Publicidad.1. f. Cualidad o estado de público. La publicidad de este caso avergonzó a su autor.2. f. Conjunto de medios que se emplean para divulgar o extender la noticia de las cosas o de los hechos. 3. f. Divulgación de noticias o anuncios de carácter comercial para atraer a posibles compradores espectadores, usuarios, etc.” Así define el Diccionario de la Real Academia Española, el que llaman DRAE, la palabra “Publicidad”.
Los gringos son unos genios en eso de la publicidad. Hay ciudades famosas por sus carteles publicitarios, por sus avisos luminosos. Como Nueva York. Y la gente los consigue bonitos y son uno de sus principales atractivos turísticos. Visitan la ciudad para verlos. Se ven en las películas. Hay gente que siente cuando ve aquello que se está ante un acontecimiento descollante, fantástico, fuera de serie. Los avisos luminosos en el Times Square de la Gran Manzana pueden hacer delirar al más indiferente de los mortales. Convengamos también, entonces, en que la Ciudad de los Rascacielos es una ciudad muy publicitaria. Y les va bien con eso.
Eso pasa en Nueva York y está bien que pase en Nueva York. La esencia del capitalismo es vender; a costa de la explotación de las personas; donde hay muerte la publicidad (y la propaganda) logran que la gente vea vida. Donde hay hambre la gente ve abundancia. Venden ilusiones, venden armas, venden “libertad”, venden mentiras, venden remedos de democracias.
Uno de los objetivos de la publicidad es decir mucho y bien dicho con la menor cantidad de letras posible o sólo con imágenes. Hay anuncios muy buenos, que hacen del “lenguaje publicitario” un arte, una manifestación más del ingenio del ser humano.
Recordaba todo esto mientras subía el cerro caraqueño en teleférico a una fiesta de fin de año. No parece sensato que en el Gobierno Bolivariano de Hugo Chávez haya que “vender” en cualquier espacio. Las torres que sostienen las guayas donde cuelgan los funiculares del Warairarepano están llenos de publicidad; de una empresa del Estado. Y en el pasillo donde se hace la cola para montarse en los funiculares hay unas cajas cuadradas luminosas (horribles, por lo demás) de un banco del Estado.
Supongo que hay que vender y para vender hay que competir con la empresa privada. Pero, caramba, no tenemos que contribuir con la intoxicación de avisos publicitarios en los espacios públicos. Pudimos constatar que el parque nacional Waraira Repano está lleno de publicidad. ¿Es eso legal? ¿Podemos llenar la Plaza Bolívar de publicidad comercial de empresas del Estado? No sucede ni debe suceder. El hecho de que sean productos o empresas del Estado no hace que su publicidad no sea invasiva.
Valga también esta última entrega de la “desatada” de 2012 para sentirnos felices por los logros alcanzados como país. Y para desear, como millones de personas en el mundo, que el 2013 nos traiga de vuelta sano al presidente Chávez. ¡Feliz año para todos los hombres y mujeres de buena voluntad! Sigamos…
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