En este trabajo de investigar y vivir metido en hemerotecas, bibliotecas y viejos archivos, tragando más polvo que cucaracha albina, he encontrado verdaderas perlas que cualquier fiscal de Ministerio Público pudiera usar para emprender un ejemplar proceso judicial para ese vil y mafioso pérfido del Marcel Granier. Pero Marcel en esa larga práctica de abusos, de dominio casi total que aquí tenía sobre los gobiernos, sobre el Poder Judicial, sobre los medios, etc., se habituó a reírse de la Constitución, de la leyes, de todo el mundo. Lleva, al igual que Federico Alberto Ravell, ocho años batiendo la panza con esa, su risa mimética, diabólica e histérica contra el Estado, contra el pueblo. Él todavía no había sacado algunos recursos y secretos que tenía bajo su ancha capa y bajo su ancha manga. Al fin los echa para afuera, y el que ha venido a pagar es el maricón Insulza quien está reculando y ahora exclama: ''Lo que he expresado es una preocupación y mi esperanza de que el caso no ocurra''. Que no ocurra la violación de la libertad de prensa y el cierre de RCTV.
Invito a todos los lectores a que analicen con sumo cuidado el siguiente artículo de Rodolfo José Cárdenas, y midan la profundidad de los inmundos negocios en que Marcel estaba desde entonces metido.
Coño, por el amor a Dios, cojan y detenga de una buena a vez a ese miserable super Al Capone:
Nº 344 RESUMEN, 8 de junio de 1980.
Rodolfo José Cárdenas
Un simple artículo de prensa en una revista muy importante como RESUMEN, adonde se escribe lo que otros callan y donde se publica lo que otros medios silencian, dio pretexto a todo un “show” confabulado para aplastar una opinión libre, referida fundamentalmente al hecho concreto del “Sierra Nevada”. Como centro de dicho “show” confabulado aparece el Dr. Marcel Granier, hábil empresario de la T.V. y de la prensa escrita, primera figura en Radio Caracas Televisión y segunda importante figura en el “Diario de Caracas”, dirigido por Diego Arria.
Ejemplifique en la conducta de algunos medios en relación caso “Sierra Nevada”, lo que no puede hacerse sin que el partido de gobierno tome nota de lo sucedido. Dije que un partido de gobierno en esas condiciones tendría que pelear o hacer las paces, so pena de estarse suicidando. Al respecto ni añado una coma, ni se la quito, ni la modifico. No se requiere ser analista para entender este dilema necesario. Lo que no dije por ningún lado es que habría que estatizar la televisión, ni acosar a los medios violentándole su absoluta libertad dentro de la Ley, libertad por la cual quien escribe, ha pasado años de cárcel, y si los tiempos volvieran a ser difíciles probablemente volvería estar en la cárcel.
Mi artículo anterior no hubiera tenido resonancia especial si no existieran algunas circunstancias en el momento actual. Si Radio Caracas Televisión hubiera seguido disfrutando de los contratos del Hipódromo Nacional sin pagar un centavo; o si no estuvieran planteadas algunas reformas del Reglamento de Televisión que corrigen abusos en la propaganda de licores y cigarrillos –reglamentaciones tímidas porque en la televisión americana, que tanto nombran, existe prohibición total de propagandizar en T.V. cigarrillos y licores-; o no estuviera el Congreso Nacional discutiendo el artículo 10º del Proyecto de Ley de Educación; no hubiera el doctor Marcel Granier capitaneando una campaña llena de impropiedades, utilizando tendenciosamente a todo el mundo, desde el señor Ministro de Información pasando por el ex Presidente Caldera, hasta el propio Presidente Herrera. Y no le hubieran metido al gobierno un viaje de “noticieros” que son el ejemplo de lo que un noticiero no debe ser. Un noticiero es el que da noticias no el que hace campañas de propaganda política.
Tienen el derecho de criticar todo lo que quieran. Pero no de engañar al pueblo haciéndole creer cándidamente que le están dando noticias cuando le están inyectando propaganda política y posiciones comprometidas.
El doctor Marcel Granier capitaneó una campaña como si yo hubiera propuesto la liquidación de un régimen mixto de los medios televisivos. Muchas veces he dicho y repetido que lo importante no es tanto quien tiene las acciones como quien hace las programaciones. El Estado puede hacer buena televisión y los particulares pueden hacerla mala. Y exactamente puede suceder al revés. Pero ni los gobiernos adecos, ni los gobiernos copeyanos han hecho una televisión primordialmente distinta y superior a la privada, salvo el Canal 5 que ha procurado y procura logros superiores de televisión.
Todo lo contrario. Yo me opongo al monopolio del Estado en casi todas las actividades, y concretamente en la posesión de medios de televisión, no sólo por el riesgo de que la pasión política abuse de tales canales, sino porque creo en la competencia. Pero así como estoy en contra del monopolio estatal de la televisión estoy también en contra del monopolio privado de la televisión en manos de grupos tan emparentados por el dinero, por la sangre, por la clase, y demás intereses creados que eliminan la competencia. Yo creo en la competencia. No creo que el Estado debe eliminar a Radio Caracas Televisión y a Venevisión, sino todo lo contrario, que deben abrirse oportunidades para nueva gentes de diferentes signos e intereses en distintas plantas de T.V., para que opere la competencia como motor de perfeccionamiento humano. No quiero un solo canal de televisión en Venezuela. Lo que necesitamos son cuatro, cinco, diez plantas de televisión competitivas.
Así como muchos universitarios comunitas viven hablando simplezas de la Unión Soviética, pero cuando uno les propone que pongamos en vigencia en Venezuela un sistema de estudios universitarios como el ruso, inmediatamente se acoquinan, también les pasa a muchos capitalistas venezolanos. Viven tomando Estados Unidos de modelo, pero cuando uno dice que imitemos lo positivo de la reglamentación de la televisión norteamericana, también se aterran. En USA la televisión llena cometidos superiores a los que llena en Venezuela. En nuestro país no tienen tanto la culpa las plantas sino primordialmente los gobiernos que han presidido al país desde Pérez Jiménez. En Estados Unidos la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) ha revocado más de dieciséis licencias a plantas abusadoras; y que yo sepa en Venezuela todavía ninguna.
Da la impresión de que este gobierno de promoción cultural quisiera hacer algo. A eso es a lo que Marcel Granier teme, no a un artículo corriente escrito por mí. Ojalá el Ministerio de Comunicaciones (un contrasentido, debería ser el de Información) estudie las reglamentación beneficiosa para el pueblo, que garantice un auténtica competencia. Para que ninguna planta privada de televisión tenga su “lista negra” de personas censuradas; ni para que los hechos se canalicen o se sublimen de acuerdo a intereses secundarios. A uno le gustaría participar en la competencia para mejorar un medio tan importante para el pueblo, que no solamente debe ser negocio, sino que en definitiva es el más importante de los servicios públicos, como que toca a la salud física, moral, intelectual y espiritual del pueblo venezolano.