Quién sabe en que mundo vive mister Rosales, el de "atrévete", y sus compinches para afirmar que la guerra asimétrica no existe y es un invento chavista. Para estos personajes la invasión a Irak, la guerra en Afganistán, los planes contra Cuba, la intromisión en el Líbano, la perpetua agresión sionista a Palestina, el Plan Colombia, el Plan Patriota, la estrategia contra Irán y el interminable número de "small war" que promueve el pentágono imperialista por el mundo, son pura ficción.

Solo en una mente colonialista y títere como la de estos personajes cabe semejante disparate. Solo en una mente cómplice con la hegemonia imperialista norteamericana es posible tal cinismo y descaro.

Por supuesto, otra cosa piensan los altos funcionarios del Departamento de Defensa (DOD), de la CIA, de la DIA y de la Chancillería que conduce la "tigresa de papel". Esta red de malhechores no se pone con rodeos y marcha adelante con sus planes de dominio y destrucción en favor de las multinacionales y los poderes imperialistas. Para eso han instalado recientemente la Unidad Especial de inteligencia que vigile a Cuba y Venezuela y ejecute planes de sabotaje y desestabilización, que es justamente lo que hace acá SUMATE y el candidato de la minoría escuálida, el olvidadizo Rosales, quien argumenta haber sido engañado cuando firmó el decreto de Carmona para consagrar el golpe de Estado contra el Presidente Chávez en abril del 2002. Para eso el señor Negroponte ha emprendido ya una amplia campaña de guerra sicológica en todos los usinas mediáticas de las oligarquías latinoamericanas (El Tiempo, El Universal, Clarín, La Nación, Mercurio, Tercera, etc.) para envenenar, intoxicar y engañar a millones de seres humanos con mentiras sobre Cuba, Venezuela, Bolivia, el socialismo, los movimientos populares, las corrientes insurgentes y los partidos de izquierda que luchan contra el colonialismo y la explotación norteamericana. Por eso están canalizando millones de dólares que financian sus agentes por todo el continente, especialmente en la República bolivariana dada la perspectiva de las elecciones del 3 de diciembre.

Los imperialistas viven en plan de guerra, armando pleitos por todos lados.

La que promueven hoy con su famosa estrategia antiterrorista es la guerra asimétrica de los comandos especiales. Guerra asimétrica que tiene múltiples rostros. Uno de los cuales es la guerra mediática.

Es una guerra con todas las de la ley. Su principal herramienta son los medios de comunicación: emisoras, cadenas de televisión, periódicos, paginas Web, revistas, editoriales, documentales, largometrajes, libros, etc. Su munición son las noticias manipuladas, los editoriales, las columnas de opinión, los supuestos análisis objetivos, las investigaciones periodísticas. Sus operadores son periodistas fletados, columnistas, reporteros, editorialistas y eminencias grises sacadas del mundo academico universitario dedicado a perfilar y perfeccionar las ideologías de dominación y exclusión.

Se trata de una infernal maquina de guerra tan eficaz como los aparatos convencionales e informales que conducen los militares y generales.

Su función consiste en la manipulación de conciencias mediante la emisión de engañosos mensajes subliminales o explícitos. Su propósito es inducir determinados comportamientos entre millones de personas para favorecer y defender los intereses de las minorías.

La guerra asimétrica ya la tenemos hoy entre nosotros en su versión mediática. Esta siendo utilizada para impedir que el Presidente Chávez exponga sus propuestas como candidato presidencial. Esta siendo utilizada por Globovision con mensajes subliminales para apuntalar a mister Rosales.

Globovision, el Universal, RCTV, el Nacional, emisoras y otras cadenas de televisión son los estados mayores, los pelotones, los mercenarios de esta guerra infame contra la revolución bolivariana frente a la cual tenemos que reaccionar con fuerza y contundencia.

El caballito de batalla que se viene utilizando para justificar este despliegue bélico mediático de cara a las elecciones del 3 de diciembre escogida por el imperialismo como la batalla decisiva, es una supuesta ausencia de libertad de prensa, cuando acá lo que tenemos es un libertinaje periodístico desenfrenado que produce nausea.

La revolución bolivariana no puede permitir este distorsionado y toxico libertinaje, utilizado contra el pueblo y las conquistas populares.

San Cristóbal, 5 de septiembre de 2006.