Venimos reflexionando, reiteradamente, y en distintos escenarios, a propósito del quehacer de los medios comunitarios. Sobre las radios populares, alternativas y comunitarias, en particular, algunos tópicos saltan a la palestra. La programación, la sustentabilidad, la participación de la comunidad local, la formación permanente del comunicador comunitario y del vecino, la organización interna de las radios, la asamblea de productores, los radios como empresas de producción social y de desarrollo endógeno, el problema del nepotismo, la relación entre los medios entre sí y sus vínculos con los consejos comunales y las comunas, constituyen aspectos y temas de encendida polémica y necesario abordaje. Resulta perentorio, e impostergable, estar atentos, y en constante observancia, sobre la importancia de los medios comunitarios para el desarrollo del Campo Cultural Residencial y Popular.
Los medios comunitarios viven una paradoja que compromete su desarrollo, e incluso su existencia. Junto al gran logro revolucionario de creación y reglamentación de estos medios, lo que significa la democratización del espectro radioeléctrico, hasta alcanzar un 11 por ciento de estaciones, las cuales están asignadas a operados de servicios comunitarios, hasta enero de 2007; la situación actual de desasistencia económica de tales se torna preocupante y las instancias del ejecutivo comunicacional nacional no parecen estar interesadas en inyectarle un flujo económico a tales proyectos. El fracaso de los medios comunitarios representa el triunfo de la oligarquía mediática. ¿Se compromete el proceso revolucionario si estos medios se debilitan, no alcanzan su desarrollo óptimo o corren el riesgo de desaparecer? En esta Guerra de Cuarta Generación, los medios populares, alternativos y comunitarios son unidades tácticas de combate de primera línea.
efrainvalentutor@gmail.com
