El Nacional fue el primer medio que me publicó algo en la vida: en 1961, creo, toda una página de su Papel Literario para mi primer (mal) poema adolescente “Canto al niño que juega a la guerra”, con una presentación de Juan Liscano. ¿Quién podía pensar que medio siglo después, ese mismo diario, ahora “El Nazional”, cepillo de poceta comprado por la CIA, me señalaría para ser asesinado como un “feroz y peligroso radical” por haber expresado mi opinión sobre el Caso Simonovis. aporrea.org/ddhh/a179018.html
Entre otras cosas leemos que Monseñor Padrón, con clarividencia divina afirma “El presidente es proclive a dar la amnistía, pero su voluntad se ve limitada debido a las presiones a las que posiblemente (sic) se ve sometido”, lo que equivaldría a decir que el prelado escribe lo que escribe por la pedofilia a la que “posiblemente” es adicto; y luego Simonovis se multiplica como los panes porque ahora los radicales “se oponen a favorecer a los condenados”, lo que es falso.
No contentos con eso, La Mancheta del diario dice “los radicales libres son nocivos para los presos políticos” y en el editorial se lee “hay sectores dentro del gobierno, feroces y peligrosos radicales que, además de oponerse a toda forma a diálogo, todavía tienen la fuerza necesaria para imponer su agenda” (si eso fuera cierto, El Nacional hace tiempo que hubiera sido expropiado y sería otra vez un periódico serio en manos de periodistas y no un instrumento de guerra psicológica en manos de mercenarios). Continúa el editorial: “No es sólo la vida de Simonovis lo que está bajo amenaza de los que odian el diálogo. Corren también peligro los necesarios acuerdos para avanzar en la solución de los grandes problemas del país; se tambalean los propósitos anunciados en la reunión que los alcaldes y gobernadores democráticos (sic) sostuvieron en Miraflores con Maduro…”
Todo lo anterior viene a decir que este servidor, feroz y peligroso radical, tengo la fuerza necesaria para imponer mi agenda, doblegar a Maduro proclive a la amnistía, y de mi acción depende no sólo la vida de Simonovis, sino también la solución de los grandes problemas del país, el diálogo, la paz y la concordia entre los venezolanos. Dos más dos son cuatro: cualquiera deduce que al eliminarme (a mí y a otros como yo) la suerte de Venezuela mejorará y un futuro de concordia y paz será posible…
Pero ¿a qué viene esto cuando ya Maduro decidió sobre el tema? todo indica que se trata del inicio de una política de eliminación física de “feroces y peligrosos radicales” con la cual amenazar luego a los moderados… En otras palabras, la “colombianización” de las ciudades después de la del campo que le ha costado la vida a centenares de agraristas. En mi caso, todo comenzó cuando, por el mismo artículo, al día siguiente de su publicación, un “hans.haussen@gmail.com” de Cúcuta, me amenazó por Internet: "Ni tus hijos se salvarán de lo que les pertenece. Porque comunista se mata de chiquito..." Lo denuncié por twitter y por ahí comenzó todo, no por Simonovis que no les importó nunca como para un intento serio de fuga o negociación, sino para amputar a la revolución de sus “radicales libres” en las redes sociales.
Tengo 68 años de edad y desde los 16 he servido, como he podido, a la buena y vieja causa de la humanidad. Se murió Chávez que era un libertador ¿y no me voy a morir yo? Si me matan no se desquitan ni me quitan lo bailado, ni dejaré por eso de ser el mar, amor y humor que siempre he sido. Si me tengo que ir me iré, sabiendo que mi tierra y mi planeta van por buen camino, y que el período de guerras y revolución que la crisis ha iniciado no se detendrá hasta que desaparezca de la memoria de los humanos esta siniestra época del capitalismo decadente y militarizado. Socialismo o barbarie, no hay otra.
Nada se perdió, yo he triunfado
En mi se perpetuó la estirpe
De lo que nada han tenido y todo han dado
Como sea, quede claro que fueron los de El Nazional (no importa si el idiota de los Otero, el súper traidor Argenis Martínez o sus amos gringos) quienes me señalaron para la muerte y me marcaron para los asesinos.