrados por ellos en Venezuela y Ecuador
Observen que Uribe no se comprometió a nada que atenúe su línea interna de guerra a muerte contra la insurgencia, ni a nada que detenga la creciente y ominosa intervención militar gringa en la región, motivada por la profunda crisis que afecta al centro del capitalismo mundial.
Más allá de los forzados, inducidos y/o diplomáticos abrazos y apretones de manos, están las causas que hacen del gobierno de Uribe un verdadero y retorcido engendro reaccionario y que hacen necesarias, e incluso imperiosas, las nuevas revoluciones y la segunda independencia de nuestra América.
Entre la recolonización neo liberal, acompañada de la guerra infinita decretada desde la Casa Blanca, y las nuevas luchas por liberación de la Patria Grande latino-caribeña y por los necesarios e innovadores tránsitos hacia la nueva democracia y el nuevo socialismo, hay un abismo insalvable, una contradicción antagónica.
Esa pelea está casada, aunque ciertamente es absolutamente válido procurar librarla con el menor costo posible en vida, dolor y destrucción; con una equilibrada e inteligente relación entre el uso de la razón y de la fuerza transformadora, de la sensibilidad humana y los medios necesarios para el triunfo de la dignidad, el decoro y la justicia.
narcisoisaconde@gmail.com