Recuerdo a mi profesor de periodismo interpretativo: Carlos Paredes, cuando nos decía: "La creación de matriz de opinión -a través de los medios- me produce la necesidad de no leer periódicos durante dos días, sin embargo al pasar esas 48 horas, nuevamente veo a otros voceros diciendo lo mismo, pero en tono desafiante y altanero, lo que me hace presumir que estamos en guerra".
Sí mi estimado docente de la Universidad de Zulia nos enseñó eso, por allá por 1993 y para ese entonces ni él ni la población venezolana se veía asaltada por las redes sociales, qué podemos decir ahora que la exacerbación política ha producido distanciamientos entre familiares, enemistades entre amigos y desamor entre quienes se aman. No solo por mi condición de periodista me gusta hacerle seguimiento mediático a los medios impresos, electrónicos, radiales y televisivos -a riesgo de caer en depresión, hastío o simplemente asumir una conducta maníaco suicida- sino también como usuario que le gusta estar informado, pero en verdad que pareciera que la guerra de la que nos hablaba el profe Carlos Paredes, ha recrudecido.
No quiero menciona a ningún moderador o moderadora de televisión o radio, como tampoco a ningún redactor o redactora de impreso alguno, pero hay quienes -sin importar su inclinación sexual, hábitos alimenticios, orígenes familiares, en fin- no logran deslindar su profesión de su afección política; no estoy hablando de Zurda Konducta, La Hojilla o El Kiosko Veraz, todos programas de Venezolana de Televisión, hablo de "periodistas" que "conducen" entrevistas en noticieros -matutinos, meridianos, estelar- y confunden el papel que deben desempeñar como comunicadores sociales con el de actor político partidista. Muchos de ellos, que haciendo gala de un mal manejo de la semántica, dejan ver "toda esa arrechera" contra quienes no profesan el escualidismo, vulnerando el respeto de los usuarios y usuarios, obligando al mismo tiempo a los radioescucha, televidentes o lectores, ha apagar el radio, el televisor, no comprar más periódicos o no agregarse a cuentas en las redes digitales (sociales); sí el entrevistado de algunos de estos insignes "entrevistaderos" no dice lo que ellos esperan o desmontan con argumentos históricos, jurídicos o sociales su postura política, dicen: "es que usted viven en una Venezuela bonita, perfecta, donde todo es paz y amor", como una forma de ironizar y ridiculizar a quien osó llevarles la contraria. Si el caso es que el entrevistado es oposicionista y afecto a los intereses del desgobierno adeco-copeyano y derivados, la tertulia se convierte en un hervidero de sapos, culebras y maldiciones y conjuros, que pasado los cinco minutos de programa, hay que salir corriendo para no llorar. Temas predilectos de los "entrevistaderos" antes mencionados: aprobación por parte de TSJ y el poder popular del presupuesto fiscal 2017; referendo, al que ellos describen como RR o referendo revocatorio; Almagro, OEA y Carta Democrática Interamericana, ilegitimidad de Nicolás Maduro, autenticidad de la Asamblea Nacional, ataques desproporcionados de ira de la revolución contra los inocentes empresarios, violación de todos los derechos económico, políticos y jurídico de buen y afable: Lorenzo Mendoza y vulnerabilidad de la honrosa situación de adulto mayor de Henry Ramos Allup.