La tergiversación de una frase del presidente Nicolás Maduro sirvió para que los monopolios mediáticos del mundo entero realizaran lo que mejor saben hacer: utilizar la mentira para desestabilizar gobiernos populares.
Cuando el 21 de noviembre, el presidente Nicolás Maduro acusó a los capitalistas de ser especuladores y ladrones, usando sólo una leve pausa para separar esa cruda denuncia de su siguiente afirmación, los editores de los medios enemigos bailaron un joropo periodístico. Descubrieron que podían poner a Maduro contra Maduro.
Ese mismo día, se produjeron en el país por lo menos doce informaciones con rango internacional. Varias de ellas incluso aprovechables para usar contra el gobierno. Sin embargo, la noticia no fue lo que dijo el presidente contra la voracidad capitalista, sino cómo lo dijo y la facilidad de convertirla en su contrario. En la transcripción escrita bastaba con borrar una inofensiva coma para convertir al gobierno en lo mismo que los comerciantes acusados por el gobierno.
Este contrasentido lo redactaron editores de 14 diarios del continente, cadenas televisivas como CNN, NT24, Univisión, Yahoo Noticias, La Nación y Clarín de la Argentina, Caracol de Colombia y Miami Herald, desde el jueves 21 en adelante.
El diario Clarín llegó más lejos. Llamó “lapsus” a lo que ellos dicen que dijo Maduro, sabiendo que ese latinismo, según la RAE, quiere decir “falta o equivocación cometida por descuido”. Aun con la frase mal construida, y una pausa muy breve para ser televisión, no se trata de un lapsus, sino de una larga incriminación contra los capitalistas importadores y mayoristas. Es más grave la manipulación, si recordamos que lo dijo luego de meter presos a más de 40 comerciantes por especulación y estafa, en medio de las dos semanas más calientes de los últimos meses en la política venezolana.
Esto dijo Maduro: “Quiero decirles aquí, atención comerciantes de este país, pequeños y medianos, esos comerciantes que ustedes conocen, son tan víctimas del capital, de los capitalistas que especulan y roban, como nosotros, como la gente que trabaja, como la gente que estudia”.
Esto titularon Clarín, La Nación y otros medios del continente: “Maduro dice que ‘los capitalistas especulan y roban como nosotros’”.
Este es uno de esos momentos en que la gramática se convierte en arma de la política. Los editores y dueños de medios no tienen problemas con el uso de la lengua. Ellos saben que hay una coma separadora, y que entre la forma adverbial “como” y la tercera persona del plural “nosotros”, flota el vocablo “somos”, que incluye a las “víctimas del capital”, señaladas en la declaración presidencial. ¡Y eso qué importa!, habrán dicho en las redacciones.
Así, convirtieron el episodio en un juguete sonajero y con él llenaron titulares, noticieros y los chismeríos más baratos de las redes sociales, se supone que a falta de mejores argumentos contra Maduro.
La gramática no tiene la culpa
En realidad, las causas son más serias y considerables, ubicadas en los acontecimientos del último mes en el país.
Se está en presencia de una reacción violenta por identidad de clase y posición política, contra una serie de medidas gubernamentales que obligaron a los especuladores comerciales y financieros a bajar precios a menos de la mitad en apenas dos semanas. Tuvieron que dejarse requisar comercios, depósitos y la contabilidad. Y, lo peor: sufrir cárcel por delitos económicos y civiles. Eso es mucho más que una simple coma en una declaración presidencial.
El gobierno, acompañado por los movimientos sociales tocaron lo que más le duele a un propietario, su propiedad. Y aunque el gobierno no está promoviendo su expropiación como clase dominante, para ellos es suficiente que interfieran en la medida comercial de su tasa de ganancia, el precio.
Esto, que vale en general para todo capitalista, se vuelve insoportable cuando se trata de una cadena de precios inflada artificialmente hasta cielos especulativos del 7.077% en pocos meses.
