El madurismo agoniza. Hemos dicho que ese perverso movimiento político se desintegra y que nada ni nadie, podrá impedirle la muerte. Hemos visto como desde magistrados, diplomáticos, agregados militares y juezas se han ido desprendiendo de la letrina histórica y azufre que se emana desde Miraflores, y lo más probable es que al final de esta historia que se acerca hacia su capítulo final, solamente quedará la cúpula madurista más recalcitrante terminando de seleccionar cuál será el velorio y cortejo fúnebre que les acompañará el día de su entierro político.
Por ello, que un individuo como Mario Silva, sobre quien anunciamos en 2013 - tres semanas antes que apareciera aquel famoso audio en "La hojilla que ya no corta"¹ - todas las arbitrariedades del régimen, antes de que el susodicho confesara en un audio – que nunca pudo desmentirlo - toda la bazofia pensativa de maduristas como Cilia Flores o Diosdado Cabello, y que por órdenes de éste, salió por un largo tiempo de las pantallas de Venezolana de Televisión (VTV), razón por la cual, no es de sorprendernos que el moderador de ese programucho haya quedado desangrado con su hojilla por la retaguardia, porque la vanguardia que tanto se llenaba con su lengua hablando de "dólar criminal", quedó como una mentira de patas cortas, o sea, en plena alusión sobre lo que dice el "psiquiatra" Jorge Rodriguez.
Ante esta realidad, ¿Con qué moral Mario Silva y una de sus permanente invitadas como Pascualina Curcio, ahora van a decirnos que quienes promovían ese "dólar criminal" no tenían argumentos para justificar dicha tasa de cambio, cuando ahora el madurismo, no sólo impone una tasa superior a la del mercado paralelo, sino que emplean una "empresa" con capital social de apenas 3.500 euros y registrada en España hacia finales de 2018?² ¿Cómo puede Mario Silva decir que este gobierno es "socialista" cuando oficializa un salario mínimo de 18 centavos de dólar por día con tendencia a la baja?
La verdad resulta inocultable. El madurismo está en plena agonía, y sólo tiene dos vías. La primera evitar una salida violenta convocando a elecciones generales en un tiempo prudencial, o la segunda, forzar que su salida se haga de manera sangrienta. Por ello, cuando vemos tanto a Nicolás Maduro visitando todas las guarniciones militares, y Diosdado Cabello en una gira intempestiva por los pueblos del país, llevando un mensaje a sus pocos seguidores para que éstos se inmolen en nombre del madurismo sólo comprueba que están intentando con esos mensajes influir de manera desesperada, ante quienes saben que también los están rechazando en sus tropas y bases por el desastre en que han sumido a Venezuela.
Por allí, hay otro refrán que dice que "cuando el barco comienza a hundirse primero huyen las ratas", entonces, si hemos visto el cómo los corruptos, convictos y confesos en el exterior como Alejandro Andrade, Nervis Villalobos, o quien fue la enfermera de Chávez, abandonaron el madurismo tratando de salvarse con antelación del derrumbe del régimen, e intentar con esas acciones para salvarse de ser encontrados por la justicia, es obvio que los maduristas que aún se mantienen en el país o aquellos que tuvieron negocios vinculados con la corrupción, como el caso de Raúl Gorrin, no van a quedar excluidos de la historia.
Por lo pronto, la cúpula madurista que dice estar en la "vanguardia" se les están cayendo las máscaras, porque Mario Silva quedó desangrado con "La hojilla" por la retaguardia que hasta nos ha recordado que esa hojilla ya no corta. Quien tenga ojos que vea
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