Este semestre tenemos un grupo de alumnos muy jóvenes, del tercer semestre, cursantes de Discurso Periodístico I en la Universidad Bolivariana de Venezuela. En la Universidad Central de Venezuela, esta materia o unidad curricular se llamaba Periodismo I. El contenido es el mismo: qué es, para qué sirve, cómo se escriben las noticias. También hay que explicar qué es la política editorial y que la política editorial puede hacer que las noticias “cambien”.
El miércoles pasado llevamos un texto del periodista español Pascual Serrano para leer y discutir en clases. Se llama El periodista, la objetividad y el compromiso. Un resumen apretado de ese texto podría ser que el compromiso del periodista, si se quiere ser periodista, es con los pobres.
Afirma Serrano: “Lo que reivindicamos es la recuperación de la dignidad y el servicio a la comunidad, a la justicia social, a la soberanía de los pueblos y a las libertades. No será periodismo si no se hace así, como no es medicina curar sólo a quienes tienen dinero para pagarla”.
Ese miércoles, como todos los miércoles de este semestre en la UBV, compramos la prensa en el quiosco de la bomba, al ladito de la arepera El Tropezón, donde matamos el hambre demasiadas veces en nuestra época universitaria.
Compramos cuatro diarios: El Nacional, El Universal, Correo del Orinoco y Ultimas Noticias. Si en el quiosco hay, llevamos también la edición del día de Ciudad CCS. Si no, no pasa nada, siempre algún estudiante lo tiene.
Esa mañana El Nacional no sólo “simplificó” el texto de Serrano, también “facilitó” nuestra clase y reafirmó algunas certezas que compartimos con los alumnos. Ese día El Nacional dictó cátedra de antiperiodismo. Nuevamente. No es noticia.
Estos son los hechos: el miércoles 7 de mayo El Nacional abrió su cloaca periodística con esta perla, como diría José Vicente Rangel: PNB, GNB y colectivos han quemado y saqueado 18 universidades. ¿La fuente? “Testimonios de estudiantes y autoridades de las casas de estudio”. ¿Y los “acusados” (PNB, GNB y “colectivos”) tienen espacio en el texto de la nota abridora? No. ¿Y por qué? Fácil. No interesa. Hay que mentir y ya. Sin vergüenza, sin pudor, sin prurito.
Ese día dijimos a los muchachos que el periodismo no es eso, pero que ese “periodismo” existe. Dijimos que esa “noticia” está escrita con base en fuentes interesadas en revertir la verdad. Y la verdad es: quienes han saqueado y quemado las universidades son los terroristas, estudiantes y otras individualidades (no merecen llamarse colectivos) que intentan derrocar a Maduro, sin éxito, desde hace hoy tres meses.
Dijimos que el ejercicio del periodismo en Venezuela ha perdido credibilidad, gracias entre otros a El Nacional y que, lamentablemente, deben saber leer, desde ya, quién es quién. “No es medicina curar sólo a quienes tienen dinero para pagarla”. La mierda sirve para abono. Ese día El Nacional sirvió. Sigamos.