Después de quince días de batalla contra la desaforada especulación comercial, esta semana hubo una revelación que dejó atónito al mismísimo gobierno. El viceministro para el Área Social, Héctor Rodríguez, inspeccionó este jueves 28 de noviembre la gigantesca tienda DistinLamp ubicada en la ciudad de Los Teques, a una hora de Caracas. En ese establecimiento, los sobreprecios en lámparas y acoples decorativos para el hogar y oficinas llegaban hasta el 7.077% (Fuente: http://www.aporrea.org/ contraloria/n240827.html).
La campaña contra Maduro por lo que dijo o no dijo es un adelanto de lo que prometen hacer para tratar de sacarse de encima a un gobierno que decidió imponer reglas, controles y penas.
Si esta semana, una leve coma en una declaración televisiva fue motivo para una campaña internacional de falseamiento de la información presidencial, son imprevisibles los artificios periodísticos que usarán para tratar de convertir a Maduro en el peor enemigo de Maduro. La batería de medidas resuelta este viernes 29 de noviembre permite adivinar la fuerza de la respuesta.
Con la Ley Habilitante en la mano, el jefe de Estado instaló el Centro Nacional de Comercio Exterior, una medida esperada desde hace más de una década contra el sabotaje comercial y económico, iniciado el mismo día del año 2001, cuando el gobierno de Hugo Chávez decidió cuestionar el dominio del capital por algunos de sus lados.
El objetivo del Centro de Comercio Exterior es “garantizar y asegurar las políticas nacionales en materia de administración de divisas, ejecutar un plan de divisas en la nación, crear un plan nacional de importación, orientar las estrategias de estímulos de la exportación, orientar estrategias de incentivos de inversiones extranjeras, hacer seguimiento y control a los programas de inversiones en el exterior, y crear una fuente adicional de divisas para la República, entre otras tareas".
La otra seria decisión va dirigida a controlar el sistema de estafa de los grandes consorcios inmobiliarios, que en Venezuela distorsiona los precios de los alquileres e impide la estabilidad de los pequeños y medianos comerciantes. "He decidido sacar un decreto especial de control y regulación de los arrendamientos vinculados al comercio en todo el país", declaró Maduro durante un Consejo de Ministros realizado en el Palacio de Miraflores. Y agregó: "Es necesario acabar con el arrendamiento especulativo y explotador en procura de las relaciones arrendaticias justas y socialmente responsables". En consecuencia, será intervenida por el Ejecutivo Nacional la cadena de comercialización de inmuebles comerciales para proteger "medianos y pequeños productores, industriales y comerciantes que carecen de la capacidad económica para adquirir inmuebles destinados al comercio”.
A partir del pasado viernes, el precio del metro cuadrado de los locales destinados a las actividades comerciales no podrá exceder los 250 bolívares (alrededor de 150 pesos argentinos al cambio actual), de acuerdo con el Artículo 2 del decreto especial. Este precio se aplicará en “los cánones de arrendamientos de inmuebles constituidos por locales o establecimientos en los que se desarrollen actividades comerciales, en edificaciones de viviendas u oficinas, edificaciones con fines turísticos, galpones, oficinas, edificaciones de uso educacional, edificaciones de uso médico asistencial, centros comerciales y en general, cualesquiera clase de locales o establecimientos destinados al funcionamiento o desarrollo de actividades económicas comerciales, productivas o de servicios”.
El chofer
Ya no es noticia que se digan y escriban las peores extravagancias periodísticas contra un gobierno progresista en América latina (Evo Morales ya tuvo que soportar la peor de las insolencias). Y mucho menos cuando se trata del heredero de Hugo Chávez. La novedad hay que buscarla en el artificio que usan los editores para promover la imagen contra alguno de sus presidentes o presidentas. En el caso de Venezuela, la tarea es sembrar la idea de que Nicolás Maduro debería ser echado del poder. Y para eso, cualquier cosa vale. En este caso, como se nota, fue la leve pausa que produce una simple coma.
