La Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no son producto de la mente de un burócrata que desde una oficina decidió que sería conveniente organizar un movimiento guerrillero. No fue un burócrata quien diseñó la estructura organizativa de las FARC. “Ah! Los organizaremos en pelotones de diez miembros, cada diez pelotones forman un batallón, cada diez batallones forman una división, bla, bla, bla, …. Mañana abrimos la jornada de inscripción para los aspirantes a guerrilleros.” Pensó el burócrata. No, no, así no fue la cosa. Las FARC surgieron como respuesta a una situación socio-política específica: la violencia bruta e indiscriminada de la oligarquía colombiana en contra de su pueblo. Nadie planeó la creación de las FARC. Su surgimiento nadie lo previó.
Yo no voy a repetir aquí la conocida historia del origen de la FARC, más recientemente FARC-EP. Los detalles en este momento son irrelevantes. Lo importante es el proceso general de formación y las causas que las originan. La guerrilla organizada fue una respuesta de legítima defensa, en esa oportunidad, ante la avanzada violenta en contra del pueblo y de las organizaciones populares. Lo demás es historia reciente y muchos la conocen.
Reconocido ese origen, surgen las preguntas siguientes: ¿Cómo se han modificado las condiciones objetivas que dieron origen a las FARC? ¿La situación actual justifica su existencia? ¿Por qué han durado las FARC más de 50 años como organización política y guerrillera? ¿Por qué las FARC controlan un amplio margen del territorio colombiano? Podría hacer una lista más larga de preguntas. Haga usted el ejercicio de responder estas y de formularse otras. No e trata de un mero ejercicio retórico. Se trata de aproximarnos a la realidad planteándonos problemas. Una vez hecho este ejerció creo que tendremos una mejor comprensión del fenómeno que nos ocupa, mejor dicho de la realidad que nos interesa estudiar.
La cierto es que cualquiera que sea nuestra apreciación de las FARC-EP y su papel en la vida política colombiana actual, nada ni nadie puede decretar su disolución. Una organización de esa naturaleza no puede desaparecer, disolverse por la voluntad de alguien, por muy poderoso que ese alguien sea. Las FARC-EP tienen una historia propia, una dinámica propia como organización política guerrillera. Además, si asumimos el principio de autodeterminación de los pueblos, sólo le corresponde al pueblo colombiano y a los miles de guerrilleros y guerrilleras que integran las FARC-EP decidir su destino. Plantearse la persistencia de las FARC-EP en el tiempo como moda es por lo menos una ingenuidad. En conclusión, como las FARC-EP son producto de la historia, sólo la historia decidirá su destino.
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