Escoria

1.- Nunca un país había sido objeto de tanta injerencia externa, de tanto acoso, de tanto manoseo -para ponerlo en lenguaje popular- como Venezuela. Hay una sincronizada actividad de medios de comunicación, analistas políticos y económicos, expresidentes, exjefes de gobierno, parlamentarios, ONG, burócratas internacionales, y, por supuesto, redes sociales que, permanentemente, sólo se ocupan de lo que sucede o no sucede en el país. Que están pendientes de recabar información, no importa la fuente ni la veracidad, para divulgarla de inmediato. Con una premura que relega a cualquier otra noticia, así ésta tenga más actualidad e importancia. Lo que cuenta es que el tejido de infamias, la cayapa canalla, o la escoria, se dejen sentir dentro y fuera del país para socavarlo.
 
2.- ¿A qué obedece el fenómeno? ¿Qué lo motoriza? Hay muchos problemas en áreas y países que, si a ver vamos, tienen más importancia que Venezuela. Donde sistemáticamente se violan los derechos humanos y hay altísimos niveles de corrupción. Donde la institucionalidad es precaria -o no existe-. Donde las elecciones son una farsa. Donde se impone, por sobre la voluntad popular, el dominio de poderosos grupos económicos. Países controlados por el narcotráfico y conectados al terrorismo. Todo lo cual es una realidad que afecta las relaciones internacionales. Sin que los que se atribuyen el derecho a juzgar y decidir acerca de quiénes son demócratas y quiénes no; quiénes respetan o violan los derechos humanos; quiénes auspician o protegen la corrupción y a los corruptos, se pronuncien. Por el contrario, se solidarizan o guardan silencio.
 
3.- No pretendo asumir el rol de aquellos que critico, pero es insólito que mientras en México se violan, masivamente, los derechos de la población; se asesinan a diario estudiantes y periodistas, y donde la corrupción domina a las instituciones, el silencio de la comunidad internacional sea total. En cambio, sobre Venezuela se abate una virulenta campaña de descrédito basada en hechos inexistentes, en grotescas exageraciones, en cloacales especulaciones mediáticas. Y, ¿qué no decir de la situación de los derechos humanos y la corrupción en EEUU, Arabia Saudita, naciones europeas, respecto a droga, tortura, masacres, desaparición forzada de personas, o la protección a banqueros prófugos y  nexos con el lavado de dinero que alimenta el sistema financiero?
 
4.- La campaña contra Venezuela tiene un propósito político. El proceso bolivariano es incómodo para el imperio y sus satélites. Además, la riqueza que posee el territorio nacional, no solo petróleo -primera reserva del mundo-, sino agua en abundancia, minerales preciosos, constituye un atractivo que estimula la codicia imperial. Si Venezuela no tuviera un gobierno que defiende con denuedo su soberanía, y careciera de las riquezas naturales que posee; si en vez de la política que hoy  encarna el Estado venezolano éste fuera sumiso a los dictados de Washington y a las trasnacionales, otro sería el tratamiento. Probablemente similar al de México, con la diferencia de que aquí no se consuman las violaciones a la legalidad que a diario se dan en la patria de Lázaro Cárdenas. Por cierto, no es casual que el trabajo sucio para derrocar al gobierno constitucional de Maduro la encabecen personajes como el senador Bob Menéndez, procesado por 14 cargos de corrupción -8 por aceptar sobornos-, el senador Marco Rubio, traficante de marca mayor, el sórdido Otto Reich, y otros que también actúan en el marco del delito y han jugado papel decisivo en el ataque de Obama a Venezuela. 
 
