Cuando faltan apenas quince días para las elecciones nacionales, la campaña de los medios privados locales y extranjeros contra el presidente Chávez, arrecia. No podríamos esperar otra cosa, porque lo que está en juego es demasiado importante, no sólo para los venezolanos sino también para las pretensiones gringas. Ante la derrota del candidato de la derecha, anunciada por la mayoría de las empresas encuestadoras y por el peso de las demostraciones de calle, pareciera que el comando opositor centra sus últimas esperanzas en un evento “fortuito”, especie de catástrofe nacional; y en un supuestamente ansiado debate entre Capriles y Chávez, que aunque representa una pelea de pollo contra tigre, será publicitada nacional e internacionalmente, como una victoria verbal del afásico candidato de la burguesía. Qué cinismo. Porque lo que menos importa a la derecha y sus medios de comunicación criollos y extranjeros es la verdad y la credibilidad. El engaño es su herramienta predilecta. De allí los titulares como el de la BBC del 20/09: “Refinería venezolana devorada por las llamas” (http://www.bbc.co.uk/mundo/video_fotos/2012/09/120920_video_venezuela_refineria_incendio_il.shtml), cuando en realidad lo que ocurrió en El Palito fue el incendio de dos tanques, que no afectó el procesamiento normal del crudo. En la misma línea se inscriben las constantes especulaciones sobre la salud del Presidente y la supuesta fortaleza física del candidato opositor, como si se tratara de un combate de boxeo, en el cual sin duda este último también saldría mal parado.
Estamos en presencia de una lucha sin tregua entre los defensores del modelo entreguista que fracasó durante más de 40 años y que casi arruinó al país, contra la esperanza sustentada en los avances que apenas en diez años, después del paro patronal y petrolero, ha venido acumulando la actual gestión en materia social, cultural, educativa, de salud, vivienda, deporte y grandes obras de infraestructura.
A la hora de votar, el elector y la electora deberían recordar, cuántos de sus familiares amigos o vecinos se han beneficiado de un Seguro Social que ahora sí funciona, que no solo ha incrementado sus pensionados desde sólo 300 mil en 1998 a más de tres millones en la actualidad, sino que además cancela pensiones indexadas con el salario mínimo, y por si fuera poco, ha aceptado el ingreso de trabajadores independientes siempre ignorados, como los taxistas, músicos, comerciantes y deportistas. De igual forma cabría preguntarse ¿cuántas personas han tenido acceso a medicinas gratuitas a pesar de ser tan costosas? ¿Acaso un eventual gobierno de la derecha mantendría esas condiciones, cuando ya Capriles ha dicho que son muy onerosas? Pero además, ¿qué pasará con las universidades creadas por el actual gobierno, que han logrado vencer el filtro clasista de las tradicionales y abrir oportunidades para todos? ¿Seguirán funcionando de manera democrática a pesar del elitismo inherente a la derecha? ¿O serán privatizadas y destituidos sus docentes? De igual forma, los actuales y próximos beneficiarios de la Gran Misión Vivienda, los refugiados y la gente humilde en general, deberían preguntarse si un gobierno neoliberal como el que promete Capriles, podrá mantenerles las mismas facilidades de pago. ¿Y acaso los miles de campesinos que han logrado recuperar parcelas para la producción agrícola, volverán resignadamente a sus conucos si los usurpadores terratenientes recobran los espacios? Y los grandes planes de transporte, ¿seguirán teniendo el empuje que les ha dado Chávez, después de cien años de inacción? Y los cien mil trabajadores de la industria petrolera, ¿se dejarán desplazar fácilmente por los 18 mil “meritócratas” (o sus recomendados), que abandonaron sus puestos de trabajo durante el paro del 2002? ¿Permitirán pasivamente que se privatice PDVSA? Sin duda, no sería fácil un retorno de la derecha al gobierno, porque el pueblo venezolano ha madurado, se ha organizado, se ha instruido, está consciente de los logros obtenidos bajo el mandato de Chávez, y no dejará que se los arrebaten.
La propaganda local y foránea renueva sus ataques al Presidente recordando que padeció un cáncer, y que ello le ha restado movilización, obviando que a Chávez lo conoce toda Venezuela y que lo sustantivo de su campaña descansa en las obras de su gobierno, concluidas, en marcha o planificadas. Lo que Capriles apenas comienza a vislumbrar en su periplo casi turístico, Chávez lo sabe desde hace décadas, porque conoce al país palmo a palmo, porque es un hijo más del pueblo, que habla su propio lenguaje, reconoce sus carencias y sus valores, y tiene una visión nacionalista que ha potenciado el rol de Venezuela en Latinoamérica y el mundo. ¡No volverán!.
charifo1@yahoo.es
Profesor UCV