La oligarquía nos picó adelante en la república  de Honduras. Manuel Zelaya un presidente proveniente de las filas de la política tradicional, demócrata y empresario de oficio. Tuvo la sensibilidad y el olfato para percibir la marcha de los tiempos, el camino hacia la liberación nacional y la soberanía que comenzamos a transitar los pueblos de nuestra América. Y enrumbó a su gobierno y a su país por la senda de la integración continental.

Los hombres aprenden y comprenden. Y Zelaya comprendió la importancia de incorporar a Honduras a la Alianza Bolivariana para las Américas. Comprendió la urgencia de que su pueblo realizara una Asamblea  Constituyente que sentara las bases de un nuevo orden político más participativo, más democrático y más soberano, que lo pusiera en sintonía con los vientos de liberación que soplan en el continente.

Y lo propuso.  Propuso consultar al pueblo si se hacía la consulta para una Asamblea Nacional Constituyente. Y lo tumbó el gorilaje pro imperialista sirviente de la oligarquía, ante la perspectiva cierta de que la informal consulta, la no vinculante consulta, resultase afirmativa. ¡Así será el miedo!

Nos picaron adelante. En Honduras se vive un proceso incipiente, una radicalización que apenas comienza. No permitieron que se forjara un sólido liderazgo revolucionario entre el movimiento popular. Por otro lado aparentemente no se cuenta allí, con los importantes sectores revolucionarios y progresistas dentro del ejército que den la base para una sólida alianza cívico militar. Pareciera no haber una resistencia popular masiva ni unos sectores militares que le respondan. Como ocurrió en los extraordinarios días de abril en Venezuela.

Soy de los que piensan que en estos países no se mueve un solo sable sin la anuencia del Departamento de Estado norteamericano. Y en consecuencia la posición del presidente Obama ante el golpe sería demostrativa de su gran hipocresía o de su gran futilidad. 

La Organización de las Naciones Unidas condena el golpe de estado por aclamatoria unanimidad. La Organización de Estados Americanos condena, establece plazos para la reinstauración de la constitucionalidad y amenaza con ruptura total de relaciones. Sin embargo según el Diario La Hora de Margarita, José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA, dice que es muy difícil que Zelaya regrese a la presidencia. No sé de dónde  saca la especie La Hora, pero creo que es la pura verdad: Es sumamente difícil que los gorilas le entreguen nuevamente el gobierno a Zelaya y es muy relativa la efectividad de esos aislamientos.

Obviamente todas estas novedosas posiciones internacionales son producto de los nuevos tiempos que estamos viviendo, de las nuevas correlaciones de fuerzas que se han logrado en el continente. Pero consideremos que así como Cuba logró pasar casi medio siglo absolutamente bloqueada por todo el vecindario. ¿Por qué no iba a hacerlo este país centro americano que cuenta a buen seguro con el respaldo activo de la más rancia y opulenta oligarquía mundial y americana? Probablemente, un nuevo y complaciente gobierno, escogido a corto plazo en proceso altamente controlado, sería  el camino para “la solución” del conflicto. 

Honduras, no quepa duda. Es ahora un importante enclave contra los avances de los pueblos progresistas, democráticos y revolucionarios de América. Es una derrota que hemos sufrido e independientemente de toda la fuerza que tenemos que darle a la solidaridad internacional, a la solidaridad bolivariana con ese pueblo y a la exigencia por el retorno a la institucionalidad, tenemos que cerrar filas con más fuerza ante la nueva contingencia.

Que se refuerce este enjambre de naciones unidas en el ideal bolivariano antiimperialista, que a pesar de la diversidad de colores y matices representamos la perspectiva de una nueva alborada de América. Y sobre todo recordemos el viejo adagio chino:”Cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”