Lo que sigue lo escribí el 28 de mayo de 2002: “Ex líder golpista. Ex presidente de la junta provisional.
Ex presidente del gobierno de facto.
Ex líder de una breve dictadura. Ex presidente transitorio de Venezuela. Estos son sólo algunos de los ‘títulos’ que le calzarían perfectamente a Pedro Carmona Estanga, quien recientemente lideró un golpe de Estado, con la ayuda, sin duda, de quienes dan los golpes de Estado:
los militares. Sólo que la mayoría de los artículos de opinión, reportajes, reseñas, crónicas, notas informativas, análisis y cuanto género periodístico usted lea, sólo dirá ex presidente de Fedecámaras.
La manipulación de la información, como sabemos, no sólo cambia textos, también los omite, entre otras aberraciones. Si alguna civilización futura llega a leer los periódicos de por estos días, no entenderá jamás por qué a ese señor se le concedió asilo político. ¿Qué cosa tan mala habrá hecho un ex presidente de Fedecámaras para buscar refugio dentro de su país? Es difícil conseguir un ‘título’ que satisfaga a sus seguidores, ayudantes, partidarios o simpatizantes que laboran en los medios de comunicación.
Noles gusta ni siquiera el inofensivo ‘ex presidente de la junta provisional’, lo cual ayudaría mucho a nuestros lectores del futuro a no enloquecer.
Por estos días se han redactado infinidad de resúmenes biográficos que han sido profusamente difundidos por radio, televisión o prensa, tal vez pensando en que así ayudarían a las autoridades colombianas a decidir más rápido. El periodista Roberto Giusti lo llamó, antes de que se conociera la decisión sobre el asilo político, ‘sensato empresario de verbo tranquilizador’, ‘el bueno de Pedro’, ‘académico’, ‘negociador’, ‘experto en integración’ y por supuesto, ‘ex presidente de Fedecámaras’ (El Universal 26-04-02 Pág. 1-4).Ypensar que 10 años después aún se refieren al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela en artículos de opinión, reportajes, reseñas, crónicas, notas informativas y análisis, como el ‘teniente coronel ex líder de la intentona golpista de 1992’”. Fin del artículo.
Los Ex de Carmona, que así titulé este artículo de opinión, es apenas uno de los ejemplos que explica, aunque no justifica, la degradación a la que ha llegado el periodismo venezolano.
Hoy 27 de junio, Día del Periodista en Venezuela, vale la pena preguntarnos cómo llegamos aquí. Y preguntarnos no como un ejercicio retórico, sino como una formade convencernos de que debemos salir de una dinámica perversa. Los medios de comunicación privados iniciaron una escalada llena de antiperiodismo, que más tarde arrastró a los medios de comunicación del Estado.
Y es que a la “cayapa mediática” le salió su “hojilla”. Sé que en las filas del chavismo hay divergencias en torno al trabajo realizado en algunos programas informativos y de opinión de Venezolana de Televisión.
Y sé que entre las filas de la oposición hay divergencias sobre el trabajo de una ristra de periodistas “estrellas” que han hecho un mezclote impune de los géneros de información y opinión. La credibilidad de los periodistas es la víctima de todo este desbarajuste comunicacional.
En los días posteriores al Golpe de Estado de 2002 leí por primera vez un desmontaje de la manipulación mediática en Aporrea.org, en miles de caracteres que describían la “actuación” de los “polarizados” periodistas mañaneros. Cinco años después los productores de “La Hojilla” siguen consiguiendo sin mucho esfuerzo, cientos de horas de antiperiodismo.
La mentira, la manipulación y la tergiversación no son necesarias para ejercer el periodismo.
Debemos seguir discutiendo, interactuando y señalándonos en nuestras certezas y desaciertos. La credibilidad, señorona imprescindible, espera por nosotros.