Hoy, cuando precisamente deploramos y enérgicamente protestamos la manera aberrante, indigna y carnicera como una vez más, bajo los ya infaltables argumentos sobre la justicia y la libertad, han hecho de la ejecución de Sadam Hussein un nuevo e ideológico show mediático con el sólo hecho de promover apologéticamente la manera misma como este personaje, bajo los auspicios y el correspondiente apertrechar militar del gobierno imperialista norteamericano, gobernó y “disolvió” a todos aquellos que lo adversaron. La ejecución de Sadam jamás tuvo por cerca la intensión de dar justicia o enmendar crueldades; bestialmente se requería de la ya emblemática y publicitada sangre de éste para prácticamente “invertirla” y sacarle provecho en la disgregación y desmembramiento tanto para los iraquíes como para el resto de los pueblos musulmanes en posesión del petróleo. Gracias más al video y su difusión, en el marco de una cobertura occidental asombrosa, ciertamente se aseguraron que estos salvajes planes alcanzaron sus objetivos, el repunte de la violencia étnica.
Precisamente el año pasado la sociedad zuliana en pleno fue asaltada por un “monstruo” que, como todo buen monstruo, era visto simultáneamente en varias partes a la vez. Hablo del aun recordado Pocaterra, violador y asesino de mujeres; el cual a través de un supuesto periodismo investigativo se nos presentaba un poquito más feo y terrible que el propio y holliwoodense Fredy Cruber. El tratamiento dispensado por los medios a este individuo fue tal que frecuentemente oí relatos de algunas que aun hiperventilando relataban como habían estado a punto de ser violadas o violados. La cobertura hecha de éste fue tal, y no exagero, que todo el mundo se creía con preparación para hablar técnicamente de sus psicópatas aberraciones, incluso se ofrecería una millonaria recompensa para ya saben qué. Con la captura de su cómplice, precisamente en otro estado se realizó su aprehensión. Pienso que todo ser u organismo viviente en el Zulia quedó notoriamente impactado con el traslado del sujeto. Igualmente a muchos trastocó el aparentemente fiero rostro y descamisado cuerpo de este violador y asesino; pero definitivamente a quien más trastocó fue al propio Pocaterra quien, aparentemente, se creyó todo lo que de él se decía, y ante la nada candida pregunta de una periodista, escogió precisamente la forma como sanguinariamente moriría. Sólo basto una hora en el centro de reclusión para que se inmortalizara lo que muchos le deseaban. Los mismos reclusos, que sólo lo conocían por las noticias y a los cuales había retado a través de ellas, acabaron sanguinariamente con él, al menos algo así, y a lo Stephen King, narraba en technicolor un periódico los últimos momentos del otrora temible asesino; además de una reseña bastante completa y explícita de la forma cómo, con qué y por dónde le habían hecho lo que le hicieron. Y, como no hay que dejar nada a la imaginación cuando se trata de cumplir con el “sagrado” derecho de informar, el reportaje era acompañado por una fotografía que, aunque “púdicamente” borrosa, dejaba ver claramente como habían conseguido las autoridades el cuerpo degollado.
Como en algunas ocasiones “el buen periodismo” parece ir de la mano de lo que parece ser la morbosidad e inclusive la subliminal apología e incitación del delito, al igual que en el caso de Sadam, las fotografías del cuerpo en la morgue y como fue encontrado en la celda, además de un video de cómo, incluso, fue sodomizado y degollado, aparentemente registrado por uno de los reclusos con un teléfono de esos que traen incorporado cámara y video; hoy en día es común que aun algunos, incluyendo niños, continúen ensuciándose la mente intercambiando estas imágenes vía Internet o a través de los mismos teléfonos celulares.
Ahora bien, la hoy recogidita RCTV durante toda su historia a mantenido por costumbre, en la competitiva y salvaje disputa por el rating, la desvergüenza de acaparar mercados a través de las manipulaciones que su mismo espectro alcanza. Más de una vez ha sido cerrada por algunos días por que se les “chispoteó” una peliculita de cuatro pornográficas “X” y sin embargo, a pesar de las continuas inconformidades de importantes sectores la sociedad, incluyendo la propia iglesia, ha logrado la renovación irresponsable de su concesión. El reconocido cineasta Michael Moore en su película Bowling for Columbine (la cual humildemente recomendamos sea transmitida por el canal del Estado) recoge de manera magistral la forma como los medios de comunicación social han influido significativamente en el reconocido aumento de la violencia en los EEUU. Canales como RCTV, siguiendo el mismo estilo y fin ideológico que sus pares norteamericanos, no menos que en su historia se han dedicado ha mantener permanente incitación, culto a la violencia, y propagación del sexo irresponsable, a fin de enfermar a una sociedad que posteriormente no se vería inconforme ni alarmada por sus aberrantes formas de comunicar, informar y entretener. El espiral de violencia desarrollada no sólo por este canal, sobre todo mediante sus espacios de información y de opinión, conviene urgentemente ser abordados críticamente por todas las organizaciones sociales del país. Lo que hoy está en juego y en búsqueda no es el cierre de un canal, el cercenamiento de la libertad de opinión, la violación de los tratados internaciones y de los derechos humanos; es el asumir con responsabilidad la soberana potestad de construir una sociedad mejor, que no encuentre goce, satisfacción o estereotipos de su misma negación y aniquilación.