El movimiento “Colombia Primero”, dirigido por José Obdulio, organizó en tres puntos fronterizos –Cúcuta, Maicao y Arauca- encuentros de Uribe con el gobernador tachirense Cesar Pérez Vivas y connotados dirigentes de la oposición venezolana, además de actos para promover la candidatura de Capriles Radonsky en la comunidad colombiana residenciada en Venezuela, con la coartada de asumir la “defensa de los venezolanos” llamando a enfrentar provocadoramente lo que él llama la “dictadura chavista”.
El fundador de las autodefensas antioqueñas, presentándose como el adalid de la “lucha contra el terrorismo y la inseguridad”, decidió romper con el Presidente Santos al lanzar su candidatura o la de un candidato suyo -si no logra imponer la reforma constitucional- para las presidenciales de 2014. Paradójicamente, fue precisamente su gobierno quien falló en la erradicación de la violencia y la criminalidad endémica que sufre el hermano país, por el fracaso de la política de la “Seguridad Democrática” -tan admirada por HCR y su equipo más cercano- que cobijó procedimientos violatorios de los DDHH, similares a los que aplicaron las dictaduras que sufrió ALC en el siglo XX. Así lo evidencia el drama que sufren más de cuatro millones de desplazados, el asedio a las comunidades indígenas atrapadas entre “macroproyectos” y enfrentamientos con las FARC, los falsos positivos, las fosas comunes, los asesinatos de sindicalistas, la persecución política, el soborno parlamentario para comprar la reforma constitucional que le permitió la reelección y pare usted de contar.
En su arenga fronteriza Uribe intentó hacer una “carambola” al golpear a Santos -y su política de buena vecindad- y a la vez, golpear a Chávez para apoyar a Capriles.
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