Un elemento importante dentro del discurso económico político de las crisis del sistema capitalista se refiere al llamado efecto dominó. Impulsado por las grandes crisis financieras del siglo anterior y la actual crisis bursátil y bancaria generada desde la bolsa de New York y el sistema bancario del grupo del siete, muy en especial el de los EEUU. Se entiende el efecto dominó si definimos un centro o fuente de suministro de capitales y una periferia constituida por: mercados emergentes receptores de capitales, centros financieros con poco nivel de desarrollo de sus operaciones, centro bursátiles interrelacionados por la necesidad con los grandes centros mundiales. Así cuando el flujo se invierte en dirección (periferia -centro ) estamos en presencia de una descapitalización, mientras que cuando la movilización del capital financiero se efectúa a manera de instrumentos de deuda o créditos bancarios se origina la crisis bancaria o bancarrota, por otro lado si el desplazamiento del capital financiero se hace en valores de cambio se produce una crisis bursátil. Todos estos rasgos del sistema capitalista impulsados desde y por la dinámica del mercado mundial exponen los riesgos que corre cualquier economía nacional o de región.
En la comprensión del momento político actual a manera de premisa, pensamos en la presencia de un mercado financiero mundial, constituido por redes transnacionales, certificadores de riesgo, carteles financieros, organismos de financiamiento mundial como son: el BANCO MUNDIAL, el BID, el FMI, el Departamento del Tesoro de los EEUU, la Reserva Federal de los EEUU; unidades bancarias de proyección alineadas todas ellas e interconectadas por redes informáticas y telemáticas, con lo cual se proyecta el control del proyecto financiero y la creación de la interrelación inversión - inversionista. De la aceptación de esta premisa podemos asumir que la crisis financiera es la ruptura del equilibrio funcional de flujos financieros y capitales en una sociedad de mercado y su contexto de mercado mundial, la cual se traslada de inmediato a las áreas económicas, sociales y políticas de cualquier país en crisis o sumatoria de países, con lo cual se genera una crisis de civilización.
Una visualización de la importancia dada al mercado en la economía
de mercado nos presenta el proceso de mercadización del planeta. La
mundialización financiera ha creado su propio Estado supranacional,
expresión de un Estado imperial centrado el los EEUU y movible hasta
cualquier Estado de los países miembros del G7, dispone de sus redes
de influencia y de sus medios de acción: El Fondo Monetario Internacional,
el Banco Mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) y la Organización Mundial del Comercio (OMC),
hablan con una sola voz (amplificada por la totalidad de los grandes
grupos de comunicación multimedia) exaltando de manera permanente las
"virtudes" del mercado.
“Cada día, el capital financiero se mueve incansablemente a lo largo
de todo el mundo, aproximadamente un billón y medio de dólares USA
(más de 4.000,00 Billones de Bolívares) están en permanente
movimiento especulando sobre las cotizaciones de las divisas y buscando
el beneficio instantáneo, por encima de los Estados y de los ciudadanos.
La libertad total de circulación de capitales, los paraísos fiscales
y el enorme volumen de las transacciones especulativas, empujan a los
Estados a una loca carrera para recibir los favores de esos grandes
inversores". (ATTAC. Internet)
La mundialización del mercado financiero, no es un hecho aislado y
muy por el contrario hay que apreciarla en interrelación al crecimiento
y mundialización de los mercados tecnológicos, energético - petrolero,
de bienes y servicios; de la dominación político militar, y en general
asumimos que es una expresión de la mercadización mundial expuesta
por Fukuyama y mejor señalada por el señalamiento de la economía
red de M.Castell, cuyo crecimiento no es otra cosa que una repercusión
de la dinámica de acumulación – expansión señalada por I. Mészáro,
desde el enfoque de una geografía política centrada en las naciones
y sus Estados Nacionales. Desde esta línea podemos observar que una
ajustada síntesis en torno al análisis dominante sobre el crecimiento
del mercado financiero mundial y su contexto social, lo expuso Alan
Greespan. (¿Usted Conoce a Alan Gresspan?, 1997, Internet)
“Comprender mejor la evolución de los florecientes mercados financieros
de hoy analizando los cambios extraordinarios que han ocurrido en el
siglo pasado o antes, en lo que convencionalmente conocemos como el
sector real de la economía: la producción de bienes y servicios. Las
mismas fuerzas tecnológicas que actualmente impulsan las finanzas se
manifestaron primero en el proceso de producción y han tenido un efecto
profundo en lo que producimos, cómo lo producimos, y cómo lo financiamos.
