En la tradición profunda de las grandes religiones monoteístas, y muy especialmente en la judeocristiana, existe el castigo, como el trabajo, la pena que hay que soportar para expiar nuestras culpas. Es en este punto que le queremos preguntar al viento, al bosque, a los ríos, al mismo Zeus, si es preciso: ¿Qué fue lo que hicimos, qué pecado cometimos, para merecernos, y calarnos a Globomojón?
El lastimosamente triste y emburrado candidato del fascismo y de la frustración, cuyo nombre no recordarán ni los cafeceros de los Kioscos de Maracaibo, después que la justicia redimida lo acomode en una celda penitenciaria donde tenía que estar desde hacía mucho tiempo; ha cerrado su campaña en Caracas. Y teniendo como tiene cada día menos gente ha recurrido a Globomojón, para que le monte una vez más una Avalancha virtual.
Y esta vez Globomojón se bota, se desmandibula, y en un santiamén, se convierte en la suprema dadora de la Ilusión. La antiquísima y grandilocuente taumaturgia, y su profusa heredad, quedan como un juego de niños ante el poder mágico de Globomojón. David Copperfield es un niño de pecho ante el engendro diabólico creado por los señores, otrora testaferros del Gocho Carlos Andrés Pérez.
Necesariamente tendríamos que hablar de la matemática particular, creada y practicada por Globomojón. Tulio Álvarez, egresado de la Universidad globomojonérica, en Matemática Pura, nos dio una lección de densa sabiduría en el manejo de las proyecciones y resultados del referéndum. El renombrado abogado utilizó un álgebra inventada y probada en Globomojón. La nueva lógica creada por los viejitos sabihondos, a cuya cabeza está el señor Ravel, es simple: 1 es más que 5, por que el 5 es la ilusión del 1 y el 1 es la ilusión del infinito. ¡Cachú!
La lógica del 1, 5 Cachú, sobre la cual está encaramada el nuevo concepto matemático de Globomojón, y que es ahora la matemática de la oposición, cada día más marchita; una vez más ha sido utilizada en toda la campaña de este ilustre descendiente de matemáticos globomojenéricos. Pero el cierre de oro nos ha sido entregado en la jornada de ayer. Globomojón nos anuncia con pitos y timbales que más de un millón quinientas mil personas acompañaron al globomojonérico en su cierre de campaña.
Haciendo uso de su matemática, Globomojón realiza un entrecruzamiento y un montaje de montajes, y sus cámaras se convierten en un festival de ilusiones. El ochenta por ciento de las imágenes que exhiben son imágenes de aquella marcha fatídica del 11 de abril del 2002 cuando tumbaron el gobierno por 47 horas. Las escasas 30.000 personas en su mayoría pagas, por el dinero del imperio, fueron convertidas por la lógica del 1,5 cachú en 1.500.000 manifestantes.
Pensamos conveniente que todo nuestro Pueblo vuelva a ver con detenimiento esas imágenes, con las cuales Globomojón pretende seguir confundiendo a los pocos adeptos que todavía le quedan a la oposición. Y más allá de su matemática, crecen en el desparpajo, la noche de ayer, invitaban a sus partidarios a ver por Globomojón las imágenes que no pudieron ver por estar, según ellos, en la marcha.
Nos vemos en la madre de todas las concentraciones, este domingo 26-11-2006 en Caracas.
“Donde ruge León no hay Burro con reumatismo”