Bien podría
parecer que la Paz en Colombia ha perdido frente a la Violencia de los
Santos una de sus mejores intérpretes y representantes: la Piedad.
A pesar de
la momentánea y muy pasajera alegría que nos produjo ese prometedor
acto de presenciar como unos algo incrédulos colombianos volvían a
la vida en los brazos de sus familiares y amigos, Colombia y su porvenir
recibió un nuevo y más fuerte golpe.
Seguro la envidia
y el temor del merecido centimetraje que lograba el camino de Piedad
Córdoba en los corazones y en las esperanzas de los colombianos, ha
sido la causa fundamental para que algunos buscaran y encontraran la
manera de sacarla de su ilusión, ver una Colombia reconciliada y más
equitativa.
Ahora aquellos
ojos que con tanta alegría rejuvenecían esperanzas a partir de las
lágrimas y la posibilidad cierta de poder ver el retorno de los que
aun faltan y que en la soledad de la selva colombiana sin más remedio
que rezar para que no los olviden, a partir de este aciago momento no
podrán contar con alguien que al precio de su propia seguridad seriamente
amenazaba al poder y arrogancia de unos inamovibles mucho más culpables
que las propias armas que durante décadas han derramado la sangre de
Colombia.
Cuán terrible
habrá sido la bajeza y la cobardía empleada para diezmar la voluntad
de alguien que en momentos se le vio incluso más fuerte y decidida
que la propia guerra. Los testimonios logrados por los que recientemente
alcanzaron la libertad y la vida gracias a los esfuerzos de esta mujer,
son reveladores. Crónicas irrefutables del permanente pretender por
parte del gobierno granadino sabotear militarmente salidas pacíficas
a la liberación de los retenidos.
Más allá
de la guerrilla y del gobierno granadino es en el pueblo colombiano
donde se halla inequívocamente el verdadero poder para dar término
este prolongado conflicto. Gracias al descomunal y certero poder mediático
de los que realmente promueven y se enriquecen de este conflicto, el
pueblo colombiano ha sido adormecido en su desangrar.
A pesar de
que el gobierno y cierto importante grupúsculo sector del pueblo colombiano
se encuentre apostando que el final del conflicto se haya próximo con
la derrota de la guerrilla, nuevas y fatales víctimas continuaran alimentando
la voracidad de las por sí populadas estadísticas de su estupidez.
Mientras se siga manteniendo y recrudeciendo el estado de injusticias que ha imperado en ese país durante todo este tiempo, y que indiscutiblemente ha sido el principal desencadenador del conflicto, la guerrilla tendrá pueblo y el pueblo tendrá guerrilla como darle frente y defenderse de la hostilidad permanente del gobierno.