Los cambios tecnológicos, o dicho en forma más general, las ideas,
han alterado significativamente la naturaleza de la producción de tal
manera que ha llegado a ser más conceptual y menos física. La parte
física de lo que se mide en el producto interno bruto real constituye
hoy una proporción mucho más pequeña que en generaciones pasadas”
Apreciemos que la interrelación acumulación – expansión, da origen
al mercado mundial y desde aquí la mundialización de la interrelación
economía de mercado – sociedad de mercado, engendra la base
de la mundialización del sistema capitalista, transformada esta dinámica
en globalización cuando se aprecia como “un orden metabólico social”.
La ideología hegemónica de la globalización y la cultura dominante
en el capital forman una vertiente importante de la dinámica de acumulación
– expansión, con el desarrollo de equilibrios a salto en el crecimiento
del sistema capitalista. El como se produce la mundialización
de la sociedad de mercado nos lo plantea Manuel Castells en la “Sociedad
Red”.
“Nuestra exploración de las estructuras sociales emergentes por distintos
ámbitos de la actividad y experiencia humana conduce a una conclusión
general: como tendencia histórica las funciones y los procesos dominantes
en la era de la información cada vez más se organizan en torno a redes.
Estas constituyen la nueva morfología social de nuestras sociedades
y su lógica de enlace modifica de forma sustancial la operación
y los resultados de los procesos de producción, la experiencia, el
poder y la cultura” Castells, M. La Era de la Información.
Vol. I “La Sociedad Red”. Pp.507
La interrogante inmediata, si aceptamos el señalamiento de la sociedad Red para caracterizar el estado de las interrelaciones sociales en el proceso de mundialización del capital se refiere a saber ¿qué es una red? Castells nos la define: “Una red es un conjunto de nodos interconectados. Un nodo es el punto en que una curva se intercepta a si misma” (pp.506).
Según Castells el nodo está referido al tipo de red específica, de donde entendemos que hablamos de sistemas como estructuras organizativas complejas con sus leyes de composición interna y cuyos elementos componentes están constituidos por redes interrelacionadas en su naturaleza o forma de ser. Consideremos al sistema económico como una red compuesta de nodos o unidades financieras, comerciales, de capital, bursátiles e industriales con la característica de estar interconectadas a nivel de mercado nacional, regional y mundial. La sociedad política o sistema político cuya ley de composición encierra al régimen político, las estructuras derivadas de la participación política y el Estado. Todas ellas interconectadas por la vía de los proyectos socio políticos derivados de sus praxis en interrelación con una sociedad política regional y mundial.
La unidad de las redes cualquiera sea el sistema donde coexisten la establece la interrelación cultura – ideología. El discurso de ella derivado expresa los puntos de unión de los nodos y su existencia orgánica. Se trata de la cultura de la sociedad de mercado en interrelación con la ideología derivada de la economía de mercado, orientada sobre un fondo discursivo de valores socio culturales, creencias, expectativas de organización y vida no solo biológica, sino socio económica, cultural, tecnológica – científica y política para la población organizada de cualquier sociedad nacional o región.
Esta sistematicidad expuesta en la mundialización del capital, expresada
como valor socio cultural de la globalización conduce a sus contradicciones
duraderas, a saber: la interrelación pobreza – opulencia o excluidos
– privilegiados, sociedades empobrecidas – sociedades de consumo
en la opulencia. Recordando que la lucha de clase es extensiva a cualquier
sociedad nacional y que la interrelación pobreza – opulencia desarrollada
desde las políticas implementadas por las concepciones neoliberalismo
– neoconservadurismo antiigualitarios, ambas con orígenes en los
EEUU, es lo que nos permite asumir que la mundialización de la sociedad
de mercado con su modo de control metabólico capitalista (Mészáro)
es un proceso irreversible que tiende a una verticalidad estructural
en su dinámica diaria. Su dirección apunta no solo a la acumulación
del capital sino a la reproducción y expansión de la naturaleza de
todas las interrelaciones sociales, culturales, económicas y políticas,
expresadas en un proyecto hegemónico.
Desde nuestro enfoque anterior podemos deducir que Obama es Obama y el imperio es el imperio con factores de poder preestablecidos y con una dirección política – económica y militar definida con antelación y solo condicionada por los efectos inmediatos de la actual crisis de civilización cuyos rasgos de mayor importancia son la desconfianza en y de las unidades bancarias, el incremento de la pobreza, pobreza crítica, el desempleo al interior de los EEUU y la perdida de confianza de los ciudadanos de ese país en su gobierno. En término general podemos decir que no está por ocurrir una revolución, en lo inmediato, al interior de los EEUU
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