Considerando: que los medios privados diseñan y difunden contenidos para la subversión, la discriminación y el odio entre los venezolanos.
Considerando: que con el chantaje de la, ¿libertad de expresión?, los medios de la oligarquía, no solo desarrollan el terrorismo mediático, sino que funcionan como verdaderas armas de guerra que atentan contra la democracia en Venezuela.
Considerando: que en el contexto de la lucha de clases no hay ni objetividad ni neutralidad y que los medios de la oligarquía responden a los intereses del imperialismo.
Considerando: que la hegemonía y el poder mediático (radio, televisión –abierta y por suscripción-, prensa, etc.) están en manos de la oligarquía parasitaria.
Considerando: que la guerra mediática (parte integrante de la Guerra de Cuarta Generación), tiene los mismos fines y objetivos de la guerra convencional: destruir, controlar o asimilar al enemigo actuando en las mentes, sin importar edad, sexo o condición social y que la acción de la televisión es más destructiva porque entra en los hogares y ataca a una gran población indefensa e inocente, inoculándoles su ideología y modo de vida del colonizador imperialista.
Considerando: que se trata de un problema de seguridad nacional.
Propongo: que para transformar las asimetrías mediáticas y en defensa de la Nación, el Estado inicie, con la televisión, una etapa de transición que en consecuencia regule, controle, produzca, adquiera y provea todos los contenidos (alta calidad y producción) de la TV en Venezuela (abierta, satélite, cable, etc.) en el horario correspondiente entre las 06 de la tarde y 10 de la noche.
Que se cree un amplio y especializado equipo ad hoc y los contenidos estarán en correspondencia con los valores humanos y el Plan de la Patria.