En diversas ocasiones hemos abordado el tema de la violencia y sus manifestaciones: directa, estructural, y cultural. Esta última, de carácter simbólico, cumple la función de legitimar la violencia directa y estructural y se expresa en el lenguaje, arte, ciencia, leyes, educación, medios...
Alertamos sobre el proceso de naturalización y banalización de la violencia, especialmente cuando se la convierte en espectáculo. Cuando se la despoja de su carácter excepcional se desdibujan sus límites y los criterios para abordarla y medirla, ocasionando una pérdida de la sensibilidad colectiva de cara al fenómeno en todas sus manifestaciones.
Un reciente y doloroso acontecimiento irrumpe contra la naturalización y demanda afrontar con carácter de urgencia la violencia e inseguridad. Discusión que no escapa a la polarización política que pervierte y sesga el abordaje y redunda en un manejo político de la violencia representada. “Aquella discursivamente manejada por los medios de comunicación y manipulada como mercancía. Aquella que sin expresar grados de fuerza, persigue de manera directa o indirecta, explícita o implícita, alterar, desestabilizar, someter, engañar, manipular intencionalmente, con la clara intención de obtener ventaja y de colocarse en una situación de dominio ante los usuarios”.
El Presidente “asume la responsabilidad que le corresponde” y convoca a un Plan de Pacificación Nacional que “debe maximizar los valores de la convivencia, del respeto". Acotamos que pacificación hace referencia a un proceso dirigido a lograr la paz en donde hay un conflicto bélico o social y, en ese sentido, supone reconciliar…que sería el caso venezolano.
Un tema recurrente y controversial cuando se aborda la violencia e inseguridad ciudadana, es el papel que cumplen los medios en la representación y cobertura de los hechos delictivos y criminales. ¿Cuál es la real influencia que ejercen los medios? ¿Se puede acusar a la TV de única y principal causa de la hechos violencia e inseguridad? Si la intención es llamar a la responsabilidad social plena de los medios, si el propósito es abordar la violencia en los medios es imperante no limitarse a los contenidos televisivos. Obligante abordar la generación noticiosa, dado que los medios “no solo median entre la realidad social”, son a la vez “protagonistas de tal mediación gracias a la selección que realizan para tratar un tema noticioso”.