Esta campaña le da continuidad a la que sostienen desde que el canciller de Chávez se convirtiera en mandatario nacional. Primero, lo acusaron de usurpador; luego, de presidente ilegal; después, dijeron que había robado votos para completar los tres puntos de su triunfo. Cuando se convencieron de que no podían impedirle asumir como presidente, derramaron tres versiones fraudulentas en la prensa caraqueña. La primera fue que sufría de “insania mental prematura”, según acusó el diputado Julio Borges el 17 de mayo de este año, sin aclarar respecto de qué era lo prematuro. Siguió la especie según la cual Maduro padecía de “incapacidad e insuficiencia intelectual para gobernar”, como señaló María Corina Machado, la conocida diputada opositora. Esta acusación fue traducida por el odio de clase opositor bajo una fórmula muy usada en los primeros meses de gobierno: “¿Y cómo es eso de que un chofer de autobús nos va a gobernar?”. La tercera, fue más original, pero no menos disparatada: “No hay pruebas que nieguen que Nicolás Maduro es colombiano”, reveló el dirigente ultraderechista Leopoldo López.
La curiosidad de estos argumentos no radica en ellos, solamente, sino en que fueron exactamente los mismos que se dijeron contra Hugo Chávez entre 2001 y 2003, cuando las cosas en Venezuela llegaron a punto de explosión.
Ahí, en ese punto, está la conexión entre la campaña por lo que dijo Maduro, y cómo lo dijo y cómo lo usan los medios que lo quieren derribar.
La insoportabilidad de Maduro
La tesis política dominante hoy en los círculos dirigentes de la oposición es que el gobierno de Nicolás Maduro está en caída libre, con los días contados o, como lo graficó el diario antichavista Tal Cual, “con fecha de vencimiento”. Incluso pusieron varias fechas: 23 de noviembre, 27 de noviembre, finales de diciembre, los primeros meses de 2014 o mediados de 2015, cuando se cumpla la mitad del mandato y ellos tengan la opción del Referéndum Revocatorio contra la presidencia.
La traducción más fiel de la tesis golpista de la oposición la dieron, esta semana, el joven dirigente opositor Leopoldo López, uno de los más violentos pero al mismo tiempo uno de los que tienen más ascenso, y la conocida periodista de ultraderecha Patricia Poleo.
El primero afirmó que Maduro debía salir del gobierno porque “se robó las elecciones en abril” y formó “un gobierno antidemocrático”. Cuando el periodista que lo entrevistaba le preguntó cómo se lograba eso, respondió: “Lo importante no es él, sacar a Nicolás Maduro del poder es el objetivo, y vamos para allá. Pero eso requiere de gente, gente en la calle, gente con una determinación, gente asumiendo un camino propuesto por una dirigencia política, gente que esté protestando pero que también esté visualizando el para qué”.
Patricia Poleo, una de las protagonistas televisivas del golpe de 2002, acudió a un brujo brasileño para tratar de adivinar la salida pronta del gobierno bolivariano. Desde el nuevo canal para venezolanos residentes en los Estados Unidos, www.democraciatv.com, se presentó hace unos días una nueva entrega de su programa Cuéntamelo todo con una entrevista realizada al famoso “profeta” brasileño Reinaldo dos Santos.
La periodista le preguntó “cuándo cree usted que cae Maduro”, y el inspirado nigromante respondió con la seriedad de quien advierte el último terremoto de la humanidad: “Si yo digo que Maduro cae mañana, nadie va a hacer nada esperando que caiga mañana”. Y aseguró que él sabe la fecha, pero no se atreve a decirla. “Él no puede decir si falta mucho o falta poco, él asegura que sólo puede guiar a los venezolanos en el camino que lleva a ese desenlace”, comentó Poleo.