¡Ajá, es que vi a PilaPonte en la pantallita y el hecho me causó tremendo interés, alegría también y, obvias consecuencias!
Sucedió el martes, pasado el merídiem; yo, más bien, quería ver al menos el inicio de la sesión parlamentaria y no pude pero, salí premiado.
Por lo que expuso el personaje aludido-PilaPonte-entendí que el Dr. Lupa, científico de los buenos, habría inventado una máquina del tiempo para tratar de curar a los escuálidos y, se la habría enviado para que la probara y, efectivamente, PilaPonte ensayaba precisamente, con esa bicha, bien bueno, aplicada al Chirulí.
Deduje que el PilaPonte es un buen muchacho, puesto que estuvo moscapil, es decir, mosca con las pilas puestas y, en cambio, el Chirulí lució esmorgallao.
Me gusta mucho el tal PilaPonte porque es tan caballero que en vez de pegarle un palo por la cabeza a la triste figura del Chirulí, saca en limpio una lección de historia bien buena y lo deja en pelotas para obligarlo a recuperar la memoria.
PilaPonte es divertido y ante los disparates del Chirulí, mata la partida, del carajo.
Prodigioso mérito del compatriota personaje que, bien representa al pueblo trabajador frente a la inquina del enemigo sinvergüenza.
Me fascina el PilaPonte, porque pone el dedo en la llaga del enemigo; no es cerebro lento sino rápido, va al ataque, toma iniciativas, no guabinea, es asertivo y, para mejor, es ZKonducta.
