A los moderadores latinos del canal de noticias CNN en español, les queda grande la palabra "periodistas", al carecer de credibilidad, por no investigar, no informarse, deshacer ese hermoso ejercicio comunicacional, vía tele pronter o vía redes, sin el menor pudor, por prestarse a agredir naciones enteras en nombre de su mal ganada nacionalidad gringa, son en resumen, una vergüenza latinoamericana.
Estos opinadores de oficio, se sienten paladines de la información, por "trabajar" para semejante maquinaria de reproducir mentiras. Es muy fácil sentarse frente a una cámara de televisión, maquillarse la nariz y la frente, cruzar las piernas y descargar cuanta nota amarillista, falsos videos y entrevistas preparadas puedan, para agredir a países como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, Rusia, Irán, y un gran etcétera de gobiernos que decidieron soberanamente desligarse de los omnipresentes dominios de EE. UU
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Lamentablemente, la línea editorial de estos "periodistas" les cercena el derecho a vivir el "Sueño americano" como a los demás conciudadanos , porque pasarse toda una vida, las 24 horas del día, los 365 días del año, pendientes de un libreto o guion mal elaborado por cierto, de cuanta cosa política, social, económica o banal, suceda en nuestros países, es insufrible. No tienen el menor respeto por nuestros pueblos y han causado por sus mentiras: Guerras, golpes de estado, saqueos, matanzas entre hermanos como en Ruanda, e innumerables crímenes de Lesa Humanidad que le han ganado el premio de: "Los mayores depredadores mediáticos del planeta".
Han reducido su triste existencia servil, a cuatro paredes forradas de pantallas, mientras ven una playita, arroyuelo o campo de flores a través de fotos vía microondas. Han reemplazado el compartir en familia, pasear por centros comerciales o viajar a las montañas, por amanecer, llamando a contactos mediocres en países objetivos, ver la caer la noche por los segundos del reloj de pulsera, y llegar a casa para seguir preparando las mentiras, que alimentan su encadenada vida al dólar sangriento de sus manchadas remesas.
