Bien sabemos que el periodista de palangre, ese personaje que con el mayor de los cinismos inculcado por quien lo transformó en eso, le hace el mayor de los daños a la población mundial; incluso, a los mismos que le pagan. Y sabemos, que continuará por un tiempo muy corto, haciendo el mal para lo que fue “creado”. Y aunque bien lo sabemos, debemos hacer lo imposible por tenerlos en vigencia, porque por el periodista y el periodismo de palangre, podemos seguir conociendo el rostro de los enemigo de la humanidad.
¿Cuánto vale un periodista de palangre? Pregunta que a diario se hacen la comunidad mundial cada vez que escucha, lee u observa, un noticiero, un análisis, reportaje o cualquier debate, donde los protagonistas son esos periodistas del palangrismo u otros desinformadores que la televisión y la prensa en general del capitalismo salvaje, tiene regada por el mundo haciendo una guerra que va de derrota en derrota.
El periodista de palangre, es ese que vendió su alma al demonio por aquel platito de lenteja que hoy se trueca por la residencia en los Estados Hundidos u otro país “desarrollado”. Es aquel que por unos dólares más, da a conocer su rostro que asquea; y es aquel, del cual se ríe quien lo compra por esa palada que llamamos palangrismo y es tenido como objeto, por mercenario, por mercancía. Es aquel ser despreciable que sin rubor alguno, se para frente al camarógrafo y el resto de los hombres y mujeres que trabajan detrás de las cámaras y cada uno de esas personas, sabe, la clase de hombre o mujer que sin ningún escrúpulo, dice mentiras al mundo a nombre de quien lo compra.
¿Cuánto vale un periodista de palangre? Vale lo que vale las amistades que lo engañan; vale la burla de quién convive con él o ella; vale el descrédito de sus familiares e hijos cuando se enteran de la realidad; vale el desprecio silencioso de las personas que atienden su hogar; vale la malicia que le pone el portero de la empresa donde trabaja; vale la mentira y la burla del otro periodista de palangre que le hace una entrevista para engañarlo y animarlo a seguir cumpliendo una compromiso que cada vez lo entierra más.
Un periodista de palangre, es eso lo que vale, una palada, sea grande o pequeña pero es eso, una palada. En el caso de los presentadores de televisión como los y las de CNN, TVESPAÑA, Univisión, todos los de FOX, el grupo prisa, caracol, RCN y etc. Las damas, son ex - reinas de belleza o modelos y los hombres “bien parecidos”, pero, sin los pantalones y pantaletas necesarios para hacer respetar esa personalidad y la profesión que escogieron para degradar el periodismo.
Un periodista de palangre, ¡está tan imbuido en su ratito de uso y desuso!, que no puede captar que quién más lo puede despreciar, es quien lo compra. En los mismos Estados Hundidos que tiene una población alienada, una encuesta Gallup, de 2012, dice que de cada 10 norteamericanos, 6 no le cree a ningún periodista de noticias. Y en el resto del mundo y especialmente en América Latina, 8 de cada 10, ya puede saber que és, o quién es de palangre.
Un periodista de palangre está en las manos de los dueños de la empresa para la que tra-baja. Léase bien, tra-baja. Está condicionado, alienado y sabe en sus trasnochos, en su conciencia que le cuestiona, que su elección lo condena de por vida a ser ese lamentable papel aunque no lo quiera. Y esa conciencia en sus trasnochos le acusa por el malestar que causa a la humanidad, a la tierra y al mismísimo cosmos. Y sabe que ya el mundo le enfrenta y quita su careta. Ya sabe que aunque le aparenten atención, solo le hacemos el juego a su hipocresía. Y sabe, que los entrevistados les conocen y esperan el momento para avergonzarlos frente a las cámaras.
Un periodista de palangre, tiene en sus espaldas miles de homicidios, tiene responsabilidad en las muertes de todas las guerras. Es el mayor responsable de la mentira cínica de un gobierno lacayo, de un empresario “exitoso” o un político corrupto. Es responsable de la drogadicción de nuestros jóvenes y la inseguridad global.
Un periodista de palangre, por vivir de la mentira, hasta los dueños de las empresas que anuncian en sus espacios, les condicionan su personalidad y le obligan a contar la historia a como le venga en gana al patrocinador.
Un periodista de palangre, olvida que la tecnología hoy, lo hunde cada día, porque fácilmente desvestimos cada palabra que diga en cuestión de segundos. Olvida que cualquier “hijo de lavandera” en este mundo tecnológico, sabe cómo hacerlo.
Al periodista de palangre, no le informan que el “raitig” que tienen es por accidente, y que millones de televidentes en el mundo, les vemos, más para detectarle sus cinismos que para informarnos.
El periodista de palangre todavía ignora que ya el televidente cuestiona el medio, la persona y los fondos que puedan percibir empresarios y palangristas. Ya el pueblo pregunta por la fuente de cada noticia. El pueblo mundial ya sabe cuántas fuentes de noticias existen y cuales son confiables. Y el pueblo mundial y los periodistas honestos, sabemos que selección se hace de cada argumento que se mediatice. El mundo ya sabe quien apoya a quien; ya sabe quien entretiene y quien informa con veracidad o con sesgos. El mundo conoce a cada uno que recibe palangre y conoce hasta su risa y su ceño; en otras palabras, ya el mundo conoce hasta el leguaje corporal del palangre. El mundo sabe concatenar cada noticia o desinformación porque la tecnología lo permite.
Y para remate del periodista palangrista, la historia lo desaparece y ya son presentados en las universidades del mundo para enseñar al nuevo periodista, lo que no se debe hacer. ¿Cuánto vale real-mente un periodista de palangre?