Es patético el estilo de entrega desinformativa que se ha entronizado en el periodismo privado venezolano, ocurre así desde que los dueños de medios de comunicación social no les quedó más remdio que admitir hace trece años durante la campaña electoral y luego a partir de Febrero de 1999, que los mimados del desaguisado de votaciones AD y COPEI, ya no se podrían repartir a voluntan el país con la pantomima de elecciones donde se robaban sufragios de otras organizaciones, presentándonos dos candidatos “más de lo mismo…”, o un aspirante proveniente de esas mismas raíces, salido del redil para lanzarse prometiendo como en la novela “El Gatopardo”, cambiarlo todo… para no cambiar nada…., prueba fue el triunfo de quien practicó su chochocracia, Rafael Antonio Caldera Rodríguez. Convencidos del huracán Chávez, esperaron que fuese ungido a la Presidencia para desplegar todas sus argucias, halamecatismo e imposiciones a las que acostumbraron a los anteriores, pero el hombre les resultó insobornable y para colmo de izquierda, con carisma y la convicción de quien conoce la problemática del pueblo explotado, no se deja llevar por alabanzas nacionales ni internacionales de la derecha y para colmo un ser inspirado en Simón Bolívar esencialmente, además de figuras como Don Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora. Político sin pelitos en la lengua y convencido de que la colectividad nacional no aguantaba más el desmadre de los ladrones del petróleo, el oro, la venta de la educación, el abandono a la salud y la usura permanente con las viviendas, relajo en la producción de alimentos y las prácticas del capitalismo salvaje bancario. Amén de la corrupción que se llevaba las ganancias petroleras, por lo cual era insignificante el número de pensionados, se abandonaba a los jubilados y se reprimía desde jóvenes hasta ancianos dándoles peinilla, agua y bala para sofocar manifestaciones, alegando que se hacía “en defensa de la democracia representativa”. No le tembló el pulso a Chávez para aprobar la ley de tierras para acabar con el latifundio y favorecer al sector campesino, nacionalizaciones y expropiaciones consideradas legalmente imprescindibles y el histórico cambio de aquella Constitución moribunda en 1999 que venía maleada desde 1961, consultas al pueblo para tomar decisiones extremas, e incluso el ejemplo mundial de someterse a referéndum valientemente. Hoy dan grima y el pueblo lo palpa, produce rechazo verlos y oírlos aferrarse a la OEA, la ONU y hasta a Mandinga, intentando descalificar a Venezuela y el gobierno revolucionario, porque en el fondo saben que en elecciones no van para el baile. Se preparan entonces para ir a la carrera en la seguridad de ser segundos, subcampeones para luego proponerse a Gobernadores y Alcaldes. Entretanto el lío se forma en su mente, esperanzados en el engaño de un P P O, es decir periodismo procaz y obstruccionista, que lastimosamente cada tanto recula y tiene que admitir sus equivocaciones y mentiras, como lo hizo El Nacional el 19 de Septiembre, admitiendo que eran falsas sus informaciones acerca de Pequiven y Saúl Ameliach, e igualmente hace pocas semanas debió hacer lo mismo con informaciones que le trampearon a “The Economist” y esta publicación les reclamó. Verdaderamente no sólo Chávez los tiene locos, sino que dan lástima porque además de sus inventos, nada tienen que decir decentemente.
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