Lo he dicho, pero que lo diga no destacada nada. La Hojilla no era un programa de mi preferencia, tal vez (y disculpe la modestia) porque durante mi formación tuve la oportunidad de leerme una cierta cantidad de obras sobre los medios y su función. Tener más o menos claro claro esto no me obliga mucho a ser usuario, porque sé que representa y qué hacen para imponer sus intereses.
Cursé en la universidad, una asignatura que tenía como tema la Comunicación y ahí pude meterme a revisar parte de los escritos que destacados intelectuales de la llamada escuela de Escuela de Frankfurt habían elaborado[i]. En esas publicaciones habían ideas suficientes para entender el asunto y ver como Pascuali y Marcelino Bisbal (por ejemplo) hicieron copias inteligentes que luego abandonaron, porque fueron eso: copias.
Mario Silva, como ya lo ha calificado la MUD (por alguna razón) creó un centro de conciencia. Digo bien; Mario Silva tiene ese punto o producto a su favor, que efectiva y realmente no ha sido mejorado o suplantado por otro. La Rabia inmensa y la fiesta que montó la oposición con la salida del aire de La Hojilla, habla de esa situación y no hay necesidad aquí de hacer un tratado para justificar esa creación. Vuelvo a decirlo para que no vaya a dejarse ver como una ligereza: La Hojilla fue una creación-construcción alternativa de cómo se participa en una guerra política.
Esa construcción o creación pudo resultarnos no muy académica algunos y ácida a la MUD, pero vino de un artesano, que tal vez ni sabía si que la Escuela de Frankfurt existió y que hubo textos como los tantos que publicó Armando Matterlad para colocar a los medios y a sus dueños en sus respectivo lugar de la lucha por el poder.
Hoy frente a esta guerra económica, pienso en Chávez y retomo golpe de timón y dentro del contenido de este documento, pienso en un párrafo en el cual nos estuvo insistiendo en la necesidad primaria de la revolución política. Ese párrafo está entre las primeras páginas de un documento que creo que leemos pero no aplicamos. Tenemos creo yo, un exceso de teoría (dejada por Chávez) y una muy baja aplicación de esa teoría.
Ahora en el momento en que redacto esta nota no tengo a mano el documento, pero creo que Chávez insiste en que la revolución política es previa a la económica y esa falta de aplicación de la teoría dejada (legado) por Chávez hace que nos equivoquemos mucho y una solución ofrecida sin aplicación de la teoría (legado de Chávez) da origen a un problema que lleva a tomar tiempo para explicar.
Tenemos ahora en esta coyuntura, la necesidad de solicitar que bajemos la ansiedad de consumir, pero mientras altos funcionarios dicen esto; la publicidad de muchos bancos públicos revolucionarios nos invitan a solicitar créditos para comprar viajes, televisores, Teléfonos y todo este espectáculo de corotos que nos ofrecen. Se estimula más el consumismo desde la banca "revolucionaria" qu el ahorro o la inversión de esos ahorros.
Enfrentar una guerra Económica sin ese artesano de la comunicación, implica ignorar a Chávez y su angustia de darle preferencia a la revolución política. Pienso, no habiendo sido usuario fijo de La Hojilla, que dos horas de Mario Silva son más efectivas que 22 horas en los canales del Estado. Pienso ahora, después de haber leído otros escritos publicados en esta página y de entender la valentía de Aporrea, que si hay necesidad de hacer la revolución política, que supone crear conciencia, es necesario colocar toda la TV pública o mucha de ellas bajo la batuta del equipo de Aporrea y VOLVER A TENER A MARIO SILVA. Sin esa participación, cojeamos y mucho.
[i] Como es sabido; la Escuela de Frankfurt estuvo integrada (entre otros ) por Max Horkheimer, Herbert Marcuse, Erich Fromm, Theodor Adorno, Armando Matterlad y fueron muy conocidas y leídas las obras: 1) Historia de las Teoría de la Comunicación y Para Leer al Pato Donald (Matterlad) y la Investigación de la Comunicación de Masas. Críticas y Perspectivas (Mario Wolf)
