La mentira convertida en campaña electoral aún mantiene engañados. Transcurridos exactamente TRECE AÑOS Y SIETE MESES de la Revolución Bolivariana bajo la conducción de Hugo Chávez, leí una opinión el Domingo 2 de Septiembre 2012 recordando que en la campaña electoral de 1998 cuando Chávez fue candidato por primera vez, había dicho “vamos a freir en aceite las cabezas de los adecos…”. Semejante exabrupto fue un engaño de la desesperada campaña electorera contra el Comandante candidato, pues más tarde un actor profesional confesó que le habían pagado para que imitara la voz del aspirante presidencial Hugo Chávez. La prensa escrita, las televisoras de poderosa influencia en aquel entonces, así como las emisoras de radio, repitieron y repitieron minutos, horas y semanas este engaño, a punto tal que 163 meses después en vista de las elecciones del 7 deOctubre 2012, aún hay gente que jura, asegura y repite “Chávez mandó a freir en aceite las cabezas de los adecos…”, lo que nunca sucedió. Juzgue por esta evocación electoral la guerra sucia de campaña deliberadamente exagerada y farsante, que utiliza la adecopeyanquicracia y la ultraderecha fascista intentando convencer al pueblo, con la técnica de Joseph Goebbels jefe de propaganda nazi de Adolfo Hitler, quien afirmaba que “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Sigue ocurriendo todo el tiempo por la forma de dirigirse al colectivo votante, estos fracasados de la política en Venezuela a quienes la colectividad descubrió hace tiempo y por más que tengan el dominio propagandístico de televisoras, radiodifusoras y periódicos, en la realidad reciben el desprecio de mujeres y hombres a quienes les indigna ser tratados como ciudadanos tarados, insultándolos con el término “chaburros” o afirmando -como dijo en frase estupidócrata el candidato oposicionista, que los empleados públicos en la actualidad son (y cito textual con el perdón de usted) funcionarios serviles y jalabolas…”. Así los denigró Capriles R., ante lo cual uno se inquieta pensando ¿hasta dónde llegará este ciudadano que parece hijo bastardo de la patria venezolana?, un hijo legítimo pero de la gran burguesía y el pitiyanquismo capitalista salvaje y lacayo. Ahí está el peligro de quien confesó que no asistió a la marcha de la oposición obrera el 1ro. de Mayo porque él es “empleador…”, pretendiendo en su campaña correlona disfrazarse de popular, un populismo que no se lo cala con sinceridd ni el más fanático del enfermizo y recalcitrante odio contrarrevolucionario.
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