5.- ¿Queda algo pendiente? Desde luego, lo que no podía faltar: el maquillaje del plan. La feria de la vanidad de los expresidentes, cuyos nombres omito por el desprecio que merece su actitud. Combo formado por fracasados en el ejercicio del gobierno y desertores de posiciones progresistas, ahora plegados a la política que maneja la Casa Banca. Lo hacen sin rubor. Influye en ellos lo crematístico; pero también la oportunidad de salir del olvido y satisfacer sus ansias de figuración. No les interesa conocer lo que en verdad pasa en Venezuela. No es su interés visitar el país, desprejuiciadamente, e informarse -in situ- de la realidad. Al contrario, anuncian venir como acusadores, atendiendo a compromisos innombrables. Si no fuera porque son parte de la aventura desestabilizadora, no valdría la pena ocuparse de estos jarrones chinos.  
 
Laberinto 
 
A propósito del senador Bob Menéndez, uno de los promotores de la política contra Venezuela, informé   en esta columna que se adelantaba un proceso en su contra en EEUU por varios delitos, entre otros, aceptar sobornos. Hay otros personajes en la conjura con amplios prontuarios. Corruptos y traficantes de la política. Unos cuantos que leyeron la nota no lo creyeron; ahora la información se confirma. Además de los halcones hay mucha escoria involucrada  en la agresión…
 
Importa señalar lo que sucede con el PP que gobierna a España, ya que aquí hay partidos que alardean de su relación con esa organización. Resulta  que su tesorero por más de una década, Luis Bárcenas, sostiene en declaraciones ante el tribunal que lo juzga que existía una doble contabilidad de los  aportes económicos de empresarios, la cual conocían los secretarios generales: Álvarez, Arenas, Aceves, María de Cospedal y, ¡ojo!,     el  presidente Mariano Rajoy. Buen ejemplo del manejo   de finanzas partidistas…
 
Algunos medios pretenden exaltar al asesino de Robert Serra, Leiver Padilla (El Colombia). ¿Con qué fin? Obvio: presentarlo como víctima de una manipulación y obstaculizar su extradición aduciendo que de ser juzgado en Venezuela no tendría garantías. Una olla montada por el diario Miami Herald, de la que se hace eco El Nacional. Algo más: aun cuando el caso está claro y el gobierno venezolano insiste en la entrega del personaje, el colombiano se hace el loco. La entrevista del Miami Herald para favorecer a El Colombia, la realizó un enviado del diario que viajó  a la cárcel de máxima seguridad, Combita, donde está recluido. Por supuesto que la entrevista contó con apoyo de autoridades colombianas. De lo contrario no se habría realizado…
 
Escribo la columna antes de la Cumbre de presidentes y jefes de Estado en Panamá. No quiero hacer pronósticos. Prefiero esperar su desarrollo y desenlace. Pero es evidente que se trata de una cumbre atípica. Participa, por un lado, Cuba, país excluido   por más de 50 años de los encuentros regionales, y, por otro, la reunión se efectúa     en un ambiente crispado. Con una nación, Venezuela, blanco de una “usual y ordinaria” agresión del gobierno de EEUU. Es la primera vez que un presidente norteamericano comparece en situación tan inconfortable a un evento    de esta naturaleza. Lo que explica los movimientos de  la Casa Blanca a última hora: reuniones con empresarios regionales, toque de Obama en Jamaica para hablar con los caribeños y presionarlos con atrevidas ofertas, envío de emisarios a Caracas. Además, la insólita confesión de la subsecretaria de Estado, Jacobson, que     "su gobierno estaba decepcionado" por el apoyo de la región a Venezuela, o el cuento de que el decreto de Obama no es amenaza ¿Torpeza, cinismo?…
 
En mi programa de televisión ayer traté con Aristóbulo Istúriz el tema del golpe del 11-A y la reacción de la oficialidad y el pueblo el 13-A. La oposición pretende que se olvide lo que pasó hace 13 años. Pero mientras sea  golpista, es imposible  olvidar. No se observa en  ella intención de cambiar. Cada día se radicaliza más,     y ahora opta por el imperio    y le da la espalda a la patria. Así de sencillo.

 



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José Vicente Rangel

Periodista, escritor, defensor de los derechos humanos

 jvrangelv@yahoo.es      @EspejoJVHOY

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