A) Mi opinión, firme como una estatua. Clara como agua de manantial. Tajante, como la decisión de Diosdado sobre las mafias sindicales de la empresa SIDOR. Contundente, como las 32 conclusiones del III Congreso del PSUV. Impactante, como el desalojo de la Torre de David. E fin, drástico como la derecha radical trató a Aveledo, es que el programa “Cayendo y Corriendo” debe ser reestructurado, cambiado o eliminado. ¿Por qué? Porque a mi juicio, el conductor del programa, Miguel Pérez Pirela, lo dio todo. Y ahora no tiene nada. Se ha convertido en un programa de refrito. Repetición de videos sobre las acciones del gobierno. Son Cansones. Muy fastidiosos. No dejan nada para el cerebro de los televidentes. Y que no se diga de sus análisis.
B) Cuando el programa era matutino, el filósofo se “botaba” en sus análisis de artículos e informaciones de prensa. Además, el tiempo era corto. Media hora. Se sentía como el pez en el agua. Pero… se metió a político y se jodió (Por cierto, escribo esta pendejadas en momentos en que el conductor de C y C, se encuentra recuperando su salud. Hago votos por su total recuperación). En efecto, Pérez Pirela, lo dejó todo antes de ser candidato a la Alcaldía de Maracaibo. Luce cansado. Repetitivo. Fuera de forma. Y sus “análisis” parecen más bien un retornelo, flojo y sin aliento.
C) Por eso, antes de que se siga “quemándose”, sugiero a la directiva del Canal 8 que mueva a Luis Guillermo García, hacia ese horario. El periodista se las está “comiendo” con su programa “Entre todos”. Luce ágil. Impactante. Fluido en su verbo. Elocuente. Incisivo. Corto, claro y raspao. Buen entrevistador. Inteligente en sus salidas, ante la conversa. Sus análisis son breves, pero precisos. No repite frases ni palabras. No bailotea. No es cansón. No es filósofo, pero es periodista. Periodista de verdad, verdad… Remember: “Tú a mí, no me jodes…”. Y nos vamos con esta frase de Friedrich Nietzsche: “Un cansancio ansioso de alcanzar la meta última, un pobre cansancio ignorante que ya no quería ni siquiera querer”. (Ojo, el ignorante es el cansancio, por sí las moscas). Chao. ¡Volveré!