Leer comentarios al pie de noticias y opiniones por internet, significa enfrentarse a una notable parte de la anticultura personal vulgar. Usuarios que envían groserías y descalifican en forma soez sin un ápice de moral, se irrespetan a sí mismos. Son un mal ejemplo por su desagradable conducta, a quienes imaginamos criando sus hijos en el lodo de la inmundicia de expresión, pero, como suele suceder, los imagino también reclamando a sus niños o niñas, si estos repiten las barbaridades verbales de sus padres y probablemente sus progenitores los castigan severamente.
En otras latitudes, asumen disposiciones legales para sancionar o cuando menos evitar, que comentarios malsanos sean permitidos por email de internet en cualquiera de sus derivados sofisticados. Si se aprueban restricciones a internautas en naciones bautizadas como "desarrolladas", pero con gobiernos complacientes al capitalismo salvaje y la disimulocracia llamada "democracia representativa", los propios afectados le buscaran la vuelta para obedecer, sin formar alharacas destructivas y fuera de ley, en nombre de la "libertad de expresión"
El Tribunal Supremo español dictó un año de prisión a César Montaña, por "enaltecimiento del terrorismo", debido a comentarios en su cuenta Twitter en 2013 y 2014, mencionando a un funcionario de prisiones. El acusado, escritor, compositor y cantante, es conocido en el ámbito artístico como César Strawberry. La sentencia consideró que sus mensajes "alimentan el discurso de odio y legitiman el terrorismo como fórmula de solución social." Conclusión: si la sentencia del Tribunal Supremo de España fuese del TSJ en Venezuela, dirían que son medidas de la "dictadura" de Chávez y Maduro. Así es el comportamiento de la sociedad capitalista.