Con titular en la portada y media página en su interior, el diario Frontera de Mérida, de hoy (ayer) domingo 13 de julio (“totalmente imparcial”) informa a sus lectores que cinco familias invadieron un terreno en el sector de Bubuquí II, urbanización ubicada en la segunda ciudad más importante del Estado Mérida.
Esta información, que para algunos pasará inadvertida, nos llama a la reflexión y sobre todo a los que conocemos a esa región del país, donde por muchos años ha estado cubierta de ranchos por los cuatro costados. Si alguna zona del país ha tenido y todavía sigue teniendo ranchos en cantidades industriales es en el Municipio Alberto Adriani, cuya capital es la ciudad de El Vigía del Estado Mérida .
La noticia puede tener dos lecturas: Que el problema habitacional en esa zona fue resuelto por el gobierno revolucionario y que como excepción esas cinco familias no fueron atendidas, o que el problema continua siendo tan grave que la gente no consigue otra salida sino el continuar construyendo ranchos para resolver sus problemas de habitación.
El gobierno nacional ha reconocido que hay un déficit habitacional nacional heredado de 3.5 millones de viviendas dignas y que se ha fijado la meta de resolver este problema construyendo y mejorando en seis años todas las viviendas que sean necesarias para dar cumplimiento a los postulados sociales de nuestra Constitución Nacional.
Actualmente la GMVV reporta que en los últimos tres años han construidos más de 500 mil nuevos hogares dignos para satisfacer las necesidades de los refugiados y sectores poblacionales ubicados en zonas de pobreza extrema. O sea que la solución total del problema va a llevar más tiempo del planificado. Por eso extraña que la prensa regional se ocupe de cinco casos particulares, cuando todavía hay miles de ranchos en el país y muchos de ellos en proceso de construcción:
“Cinco familias que no poseen ningún beneficio habitacional, cansadas de vivir arrimadas en casas de familiares, tomaron la decisión de construir cinco ranchos de zinc y acerolit en el sector Bubuquí en unos predios de la populosa comunidad de la Parroquia Rómulo Betancourt de forma improvisada”. “José Gregorio Zambrano, vecino dela invasión, expresó que desde hace varios meses están esperando el beneficio gubernamental, bien sea a través de la Gran Misión Vivienda Venezuela u otra Misión que les ayude, de una vez por todas, a obtener la infraestructura habitacional soñada por las cinco familias que decidieron construir los ranchos”…..Finalmente dijo que las cinco familias se mantendrán en ese lugar hasta conocer algún tipo de respuesta que beneficie en materia habitacional, pues han tratado por todas partes y hasta ahora no tienen ningún tipo de respuesta, por consiguiente deben permanecer en los ranchos que acaban con el ornato del urbanismo”
La noticia en cuestión tiene la intención manifiesta de apoyar las invasiones que en forma secuencial han venido realizado habitantes de esa zona y que se habían detenido gracias a la advertencia realizada por el Comandante Chávez, de que quien invadiera perdía el derecho a ser beneficiado por la Misión Vivienda.
Esta acción de la prensa regional para incentivar las invasiones, la violencia carcelaria y la delincuencia organizada debe ser investigada, pues no se trata de informar, sino de la intención que esa información tiene para hacer oposición política al gobierno regional y nacional. Un ejemplo de lo aquí afirmado es el apoyo que recibieron las guarimbas que se montaron en la ciudad de Mérida en los meses pasados.
Revisamos la prensa local y no encontramos informaciones sobre el desabastecimiento artificial que realizan los comerciantes para encarecer los productos de consumo básico, como tampoco sobre los problemas que sufre la ciudad por la incompetencia manifiesta del actual alcalde, por ser éste militante de la oposición.
Si a la cobertura de la noticia sobre los cinco ranchos se le diera igual trato a las miles de viviendas construidas y entregadas al pueblo en ese Municipio; se hubiera necesitado de por lo menos diez ediciones completas de ese diario para informar a la comunidad. Pensamos que ya es tiempo de que la prensa regional merideña recupere su verdadero rol de informar imparcialmente y dejen de funcionar como partido político de oposición. (ojo: tampoco queremos que funcionen como órganos informativos del gobierno).