La mala fe del "Expresso" de Portugal

Todos los días leo artículos de prensa que forman parte de la campaña mediática internacional contra la "dictadura" de Nicolás Maduro. Estoy vacunado contra las calumnias e infamias que se lanzan sobre Venezuela. Pero el reciente artículo del EXPRESSO de Portugal sobre el atentado contra el presidente venezolano, es un ejemplo de toda la mala fe que cabe en un periodista (en este caso Daniel Lozano que se dice "corresponsal en Caracas") y la expresión más acabada de poco profesionalismo y traición a los lectores. Faltas que comparten sus jefes del periódico al publicar sus escritos sin diferenciar entre opinión e información.

Lozano comienza diciendo "El gobierno venezolano lanzó una campaña frenética para convencer al mundo de que todo lo que aconteció hace una semana, durante un desfile militar de la Guardia Nacional, fue un atentado contra Nicolás Maduro y no un montaje suyo". Es decir, asume, de entrada, que no hubo atentado.

Pero como hubo drones que efectivamente explotaron y quedaron grabados, el periodista lo arregla diciendo: "Las imágenes de los drones en el momento de la explosión y los siete militares levemente heridos juegan a su favor, pero la falta de credibilidad del gobierno revolucionario y la conjugación de nuevos elementos suscitaron más dudas que certezas en relación a un incidente violento, cuya versión oficial habría sido aceptada incondicionalmente en otras partes del mundo". Es decir, los hechos "juegan a favor" del gobierno, pero una misteriosa "conjugación de nuevos elementos" todo lo cambia, y ni la captura y confesión de los culpables, ni las grabaciones de sus llamadas durante el atentado, ni las declaraciones de sus cómplices en Miami asumiendo la responsabilidad del ataque, nada saca al periodista de su evidente mala fe.

Lozano no se molesta en entrevistar fuentes oficiales (que según ya dijo carecen de credibilidad) pero recoge las opiniones de un General conspirador que huyó a Miami cuando fue descubierto, un oficial que se burla de sus compañeros de armas cuando llama "desbandada" al retiro de los guardias, que permanecieron disciplinadamente formados en la avenida durante las explosiones y después de ellas, hasta recibir la orden de romper filas.

El corresponsal del EXPRESSO, todo un héroe de la objetividad y el periodismo de investigación, explica a sus lectores:

"Venezuela vive una especie de escepticismo radical, fomentado por 20 años de fantasía y exageración del guion revolucionario: los increíbles mil atentados, conspiraciones y maniobras, durante cinco años de gobierno –según el propio Maduro- de los cuales no existe la menor prueba; y las acusaciones inverosímiles contra el ex Presidente colombiano, Juan Manuel Santos".

A Lozano, la existencia en Estados Unidos de organismos de inteligencia que programaron e intentaron 638 atentados contra Fidel Castro (la CIA "sólo" admite la autoría de 300…) no le dice nada. Y que, como ministro de defensa y como presidente, Juan Manuel Santos haya bombardeado Ecuador y encubierto el asesinato de miles de jóvenes inocentes abatidos como guerrilleros (los "falsos positivos") tampoco le dice nada. Por el contrario, que Santos pueda estar involucrado en una acción semejantes a otras que cometió en el pasado, le parece "inverosímil".

Para el corresponsal del EXPRESSO, Venezuela es "país pionero en fake news", y como ejemplo cita la apertura de una investigación sobre la posibilidad de que a Chávez le hayan inoculado cáncer. Parece que en los conocimientos históricos de Lozano no figuran los magnicidios que la CIA y otros servicios especiales han cometido a lo largo de su historia. Los asesinatos de José Antonio Remón (Panamá), Jorge Eliécer Gaitán (Colombia), Patrice Lumumba (Congo), Joao Goulart (Brasil), Amílcar Cabral (Guinea), Enrique Roldós (Ecuador), Omar Torrijos (Panamá)…no figuran en su archivo…

Sigue Lozano: "Como se temía desde el primer momento (¿quién o quiénes temían?), el chavismo está utilizando el atentado para intensificar la cacería de brujas contra la oposición y contra el Parlamento que, desde hace 33 meses, es blanco del asedio gubernamental". Y no se molesta en dar alguna prueba de esa supuesta "cacería", como tampoco se molesta en aclarar a sus lectores que en Venezuela no hay un "Parlamento" sino dos: la Asamblea Nacional y la Asamblea Nacional Constituyente; la primera se puso se puso fuera de la ley desde el principio al desobedecer sentencias del Tribunal Supremo, "destituyo" a Maduro, y votó leyes a las que nadie hizo caso. La única persona que, en Venezuela, parece tomar en serio a la Asamblea Nacional es el corresponsal del EXPRESSO…

El exdiputado Requesens quien, según su propia confesión, ayudó a cruzar la frontera colombo-venezolana a uno de los autores del atentado, aparece en el artículo de Lozano como la "primera víctima política" del hecho: el corresponsal del EXPRESSO se pregunta por qué tenía un terrorista que ser ayudado a cruzar una frontera que "más de tres millones de venezolanos que huyen de la crisis cruzan sin problemas". Lozano no aclara si esos tres millones la cruzan al año, al mes o al día, y en cualquiera de esos casos ya Venezuela estaría despoblada ¿o se trata de las personas que van y vienen para actividades familiares o comerciales? De hecho, los venezolanos que están fuera de su país suman, en todo el planeta, menos de dos millones…

Y en cuanto a la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, en la cual participaron 8.089.320 venezolanos, el 41,53 % del padrón electoral, el corresponsal del EXPRESSO adopta la opinión de la derecha venezolana y de la Organización de Estados Americanos OEA (también conocida como el ministerio de colonias de los Estados Unidos) que afirman, sin ofrecer prueba alguna, que se trató del "mayor fraude de la historia en América".

En Venezuela habitan unas 170.000 personas de nacionalidad portuguesa, y los "luso-venezolanos" suman más de un millón, todos con nexos familiares en Madeira y el Continente. Saber lo que realmente pasa en Venezuela es importante para ellos. Es responsabilidad del EXPRESSO ofrecer a sus lectores un mínimo de información objetiva, aunque no sea neutra, y no simple propaganda anti-chavista o las opiniones que su corresponsal presenta en vez de hechos.

El señor Lozano afirma en su artículo que "En este país de América del Sur casi nadie cree en la propaganda oficial, pero lo mismo es verdad en relación a las quejas de la oposición". ¿Entonces, nos preguntamos, y deberían preguntarse los directivos y los lectores del EXPRESSO, por qué su corresponsal en Caracas sólo repite las afirmaciones sin prueba de la oposición venezolana y no se molesta en buscar y dar investigación seria y una versión balanceada de del asunto? Tanto los venezolanos como los portugueses necesitan y tienen derecho a exigir un periodismo serio y responsable.



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Eduardo Rothe


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