La doble culpa de Robert McNamara

Robert McNamara, secretario de Estado norteamericano de Defensa y luego Presidente del Banco Mundial, activo partidario de la intervención en Vietnam y feroz anticomunista, acaba de morir a la edad de 93 años. Sus actuaciones entre 1961 y 1981 contribuyeron a dar forma a la economía mundial de hoy. En el momento de los balances Éric Toussaint y Damien Millet revelan la amplitud de los desastres causados en su carrera, apoyada en el tríptico comercio, guerra y deuda.

Primer Presidente - Director General de la multinacional automovilística Ford sin ser miembro de la familia Ford, McNamara sólo permanecerá en este cargo cinco semanas antes de llegar a ser Secretario de Defensa de los Estados Unidos, bajo la presidencia de John F. Kennedy (1961-1963), cargo que mantendrá con el presidente Lyndon B. Johnson (1963-1968), McNamara es uno de los principales artífices de la agresión militar de los EE.UU. a Vietnam, guerra a menudo denominada “la guerra de McNamara”. Ejerció continuas presiones para enviar allí más tropas militares, en total más de 500 000 soldados. Alrededor de 1 millón de combatientes comunistas y patriotas vietnamitas y 4 millones de civiles fueron asesinados entre 1961 y 1975. Años más tarde, McNamara reconocería sus errores : “Nosotros, los miembros de las administraciones Kennedy y Johnson, participes directos en las decisiones sobre Vietnam (…) nos equivocamos, estábamos terriblemente equivocados.” Además añadirá: “Yo nunca había visitado Indochina, y no comprendía nada de su historia, de su lengua, de su cultura, de sus valores. Era totalmente insensible a todo ello. (…) Cuando se trataba de Vietnam, estábamos en posición de decidir una política para una tierra desconocida para nosotros.”

En 1968, cuando la situación llego a ser muy difícil para los EE.UU., McNamara es nombrado presidente del Banco Mundial, donde se va a comportar como un misionero, continuando la campaña anticomunista. Su llegada marca un giro significativo en el Banco Mundial que da un acelerón a la deuda, al utilizarla como una verdadera arma geopolítica. De 1968 a 1973, el Banco Mundial concertó más préstamos que durante todo el periodo 1945-1968. Se incitaba a los países del Sur a pedir préstamos masivamente, para financiar la modernización de su aparato de exportación y para vincularles más estrechamente al mercado mundial. De hecho, McNamara empuja a los países de Sur a someterse a las condiciones asociadas a estos préstamos, a aceptar infraestructuras inútiles, presupuestos sociales insuficientes, a construir grandes presas ruinosas en un medioambiente saqueado, a deudas colosales… El cebo utilizado: liquidez puesta a disposición de gobiernos locales sin ningún mecanismo de lucha contra la corrupción y la malversación de fondos públicos. A cambio de esta liquidez, los gobiernos aceptan la mayor parte de las recomendaciones del Banco Mundial.

¿A quién se otorgan estos préstamos? En plena guerra fría, el Banco Mundial interviene para oponerse a la influencia soviética y a las diferentes tentativas nacionalistas y antiimperialistas. La estrategia fue doble. Por una parte, el Banco Mundial apoyó a los aliados estratégicos de los EE.UU. en las diferentes regiones del planeta (Mobutu en Zaire, Suharto en Indonesia, Pinochet en Chile, las dictaduras brasileña y argentina…) para reforzar el área de influencia estadounidense. Por otro lado, el Banco Mundial prestó de manera condicionada a países que intentaban aplicar políticas en ruptura con el modelo capitalistas dominante, para poder ejercer un control sobre sus políticas económicas (Nasser en Egipto, N´Krumah en Ghana, Manley en Jamaica, Sukarno en Indonesia…).

Al principio de los años 1980, los países del Sur, endeudados en exceso, sufren de lleno el alza brutal de las tasas de interés y la caída de los precios de las materias primas, cuya producción aumentan sin cesar para pagar su deuda, lo cual que acreciente la competencia entre ellos, al mismo tiempo que la demanda no crece en el Norte. Las consecuencias serán terribles para los pueblos del Sur que están obligados por el FMI y el Banco Mundial a desangrarse para pagar a los ricos acreedores.

McNamara es culpable de haber dirigido en Vietnam una guerra colonial. También tiene la culpa como presidente del Banco Mundial entre 1968 y 1981 de haber conducido a los países del Sur a un sobreendeudamiento trágico. La gestión de McNamara durante veinte años tenía dos objetivos llevados a buen término: recuperar la ventaja sobre los países que habían afirmado su voluntad de independencia y aumentar la dominación sobre los pueblos del Sur[1]. Hoy, es triste que McNamara no haya sido obligado a rendir cuentas al respecto.



[1] Para profundizar el tema leer el libro de Eric Tousssaint, Banco mundial, el golpe de estado permanente, El Viejo Topo, Barcelona, Enero 2007 (http://www.cadtm.org/spip.php?article2563 ); Editorial Abya-Yala, Quito, Julio 2007; CIM, Caracas, Agosto 2007; Observatorio DESC, La Paz, Noviembre 2007. Ver también en francés: « Robert McNamara, artisan de la mise au pas des peuples » Damien Millet et Eric Tousssaint, http://www.cadtm.org/spip.php?article4565


Eric Toussaint

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Eric Toussaint y Damien Millet


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