La desesperación es del enemigo, no nos contagiemos. Confieso que yo mismo critiqué las 72 horas de espera, en el entendido de que no había que darles tiempo a los golpistas a pensar y reacomodarse mientras eran “promocionados y comprendidos” en matrices de opinión emitidas a través de los medios internacionales. Esta vez, CNN no solo dio espacio a los golpistas sino que propulsó su imagen en un alarde de cabronería mediática sin precedente. Y todo ello multiplicado por los medios oligárquicos en Latinoamérica.
CNN, ante la pérdida de hegemonía del espacio informativo, producida por el excelente trabajo de Telesur, se lanzó a apoyar abiertamente el golpe y a exponer como un problema de polarización y estrictamente nacional, lo ocurrido en Honduras. El imperio lo auspicia con su tesis de no inmiscuirse en asuntos políticos internos, añadiendo su relamida “preocupación” por la decisión del presidente Zelaya de ir a Honduras. Sin embargo todo el proceso conlleva, entre otras cosas, a que se caigan a pedazos las caretas de los actores principales del golpe. No es un extremismo afirmar entonces que CNN actuó como ala mediática del golpe y debería ser analizado en diferentes escenarios internacionales, el ALBA por ejemplo, como elemento activo en el desarrollo del golpe.
Tratar de llegar a Honduras es parte de un proceso. El presidente Zelaya quiso pisar su tierra para despejar dudas sobre su firme voluntad democrática así como sobre la atrabiliaria conducta de los golpistas. Pero hay algo más: agotar las posibilidades de movimiento de los verdaderos artífices de lo ocurrido. Sería tonto creer que los presidentes del ALBA no hayan previsto ese escenario.
El Líder Comandante habló de la hora de los hornos. De haberse concretado el aterrizaje en Tegucigalpa, a pesar de la actitud salvaje de los militares, el Pueblo se hubiese lanzado al encuentro de su presidente y a esta hora las bajas civiles serían cuantiosas, incluido quizás el propio Mel. Pero había que ir, era una cita con la historia y un compromiso con su Pueblo.
Estimo entonces que esa hora señala el tiempo en el cual el ALBA en conjunto enfrenta al imperio con un enfoque más preciso. Nació fuerte y cogió rumbo por sendas de triunfo desde las primeras refriegas, de la mano de avezados líderes. Tal enfrentamiento ha de darse con cabeza fría, con cordura, pues el enemigo quiere precisamente que nos desboquemos. Estos forajidos atacaron el punto débil, pero no lograron abatirlo. El Pueblo hondureño está en pie de lucha fortalecido en sus convicciones revolucionarias y por la dignidad y coraje de su líder.
El proceso continúa. Solo ha sido una batalla que el enemigo cree ganada, desde el regazo del halconato imperial. Pero siempre cometen el mismo error: subestimar al Pueblo. Y ese es quien decide, por las buenas o por las malas. Las brasas de ese horno son los corazones hondureños.
Muchas veces la rabia nos impele a suponer que una dosis mayor de ella, nos da ventaja sobre el enemigo y hasta nos asumimos preclaros en lo que hay que hacer. Craso error. Recordemos una vez más que la cúpula militar hondureña es parte de la mafia que dio el golpe, con apoyo imperial. Esa mina no debe pisarse, debe desactivarse. Hay que ir hasta las fauces del enemigo con mansedumbre de paloma y astucia de serpiente. Do you know what I mean?
pladel@cantv.net