La defensa de la soberanía nacional debe ser abordada con prudencia, responsabilidad y sentido de pertenencia, más allá de los distintos enfoques que legítimamente tienen sobre la materia las corrientes de opinión que coexisten en la sociedad. Esto no significa que -como solía ocurrir en la IV República- se pretenda eludir el debate, sino que éste no debería contaminarse con las pugnas políticas coyunturales, por ser un asunto de Estado que compete a todos los venezolanos.
Con el derrumbe de la URSS, el gobierno estadounidense se avocó a lograr un control militar global y a neutralizar el fortalecimiento de la capacidad defensiva de algunas regiones geoestratégicas como Suramérica. Ronald Reagan, argumentando el cese de la guerra fría, intentó imponer en la región la tesis de la sustitución de las Fuerzas Armadas Nacionales por policías antinarcóticos y la apertura de los espacios aéreos nacionales para las “operaciones contra el narcotráfico” controladas desde Washington. La agenda oculta detrás de esta propuesta era reducir al mínimo la capacidad de defensa de países de la región sobre sus espacios terrestres, aéreos y acuáticos.
Con la revolución bolivariana se frustraron esos planes y ante la imposibilidad de deponer por la fuerza al gobierno bolivariano –en el golpe del 11A y el paro petrolero- iniciaron una política de suspensión del suministro de repuestos a los sistemas de armas y, de boicot internacional para evitar su reposición a través de sus socios. Esta política afectó la disponibilidad de las flotas de F-16, aviones de transporte Hércules, aviones Tucanos (Brasil) y la reposición de equipos obsoletos como los tanques AMX-30 y los fusiles FAL entre otros.
Por tener la mayor reserva petrolífera del mundo, grandes recursos naturales y una política internacional que promueve la multipolaridad y el fin de las hegemonías imperiales, habría sido irresponsable quedarse con los brazos cruzados. Nos habría incapacitado para defender nuestra soberanía y es ello, lo que justifica la política del gobierno de reponer y actualizar tecnológicamente nuestros sistemas de defensa, desde Rusia u otros países amigos.
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