El triunfo de Rafael Correa en la primera vuelta de las elecciones, fortalece al Presidente, pero no necesariamente a su movimiento político, pues se ha evidenciado una falta de estructura y base social que den al gobierno un sustento de largo plazo.
Si bien el mandatario superó el 51 por ciento de los votos, la votación para asambleístas, alcaldes, prefectos y concejales no se corresponde con su popularidad. Incluso la mayoría de aquellos que fueron electos deberían agradecerle por el resto de sus vidas al mandatario, porque nunca hubiesen llegado sin su apoyo.
La mala campaña electoral y el propio resultado dejan varias lecturas hacia futuro, y llama la atención al presidente sobre la necesidad de realizar ciertos cambios para solucionar errores de conducción política que ya se habían reflejado en las primarias
La campaña y los resultados le han enseñado al Presidente que la publicidad no sostiene a un gobierno que busca cambios, porque se agota en si misma. Un gobierno transformador se sostiene con una estructura consistente y una base social organizada que da apoyo y fundamento a los cambios.
El mayor reto de Correa es construir esa estructura dinámica y democrática capaz de aglutinar la variada gama de actores individuales y de pequeños grupitos que conforman Alianza País (AP). Una estructura capaz de unificar en la diversidad. Un verdadero frente en el que todos se vean reflejados, y todos sepan en forma transparente quién es quién.
Eso es muy difícil pero no imposible. Es muy difícil porque no hay un individuo o grupo al interior de AP, con la capacidad y el respeto colectivo para construir sin sectarismo una organización política unitaria. Lamentablemente, todos tienen algún cuestionamiento por sus actuaciones anteriores o recientes y han demostrado ser incapaces de organizar, ni se diga movilizar. La campaña fue un ejemplo.
El único con respaldo político para organizar y movilizar es el propio Presidente, quien, me da la impresión, que en muchos momentos de la campaña estuvo solo luchando contra la oposición, la incapacidad interna, la falta de organización y la poca base social
Por fuera del presidente, AP no tiene gente con liderazgo que vaya más allá de pequeños círculos, gente con el carisma necesario, imagen incorruptible, capacidad de diálogo con las masas, consistencia política, la apertura necesaria para ser creíbles, y la capacidad de una mirada global para liderar la construcción de una estructura plural y consistente, y una base social que se transforme en la columna de un proyecto de cambio.
La base social de un gobierno de cambio se construye con una alianza estratégica, más allá de discrepancias puntuales, con los movimientos que tienen base social, como el movimiento indígena, que tuvo un gran respaldo local en sus zonas, sin recostarse a un candidato presidencial con la popularidad de Correa.
Para dar ese paso se necesita gente respetada, que conozca al movimiento indígena y tenga capacidad de diálogo con sus múltiples representantes. En este momento no se ve a nadie dentro del gobierno con esas características.
La base social también se construye con una acción organizativa y movilizadora desde el propio gobierno, sin caer en clientelismos, apostando a la participación y a crear lazos directos con la comunidad.
En estos dos años algunos ministerios e instituciones contribuyeron a eso, pero sin poder profundizar esa línea. Mientras que otras entidades encargadas de esa labor, solo ayudaron a consolidar algunos grupitos internos de Alianza País pero ninguna base social
“La diferencia con Hugo Chávez, es que él dos años antes de ser electo fue estructurando su organización, nosotros en cambio venimos de sectores ciudadanos sin organización y eso finalmente pasa factura. Ahora tenemos una gran tarea de construir esa estructura”, aseguró Rafael Correa en una especie de autocrítica luego de las elecciones.
Esa afirmación es parte de la verdad. También los sectores organizados dentro de AP solo han jugado a consolidar sus mini estructuras sin construir la unidad: Eso también pasa factura, como ha ocurrido en otros movimientos.
El Presidente se encuentra en un cruce de caminos. El que finalmente elija marcará, para bien o para mal, el futuro del país. Ojala logre promover los cambios necesarios en su gobierno y en su movimiento para consolidar estructura y base social necesarias para ingresar con más fuerza en el camino correcto, el camino que profundice la transformación social.
kintto@yahoo.com
barometrointernacional@gmail.com