¿Desmontar los miedos?

En un contexto de confrontación político-comunicacional donde prácticamente los medios, con algunas excepciones, se han alineado en dos frentes de batalla: medios privados de oposición contra el denominado Sistema Nacional de Medios Públicos (Snmp).  

En una sociedad donde los medios públicos deberían "ser el instrumento para que la información sea poder distribuido, y por ende democrático" y no un poder concentrado. En un país donde el Estado ha funcionado tradicionalmente como regulador de los medios públicos, y restos se desempeñan más como medios de gobierno, difusores de contenidos "oficialistas".  

En un marco político confrontacional, en el que el Snmp no ha logrado posicionarse como un sistema comunicacional alternativo a las corporaciones mediáticas. En un contexto en que el Snmp ha quedado reducido a un espacio político que sólo representa los intereses de un determinado sector de la sociedad.  

En una coyuntura preelectoral donde la evaluación crítico-negativa de la gestión de gobierno, más que las propias propuestas de país, se constituye en poderoso argumento del voto en contra.  

Cuando la evaluación crítica de la gestión de la seguridad es punta de lanza de los sectores de oposición. Cuando se acude al uso político del miedo y se juega a su transformación en plataforma político-electoral. Cuando es innegable una situación de inseguridad y de altas tasas de criminalidad…  

En un país donde la dinámica política ha otorgado a los medios privados la franquicia del miedo, ¿a quién corresponde desmontar la matriz del miedo?  

Corresponde al Snmp asumir su responsabilidad social y cultural con la sociedad. Corresponde al Snmp diseñar una estrategia comunicacional inspirada en la política pública de seguridad del Estado venezolano. 

Estrategia que debe identificar la problemática delictiva y no evadir las cifras de victimización, indicando además sus variaciones, sean estas positivas o negativas. Obligada a destacar medidas tendentes a minimizar los efectos de la criminalidad, a proteger los derechos y asegurar la convivencia pacífica y a garantizar la seguridad de la ciudadanía.

Con un sentido de globalidad y del largo plazo, no limitado a acciones reactivas y descontextualizadas, que poco aportan a la percepción de seguridad permanente. Debe rescatar el sentido de lo público, en tanto espacio de interés colectivo y construcción de la ciudadanía. Lo público constituido en instrumento de poder ciudadano vence cualquier miedo.

 
maryclens@yahoo.com 


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Maryclen Stelling


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