DOS.- Los enemigos de la Revolución Bolivariana y socialista están adentro. Utilizan nuestras propias banderas revolucionarias y actúan como las termitas, pudriéndolas por dentro. En apariencia son revolucionarios “rojo rojtos” pero apenas tienen un chancecito electoral votan en contra de Chávez y de nuestra revolución- una gran cantidad de votos de la oposición provienen de allí -- Me cuentan algunos músicos, pintores, escritores, poetas y bailarines que ciertos directorcitos tienen una camisa roja guindada de un clavo o un perchero.
Cuando necesitan ciertos favores o hacer un negocito se la colocan y van a los despachos a adularle a sus jefes para un aumento de sueldo o bien sea para meter otro escuálido y votar a un chavista que no le gusta o les cae gordo. Con los resultados electorales del 26 de septiembre se sienten ganadores y se muestran alzados y descarados. Son medradores y merodeadores de oficio. Esta burocracia apolillada está también en las Alcaldías y Gobernaciones en donde promueven cooperativas de servicio para repartirse la mascada con alcaldes y gobernadores (Ven a mi que tengo flores) Es una cadena que comienza con uno y luego van intercediendo por amigos de los viejos partidos y familiares, muchas veces en complicidad con los propios alcaldes y gobernadores. Usted puede ver un trozo de madera con buena apariencia por fuera, pero si le caen termitas sólo quedará un cascarón podrido.
Vaya a ver también lo que está sucediendo con los “socialistas de estómago “en el PSUV. Son los infiltrados, la quinta columna de siempre. Saben que necesitan un trabajito y se convierten en los revolucionarios más radicales. Cuando alcanzan sus objetivos; ni el comandante, ni el PSUV ni la revolución pueden contar con ellos. Si volvieran los adecos y copeyanos, usted los vería con sus respectivas franelas blancas o verdes. Lo peligroso de esto es la enorme cantidad de votos que le aportan a la extrema derecha oposicionista. El enemigo no está en la puerta, está en la sala de la revolución