Una de las áreas más reducidas en el gigantesco mall de CNN en Atlanta, corresponde a CNN en español. Allí han intentado e intentan derrocar al gobierno revolucionario venezolano antiimperialista y bolivariano, prácticamente desde el inicio de la asunción al poder por el Comandante Hugo Chávez en Febrero 1999, y con más saña al momento de ocupar Miraflores el electo Presidente obrero Nicolás Maduro, en Abril 2013. La inmundicia desinformativa, pensada en base a las descalificaciones más torpes, deja ver la mala fe comunicacional de la cadena noticiosa estadounidense de cobertura internacional, mal poniendo administraciones bolivarianas antiimperialistas en Venezuela, que han basado su actividad en la praxis de soberanía absoluta de la patria, en beneficio del pueblo.
Obsesos con lo que llaman unas veces tensión, otras crisis, siempre en forma negativa exagerada contra Venezuela, sus moderadores no disimulan en pantalla cuanto odio sienten hacia el socialismo siglo XXI, acudiendo a vetustas tácticas anticomunistas pasadas de moda. Reivindican medidas capitalistas salvajes, solicitan sanciones, boicot financiero, o el aplauso al bloqueo internacional, para crearnos crisis económica, carencia de alimentos, medicinas, pañales y productos de higiene personal, a fin de destruir la revolución socialista prometiendo "regresarnos a la paz" de su democracia representativa asesina, torturadora y neocolonialista, ejecutada hasta Febrero 1999 por factores de la mal llamada democracia representativa.
El ataque contra Tareck El Aissami, una vez designado este joven revolucionario para la Vice Presidencia de Venezuela, lleva a la capicúa de la inmundicia informativa a CNN en español, mejor bautizada portadora de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, ÑNC "ñoña narco comunicacional" y CNÑ "comunicaciones narco ñoñosas", adorno infame de basura ideológica por quienes acusan de narcotraficante a Tareck, figura honesta quien siendo Ministro, se destacó al convertirse en el funcionario latinoamericano que ha deportado más capos que ningún otro, enviándolos a EE UU país número uno del consumo, a Colombia, campeona mundial del cultivo de drogas, o a la nación que los solicite por Interpol.