El diario El Nacional pasó varios años censurando a Chávez en su primera página. No lo mencionaban ni para remedio. Ignoraron a quien fue presidente de la República Bolivariana de Venezuela por 14 años. Y a quienes lo eligieron. En elecciones libres y limpias (nadie ha podido hacer una denuncia seria de fraude, puras payasadas para tratar de desprestigiar el sistema electoral) la mayoría de los venezolanos lo ratificó y/o eligió Presidente varias veces. La política editorial de ese diario lleva en sus entrañas el germen nocivo del odio. Todavía hay gente leyéndolo, gente que se dice de izquierda. Tienen años tragándose ese veneno. Se lo tragan con un gusto que da grima. Y lástima.
Más o menos lo mismo podemos decir de otros diarios de derecha. Todos los diarios privados nacionales son de derecha. Agreguemos al ya mencionado El Nacional, diarios como El Universal, Ultimas Noticias, 2001, El Nuevo País y decenas de periódicos en las capitales del país. Todos de derecha. Todos. Más o menos lo mismo tenemos que decir de las radioemisoras y de las televisoras. Tanto las nacionales como las regionales son abrumadoramente antigobierno.
Aun cuando esto es una realidad cuantificable y luego de cuantificable palpable, esos mismos medios impresos o audiovisuales afirman para públicos locales y foráneos que en Venezuela no hay libertad de expresión. Y que los medios son controlados por el Gobierno y encima que hay censura. Lo decían con Chávez en vida y lo dicen ahora con Nicolás Maduro como Presidente. Los dueños de estos medios no deciden con sus lectores o usuarios cuál es la política editorial que impondrán. Simplemente ejercen el derecho a la propiedad privada. Son “sus” medios.
Y en esos medios se difunden las mismas acusaciones de hace 50 años. “Vamos hacia el comunismo, te quitarán tus propiedades, a tus hijos, los adoctrinarán. Nicolás come niños en salsa. Nicolás no pasa hambre, toma güisqui 25 años y tiene papel tualé que jode en su oficina. Aquí no hay una revolución y los chavistas son todos unos ignorantes que votan por Maduro”. Ayer no más se escuchaba esto en una panadería en San Bernardino. La dueña lo gritaba a troche y moche. Los empleados mirándola de reojo y en silencio. ¿Cuántos de los que la oyen insultar chavistas apoyan al presidente Maduro y al proyecto socialista? Igualita a un medio de comunicación privado. “¡La política editorial soy yo, cuerda de ignorantes!”.
La buena noticia es que la gente acomodada, los dueños de panaderías, supermercados, tiendas, restaurantes y otros que no son dueños de su propio negocio que son empleados y se creen dueños, anda muy molesta con la decisión que tomó la OEA. La Machado se fue a Nueva York pero no consiguió a sus panitas empresarios representados sentaditos allí. Se consiguió a un colectivo armado de dignidad e integración que la mandó larguísimo al carajo. No hubo fuerza para armar la guarimba. No hubo sifrinos ni mercenarios. El Presidente Chávez no está físicamente, pero está en los corazones valientes. Y en la OEA hay más valientes que cobardes. Ya el imperio no les da órdenes. Ahora se juntan, nos juntamos, con sus iguales. Es la Patria Grande. Unidad, lucha, batalla y victoria. Sigamos.